Tres positivos del 2020

En muchos sentidos, 2020 fue el peor año que ha tenido el mundo en las últimas décadas. Los liderazgos políticos en México y en el entorno internacional no han estado a la altura de las circunstancias con la pandemia, lo que ha significado la pérdida de un ser querido para doscientas millones de personas, mientras que, para miles de millones, ha implicado una disminución en su bienestar económico y sicológico. Todo ello dejará una honda cicatriz con consecuencias políticas y sociales que todavía no se alcanzan a vislumbrar en toda su extensión y que, además, implican un aumento de la pobreza y la marginación. Sin embargo, el año pasado también dejó algunos destellos con elementos positivos.

El más representativo es que Donald Trump no habitará más la Casa Blanca, lo cual le da mejores perspectivas de corto, mediano y largo plazos a Estados Unidos, México y el mundo, comenzando por la estrategia para contener covid-19 en ese país. Salvo la operación Warp Speed para desarrollar la vacuna, la respuesta de la administración Trump fue catastrófica frente al covid-19, sobre todo por el sabotaje que hizo él mismo a las estrategias de su equipo, politizando las medidas, atacando a la CDC, contradiciendo a sus voceros, poniendo un mal ejemplo y diciendo cosas locuaces en conferencias de prensa como inyectar desinfectante a las personas como tratamiento. En el mediano plazo habrá oportunidad para que Estados Unidos vuelva a llenar los huecos que dejó el liderazgo de Trump, al suspender los fondos a la Organización Mundial de la Salud, al regresar a la lucha en contra del calentamiento global, en la contención de China mediante un enfoque multilateral y en fortalecer a la Organización Mundial del Comercio. El gobierno de Biden permitirá una relación más predecible para México, en la que no habrá caprichos ni amenazas súbitas, como el aplicar aranceles de no frenar caravanas migrantes. Aunque México no aparece en la agenda internacional de Biden, sin duda, el propio Biden será una fuerza positiva para nuestro país, dado que la distancia hace más factible que se puedan contener iniciativas como la de desaparecer al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) o la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), que forman parte del Tratado México, Estados Unidos y Canadá, o iniciativas problemáticas, como obligar al Banco de México a comprar dólares en efectivo, lo cual podría poner al país en una situación precaria en materia de lavado de dinero.

El segundo elemento positivo es la plataforma tecnológica que permitió desarrollar las vacunas de Moderna y BioNTech-Pfizer, mismas que utilizan el enfoque de RNA mensajero y que implica una nueva generación de tratamientos contra coronavirus y otros padecimientos. Además, dicha tecnología permite generar una capacidad de respuesta muy rápida frente a las mutaciones del SARS-CoV-2, en caso de que las vacunas ya desarrolladas perdieran efectividad, lo cual, hasta ahora, afortunadamente, no ha ocurrido con las nuevas variantes.

El tercer punto positivo que dejó 2020 en México y el mundo es que forzó a que se diera una adopción más acelerada de la tecnología, lo que incluye tanto trabajo a distancia como comercio electrónico, lo que permite más eficiencia y productividad, así como una mayor oportunidad para pequeñas empresas que se sepan adaptar al nuevo entorno. Un elemento particular de nuestro país es que el ecosistema emprendedor mexicano estaba listo y logró concretar levantamientos de capital. Un ejemplo destacable fue el de Kavak, que se convirtió en el primer unicornio mexicano, y que implica una valuación superior a los mil millones de dólares, o Bitso, que logró levantar 62 millones de dólares, entre otros. 2021 será retador, pero tendrá elementos positivos y el 2020 nos enseñó por dónde andan.