Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

6 Feb, 2021

Sube la temperatura eléctrica

En la nueva coyuntura de los cambios que se pretenden en la política energética de México la pregunta no es si habrá choque de trenes con el gobierno de Joe Biden, sino qué tan aparatoso será el accidente. La pregunta no es si habrá controversias constitucionales, sino cuántas. La pregunta no es si caerá la inversión, sino cuánto más.

 SEÑALES EXTERNAS

La poderosa US Chamber of Commerce se pronunció en contra de la iniciativa de reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, argumentando que es violatoria de los compromisos de México en el T-MEC. En su posicionamiento identifica que se trata de un patrón que vulnera la confianza de los inversionistas en México en un momento en que el país emerge de la peor recesión desde la Gran Depresión, y menciona que están listos para trabajar al respecto con el equipo de Biden. Unas horas después, la AmCham también emitió un posicionamiento en el que coincide con la US Chamber of Commerce en que la reforma va en contra de los compromisos de México en el T-MEC, y agrega que fortalece a un actor estatal lo que además contraviene la Constitución, la Ley de Transición Energética y el Acuerdo de París, además, elimina la obligatoriedad de comprar a través de subastas en detrimento del medio ambiente y, por si fuera poco, viola el principio legal de no retroactividad al revocar permisos de autoabastecimiento. Las empresas estadunidenses no están solas, la Cámara Española de Comercio estimó que, de 1999 al tercer trimestre de 2020, México recibió 17 mil 675 millones de dólares, en primer lugar de países europeos, y en segundo lugar de Estados Unidos y Canadá. El Consejo Coordinador Empresarial también estableció su postura y habló de una expropiación indirecta al cancelar esquemas de producción previos a la Reforma Energética.

Por donde se le vea, la iniciativa de reforma a la Ley de la Industria Eléctrica enfrentará una fuerte oposición nacional e internacional que va exacerbar una agenda de por sí complicada por la pandemia y las más de 160 mil muertes oficiales por covid-19, lo que se suma al enorme reto de las vacunas y la resaca de la crisis económica más grande que haya sufrido el país en su historia reciente. En ese contexto, la propuesta no es una tabla de salvación en ninguno de los problemas antes mencionados, salvo que se apueste al nacionalismo como plataforma electoral, pero tendrá un efecto pasajero. Tal parece que no se ha reconocido que aun pagando un alto costo en términos de inversión es poco probable que la reforma logre tener éxito porque al cabo de unos años, sea quien sea el próximo presidente o presidenta de México, tendrá que regresar a esquemas flexibles para que, de la mano del sector privado, el país pueda tener la capacidad energética necesaria para enfrentar la demanda de energía eléctrica con un fuerte acento en fuentes renovables.

 

 EL FUTURO SERÁ VERDE O NO SERÁ

Además del objetivo que se planteó General Motors para dejar de vender vehículos de combustión interna para 2035, Ford duplicó su inversión en vehículos eléctricos hasta el 2025 para llegar a 22 mil millones de dólares. Otras compañías también tienen una agenda ambiciosa: Volkswagen anunció en noviembre pasado que invertirá 86 mil millones de dólares en los próximos cinco años en electrificación, híbridos y tecnología digital. BMW está haciendo lo propio, así como Nissan y la nueva Stellantis, que planea el lanzamiento de 10 modelos eléctricos este año. No hay margen para que México vaya en reversa, es un país muy grande y en una posición geográfica clave, entre más rápido se entienda, menor será el costo de oportunidad.

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