Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

16 Oct, 2018

OACI concluyó a favor de NAIM, no de Santa Lucía-AICM

Integrado por 162 páginas, el análisis solicitado por Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) en 2013, cuando fue dirigida por Gilberto López Meyer, formó parte de un largo expediente de consultas, con las que el gobierno decidió iniciar la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México en Texcoco.

El documento lo elaboró (fue pagado) la Dirección Técnica de la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI-ICAO) –dependiente de la ONU para regir la relación internacional de la aviación– y se denomina: “Proyecto México/13/801: Necesidad e Idoneidad de la Solución Propuesta para el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México”, y data de noviembre de 2013.

Sería difícil, en poco espacio, citar todas las comparaciones que se realizaron para concluir que la solución de largo plazo (40 años) al crecimiento de la demanda esperada es “cerrar el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México –AICM– y construir uno nuevo en los terrenos de Texcoco”, pero sí citar la opción de Santa Lucía-AICM.

En general se analizaron 4 opciones: 1) ampliar la capacidad del AICM a la que le dan en un máximo sobre saturado aumento de 33 a 38 millones de pasajeros (que se alcanzaron el año pasado con la impresionante inversión de aerolíneas para aterrizar los mismos aviones, pero con un mayor número de pasajeros), 2) repartir el tráfico en un Sistema Metropolitano de Aeropuertos (SMA) compuesto por el AICM, Toluca, Puebla, Cuernavaca y Querétaro (que supone un sistema de transporte ágil entre estos aeropuertos y el AICM que no existe), 3) suplementar al AICM con una nueva instalación complementaria en Tizayuca (o Santa Lucía que es ahora el caso), que tendría efectos positivos para un periodo de 6 a 10 años, pero no 40 como supone una infraestructura de este tipo; y 4) construir una nueva instalación (NAIM) en el emplazamiento de Texcoco que sustituya al AICM completamente.

Del primero se descarta ante la imposibilidad de ampliar el campo de vuelos (pistas simultáneas); del segundo dice que es claro que Toluca sería la mejor opción por cercanía, pero requeriría de mayor coordinación con el AICM para regular los flujos de tráfico entre los dos que a la larga son un factor que limita la expansión de la oferta aérea y, también que se requeriría una mejora sustancial en las instalaciones actuales de aproximación y aterrizaje de Toluca.

También indica que si las pistas de un nuevo emplazamiento en Texcoco se alinearan hacia el “norte magnético”, la gestión del tráfico sería más favorable. A Puebla, Morelos y Querétaro los descarta por su lejanía.

Y cita: “En el caso de la Base Aérea existente en Santa Lucía, a apenas 24 km de distancia de Tizayuca, los despegues desde una teórica pista de vuelo alineada con el norte en Texcoco o la aproximación desde el sur, necesitaría de un diseño específico para gestionar la separación de sus tráficos –ya que la alineación de las pistas previas para este emplazamiento, cruza la de la Base Aérea–, o incluso de la recolocación de la Base, a pesar de las pocas operaciones diarias de media en SLU”.

Analiza cada opción como Tizacuya con AICM, e incluso Santa Lucía-AICM. En la página 69, el apartado 4.3.2.2.2, denominado Acondicionando uno nuevo: AICM-TIZ/Santa Lucía.

“Aunque en un principio no es parte del alcance del estudio, la Base Aérea de Santa Lucía, que se encuentra a 36 kilómetros del AICM (que se reduce si lo que se mide son espacios aéreos), es una zona despejada, con buena climatología local, con características de terreno que parecen no tener connotaciones críticas como las de Texcoco, y dispone de espacio para crecer, en principio de manera moderada.

“Las Trayectorias principales de operación son compatibles entre ambos aeropuertos (TIZ y Santa Lucía), aunque lo serían menos con un hipotético aeropuerto en Texcoco”.

Empero subraya que: “En la mayoría de los parámetros que sirven para realizar un análisis comparado entre las distintas alternativas que ofrecen los posibles emplazamientos complementarios de AICM, Santa Lucía, cuenta con argumentos fuertes como los expuestos en el párrafo anterior para ser una poderosa opción. Sin embargo, si se trata, no sólo de que ahora absorba la demanda no atendida del AICM, sino que, en un horizonte de 30 años, sea quien lo sustituya por completo, Santa Lucía puede resultar (el tachado está en el original) es claramente insuficiente”.

Aquí la pregunta que debiera realizar el presidente AMLO, sobre todo siendo quien fue electo para dirigir un país con objetivos de desarrollo de largo plazo, ¿si vale la pena seguir dando vueltas a una opción que resulta “claramente insuficiente”?, cuando el retraso de 18 años en la construcción de esta opción ha sido el factor que más nos ha elevado su costo a los mexicanos.

¿Cuál es en su opinión, tomando en consideración la información del análisis de OACI que citan tanto el presidente electo, como el secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú?, Texcoco o Santa Lucía-AICM-Toluca, donde la gestión de tráfico será el factor determinante, tanto aéreo como terrestre para contar con una opción de origen-destino (hubb) del tráfico de pasaje nacional e internacional que llega a la Ciudad de México y que podría llegar en el futuro.

DE FONDOS A FONDO

#Competencia… El colmo de un gobierno que está dispuesto a “planchar la ilegalidad”... Arturo Núñez tuvo el cinismo de decirle a la comisionada presidente de la Cofece, justo cuando le fue notificada la opinión en torno a la legislación de obra pública con asignación directa que aprobó el Congreso de Tabasco, que se consideraba violatoria de lo establecido en el artículo 28 y 134 constitucional, que “ya no podía devolverla al Congreso porque la promulgó ¡en domingo!, por ende era cosa legislada”.

Coincido plenamente con la opinión emitida por la Cofece, que preside Alejandra Palacios, de que constituye un retroceso de años en transparencia, legalidad y competencia.

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