Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

16 Nov, 2020

El hacha anticorrupción de López Obrador

 

 

Si el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, utilizara contra el crimen organizado la violencia que usa contra la corrupción empresarial, hoy, los cárteles delincuenciales serían unas organizaciones marchitas.

En su lucha contra la corrupción, el primer mandatario ha descubierto que muchas actividades empresariales están aceitadas con corrupción.

Lo que no entiende es que esas prácticas deben ser erradicadas con bisturí, pero el Presidente usa un hacha que no corrige, sino que  destruye.

El ejemplo más reciente es la iniciativa de ley para eliminar el outsourcing.

El diagnóstico hecho por la 4T es verdad, en principio. Hay organizaciones y empresas que utilizan el outsourcing para abusar de los trabajadores; les quitan prestaciones, no les aportan a sus pensiones, etcétera.

Junto con ellas, hay muchos ejemplos, más que los primeros, donde el outsourcing es un apoyo para las empresas y permite la creación de miles, tal vez millones de empleos, con los salarios y prestaciones adecuadas o que marca la ley laboral.

En lugar de usar un bisturí para erradicar las formas abusivas del outsourcing, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador saca su hacha anticorrupción y quiere destruir toda esa práctica, la mala y la buena.

Esa misma estrategia usó contra los fondos y fideicomisos públicos. Sin duda, había corrupción, opacidad en algunos de ellos, pero en lugar de corregir los vicios, se arrasó con todos.

Y así lo hizo con el aeropuerto internacional de Texcoco; en lugar de erradicar la corrupción, que sin duda había, acabó con todo el proyecto.

Lo hemos visto también con el establecimiento de empresas. Hubo permisos y autorizaciones que se obtuvieron con la extorsión de funcionarios públicos hacia las empresas. Pero en lugar de corregir esa práctica, se pone a votación popular los proyectos y se acaba con todos ellos. Ya lo vimos en Constellation Brands y en la planta de amoniaco en Sinaloa.

 

  • En la otra cara de la moneda vemos al Presidente de la República liberando a Ovidio Guzmán en Sinaloa, saludando a la abuela del delincuente, madre de otro delincuente, El Chapo; lo vemos tolerando la corrupción de sus descendientes, de su hermano y de sus colaboradores, como Manuel Bartlett,  Ackerman y muchos más que logran que este gobierno esté manchado por la corrupción.

Lo que AMLO ha creado es una realidad con unos cárteles florecientes que han hecho de éste el año más violento en la historia moderna de México; frente a ellos, una inversión desplomada y muchas empresas privadas en serios problemas, no sólo por la pandemia, sino por las prácticas antiempresariales de un gobierno que en el caso de la IP corrige los vicios con hacha.

La filosofía de este gobierno es clara, combate la corrupción con un hacha, en el caso del sector privado y trata con guante de seda la corrupción al interior de su gobierno y al crimen organizado.

Contra el sector privado, el hacha anticorrupción; contra la delincuencia, abrazos, no balazos.

 

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