Biden y la OMC

Cuenta la leyenda que, en el afán de destruir a la desafiante Cartago, además de destrozar la ciudad y esclavizar a sus habitantes, los romanos echaron sal a sus campos de cultivo para evitar que pudieran volver a ser sembrados. Una actitud similar tiene el gobierno de Trump, quien ha mostrado su inmensa pequeñez y mezquindad al buscar sabotear a Joe Biden, de facto, el presidente electo de Estados Unidos. En lo económico, fue el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, quien echó sal a los campos de cultivo al demandar que la Reserva Federal regrese el dinero que no utilizó en el programa para impulsar los préstamos con el objetivo de dinamizar a la economía.

En un hecho poco común, el banco central de EU le contestó al secretario del Tesoro que no está de acuerdo y que las facilidades financieras establecidas en la pandemia sirven para limitar las pérdidas para la economía.

 EL REGRESO A LA MESA

En materia de comercio internacional, Trump ha buscado dejar inservible el principal organismo multilateral en esa materia. Ante ello, la primera tarea que tendrá Biden será dar el respaldo de Estados Unidos a la Organización Mundial del Comercio que se encuentra acéfala, luego de que Roberto Azevedo renunció a la dirección general. La renuncia de Azevedo buscó darle más funcionalidad al organismo ante la proximidad del fin de su mandato, así como por el bloqueo de Trump a la ratificación de jueces de resolución de controversias, que es el corazón de la OMC. Después de un largo proceso para llegar a un consenso, los miembros de la OMC concluyeron que la próxima directora general tendría que ser la nigeriana Ngozi Okonjo-Iweala, quien fue la primera ministra de finanzas de su país y quien, además, acumula un cuarto de siglo de experiencia en el Banco Mundial. Sin embargo, hubo un miembro que se opuso: el gobierno de Trump, el cual prefiere a la otra finalista, la ministra de comercio de Corea del Sur, Yoo Myung-hee. Ante dicha situación, la OMC decidió posponer la reunión del 9 de noviembre, en la que se trataría de llegar a algún nuevo consenso.

BIDEN SIN DEFINIR

Hasta ahora Biden no ha definido su postura frente Ngozi Okonjo-Iweala como directora general de la OMC. Sería una señal predecible que la aceptara, aunque deberá maniobrar para refundar a la OMC con el objetivo de que actualice su estructura para lidiar de mejor manera con China.

El nombre del juego en el siglo XXI es el acomodo de China como una potencia global frente a Estados Unidos, país que, después de la guerra fría, quedó como potencia hegemónica. En el equipo de Biden parecen tener claro que Trump no es la causa, sino el síntoma de la incomodidad de Estados Unidos frente a China, la cual, bajo el liderazgo de Xi Jinping, se ha vuelto mucho más asertiva e incluso agresiva.

 ¿REGRESO AL TPP?

Otra de las acciones que tendrá que reconsiderar Biden es el regreso de su país al Acuerdo Transpacífico que se comenzó a negociar en 2008 y se ratificó hasta 2016. Todo para que Trump se saliera unos meses después. El tema será más urgente para Biden luego de que China, junto con Japón, Australia y otras doce economías de Asia, dieran lugar al mayor acuerdo de libre comercio del mundo.

En la semana que termina le preguntaron a Biden al respecto y dijo que en su carácter de presidente electo todavía era muy prematuro que se pronunciara. Hizo bien porque para cambiar de rumbo tendrá que hacer un enorme cabildeo tanto con republicanos, como con su propio partido, el cual tiene componentes sindicales que suelen ser resistentes al libre comercio. El camino más fácil será comenzar con respaldar y ayudar a reformar a la OMC.