Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

30 Ene, 2021

El 2007 y el futuro energético

A inicios de 2007, cuando Felipe Calderón llevaba un par de meses de gobierno después de haber ganado las elecciones, con un resultado muy cerrado, en contra de Andrés Manuel López Obrador, el tipo de cambio estaba en 11 pesos por dólar y la inflación en 3.8 por ciento a tasa anual. En Estados Unidos, Nancy Pelosi era designada como la primera mujer en encabezar la Cámara de Representantes y George W. Bush comenzaba el penúltimo año de su mandato entrampado en Irak y Afganistán.

En ese inicio de 2007, Steve Jobs presentó por primera vez el iPhone y aquel año Al Gore y el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU recibieron el Premio Nobel de la Paz. Todo ello resulta lejano, pero no remoto, muchas de las discusiones de aquel entonces son las mismas de ahora. Para bien y para mal, muchas de las decisiones de 2007 tienen sus consecuencias hoy.

Traigo a colación el 2007 porque de aquel año nos separa la misma distancia temporal que la que tenemos hoy con respecto al año 2035.

El lector se preguntará, ¿qué tiene de especial el 2035? La respuesta es que ese año marca, de manera simultánea, una amenaza y una oportunidad muy concretas para México. A partir de ese año, General Motors planea dejar de vender vehículos de combustión interna en todo el mundo. Además, tiene como objetivo que todas sus plantas de manufactura utilicen fuentes de energía renovable. Con la decisión, GM marca la pauta a los otros fabricantes de vehículos y dado que es la mayor productora y exportadora de automóviles en México, ello marca una línea de cambio específica para todo el sector. El asunto no concierne únicamente a los coches, tiene que ver con toda la planta de manufactura nacional y, por lo tanto, la matriz energética del país. La decisión de GM está apalancada con los planes y objetivos que ha planteado Joe Biden para orientar a su país a mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, Biden no está solo en su objetivo; el estado de California, que si fuese un país sería la sexta economía del planeta, también tiene como objetivo que ya no circulen en su territorio vehículos a gasolina o diésel.

Adicional a ello, Larry Fink, CEO del enorme fondo Blackrock, el cual administra en activos el equivalente a siete economías mexicanas, duplicó su apuesta para empujar a las compañías hacia una agenda verde y les pidió a los presidentes de todas las firmas que incrusten mediciones y objetivos en sus modelos de negocio en cuanto a la mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Más que petición, el mensaje de Blackrock es una demanda específica ya que al comprar mucha de la deuda corporativa que se coloca, las empresas se ven obligadas a cumplir o asumir que su costo de financiamiento va a aumentar.

El futuro inmediato se dibuja verde y, conforme los efectos del cambio climático se sigan intensificando, los objetivos en la transición energética se van a seguir adelantado, por lo que se vuelve indispensable que México deje de ir en reversa y comience a alinearse con el futuro. Es poco probable que la rectificación venga de la federación, pero la innovación no va a esperar y, por ello, es clave que las empresas comiencen a transformarse rápidamente. Muchas grandes firmas mexicanas han comenzado y están en la discusión, el reto será, sobre todo, para las compañías medianas y pequeñas. El 2035 no está tan lejano como parece y los países y empresas que no lo sepan entender lo van a padecer.

 

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