Rodrigo Pérez-Alonso

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Rodrigo Pérez-Alonso

23 Feb, 2022

El estornudo ruso


 

Un líder narcisista, sumamente calculador y sin reservas. Autócrata por naturaleza, su especialidad es lanzar cortinas de humo y desinformación, a través de medios y redes sociales, para distraer la atención. Sus deseos de volver a la “gloria del pasado”, con el gas y el petróleo como armas, amenaza la seguridad de la región. Ahora, ante la mirada de preocupación del mundo, la economía mundial está en vilo por los deseos de una sola persona, quien juega con fuego, acompañado de sus aduladores multimillonarios.

Vladimir Putin está a punto de invadir Ucrania, país vecino con mucha herencia e historia con Rusia. Las razones de esta invasión van desde los deseos de volver a la gloria del pasado nacionalista, pasando por soltar una cortina de humo con su población ante los malos resultados económicos de su país, hasta –y el más importante– asegurar la posición estratégica de Ucrania para Rusia y Europa en temas de gas y petróleo.

Y es que Ucrania es territorio sumamente importante para el paso de los ductos petroleros y de gas que vienen de Rusia hasta Europa. Alrededor de 40% del gas que recibe Europa y 25% de su petróleo proviene de Rusia a través de estos ductos. Rusia es principalmente un país productor y exportador de materias primas e hidrocarburos, produciendo alrededor de una quinta parte de todo lo que se produce a nivel mundial. Es por ello por lo que en 2014 Putin decidió invadir una parte de Ucrania –la península de Crimea–, asegurando así una posición militar importante y los ductos de gas que pasan por esa región.

Sin embargo, la economía rusa ha pasado por tiempos difíciles desde esa invasión.

Las sanciones que vinieron de diversos países y regiones, como Estados Unidos y la Unión Europea, después de ese movimiento militar le causaron serios estragos económicos –aunque mucha popularidad a Putin. Ahora el líder ruso quiere asegurar una posición estratégica para plantarle la cara a las otras grandes potencias del mundo como Estados Unidos y asegurarse mayor dependencia de Europa.

El resultado inmediato es que el mundo y los mercados están nerviosos. Hasta ayer, el precio del barril del petróleo Brent –referencia de Europa– subió a los casi 94 dólares. Lo mismo con otros precios del petróleo de referencia tanto para Estados Unidos como para México. Las estimaciones de la Secretaría de Hacienda y el Congreso del barril de mezcla mexicana lo estimaban en $55.1 dólares, cuando ayer cerró en $88.48. Para Pemex, este precio significa mayores ganancias e ingresos en las arcas del gobierno. Sin embargo, con las subidas de los precios de la gasolina y gas, el enorme subsidio que otorga el gobierno a través del IEPS se estarán comiendo cualquier ingreso adicional.

¿Qué acabará pasando con este episodio?

Putin seguramente hará malabares mediáticos para justificar una invasión, las otras potencias mundiales sancionarán con mayor fuerza a su economía, y seguiremos pagando precios muy altos de gasolina, gas y otros por un buen tiempo. El incremento de precios para la población seguirá pegando en la popularidad del Presidente y el gobierno de México.

Mientras tanto, el estornudo en Rusia enfermará a países con gobiernos improvisados como el nuestro.

 

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