Rodrigo Pérez-Alonso

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Rodrigo Pérez-Alonso

18 May, 2022

¿Cómo dialogamos?


 

...plataformas como Facebook, YouTube y Twitter no son las causas fundamentales de la polarización política, pero la exacerban. Brookings Institution

Mientras antes se dialogaba, ahora se señala. Cuando antes se entendía al opuesto, ahora se le moraliza. Mientras en el pasado se veía fortaleza en tener puntos en común; ahora la fortaleza es buscar sus debilidades. La polarización política es un fenómeno que ha tomado cauce en democracias avanzadas como Estados Unidos y nuevas como México. Las redes sociales las han acrecentado.

Hace algunas semanas, Elon Musk, el empresario sudafricano fundador de Tesla y Paypal, ofreció comprar la red social Twitter por 44 mil millones de dólares. Con esa oferta, la más grande de la historia del mundo de las empresas tecnológicas, se desató también un debate sobre la libertad de expresión y la polarización.

En suma, algunos analistas en Estados Unidos señalaban que la plataforma era rápida en cancelar ciertos puntos de vista, mientras los opuestos (generalmente de izquierda) eran vistos con aprobación. Musk entró al debate diciendo que se necesitaba escuchar a la otra parte y no cerrar la plataforma a esos puntos de vista.

Y es que esto es justamente lo que sucede ahora. Las redes sociales, con la forma de impersonalizar al opuesto como símbolos o letras en una pantalla, y la anonimidad de gran parte de los usuarios de estas redes han fomentado la división y la falta de diálogo. Twitter, la plataforma de debate político por excelencia, incluso ha caído en una falta de control sobre los usuarios que la integran. Es más común ahora tener usuarios anónimos y cuentas falsas que usuarios reales, con nombre y apellido.

Esto se presta a que, en vez de diálogo, se hagan linchamientos y señalamientos, incluso desde los aparatos de comunicación del poder. En el reciente debate de la compra de Twitter, el propio Musk condicionó la compra de la plataforma a que se clarifiquen cuántas cuentas falsas comprenden el total de usuarios de esa red social. Musk dice que las cuentas falsas son alrededor del 20% de los usuarios totales, mientras que Twitter dice que son cerca del 5 por ciento.

El incentivo para Twitter es obvio: el poder de comercialización de su red depende, en gran medida, del número y diversidad de usuarios que la utilizan a diario. Sin embargo, en ese incentivo de comercializar las interacciones se pierde el control de los usuarios, algunos de los cuales tienen una voz muy grande en el debate político. En México, está ampliamente documentado cómo el gobierno usa esta plataforma para crear tendencias de opinión mediante cuentas falsas y hasta las propias cuentas oficiales del gobierno federal.

El fenómeno no es nuevo ni de tendencia ideológica única. En el gobierno pasado, Alejandra Lagunes, entonces jefa de Comunicación Digital, usaba ésa y otras plataformas para coordinar campañas de propaganda de programas gubernamentales y de diversos candidatos de elección popular.

Así, el ciclo de propaganda en redes sociales se convierte en notas periodísticas y, posteriormente, en opinión pública. Por ello, ante la polarización, la gran pregunta es ¿cómo dialogamos?

 

 

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