Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

12 Dic, 2020

Banxico, en riesgo por un interés

¿Cuál es el motor que pone en riesgo la reputación del sistema financiero nacional a través de una reforma al Banco de México? ¿Quién se empeña en que el banco central sea obligado a aceptar dólares en efectivo? Unos creen que el origen es la voluntad del senador Ricardo Monreal, quien quiere someter al banco central por ego. Otros ven una jugada a varias bandas para minar la autonomía del Banco de México utilizando como caballo de troya la gestión de las reservas. Y unos más consideran que se trata de una gran confusión bien intencionada que busca ayudar a los emigrantes.

Ayer, en diálogo con la Comisión de Hacienda y Crédito Público de la Cámara de Diputados, Alejandro Díaz de León, gobernador del Banco de México, estableció lo más claro que pudo cuál es dicho motor al afirmar: “La problemática observada está presente en algunas instituciones financieras particulares que deben resolver esa problemática mediante el restablecimiento de operaciones de corresponsalía y no obligando al banco central a comprar lo que ellos no pueden distribuir”. Es decir, los senadores antepusieron el interés de uno o algunos particulares que han perdido la confianza de sus corresponsales cambiarios y no pueden colocar sus dólares.

Hay pocas instituciones bancarias cuyos dueños tienen la capacidad de cabildear e impulsar una reforma de ese calibre, en la que se socializan los riesgos a favor de su rentabilidad. Lo más paradójico es que los legisladores que la impulsan pertenecen al partido de una administración que se ha quejado múltiples veces de que en el pasado se socializaron las pérdidas y se privatizaron las ganancias.

 

26 AÑOS EN ENTREDICHO

En sus 26 años de autonomía, el Banco de México ha construido una enorme fortaleza institucional que le ha permitido a nuestro país enfrentar dos crisis enormes  —la de 2009 y la de 2020— con solidez en el sistema financiero, con reservas internacionales cuantiosas y, sobre todo, con mucha credibilidad internacional, que es una de las divisas más valiosas en momentos complicados.

A lo largo de más de dos décadas, tanto los presidentes como los legisladores han sabido resistir la tentación de intervenir en la vida del Banco de México, lo que contrasta con lo que ha ocurrido en otros países emergentes como Argentina o Turquía.

Las cifras reflejan que los dólares en efectivo de los paisanos apenas representan el uno por ciento del monto total de las remesas y es lógico considerar que pocos sean los que se atrevan a regresar a México con miles de dólares en los bolsillos, dadas las extorsiones y robos de los que son objeto cuando vuelven. Otro lugar en donde se acumulan los dólares en efectivo es en el sector turístico, sin embargo, ese parece ser el menor de los problemas que enfrentan las empresas de ese ramo en el contexto del covid-19. Las cifras de divisas de visitantes internacionales que dio a conocer el Inegi muestran que tan sólo en el mes de octubre cayeron 52 por ciento.

La evidencia muestra que se trata de un interés particular que, además, no emana de la Presidencia. En la conferencia mañanera del viernes, el tema no se asomó y en la del jueves, cuando le preguntaron al Presidente, fue escueto y dijo: “si se aprobaron (las reformas) por el Senado y se aprueban en el Congreso, pues son reformas que deben acatarse”, es decir, lo tolera, pero no es vital para él. El problema no sólo es del banco central, es de todo el sistema financiero. Los banqueros, a través de la Asociación de Bancos de México, han sido enfáticos en su rechazo a la reforma y la Secretaría de Hacienda ha guardado un silencio penoso. Los diputados no deben permitir que un interés particular ponga en riesgo algo tan importante para el país.

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