¿Te llueven los problemas o la buena suerte? Es por la ley de la “Cascada”

De finanzas y otros demonios -
¿Cómo puedes aumentar las buenas rachas y eliminar o reducir las malas? Para lograrlo es importante conocer 4 principios básicos que causan las rachas buenas y malas por igual. Foto: Pixabay.
¿Cómo puedes aumentar las buenas rachas y eliminar o reducir las malas? Para lograrlo es importante conocer 4 principios básicos que causan las rachas buenas y malas por igual. Foto: Pixabay.

¿Te ha sucedido que llega a tu vida algo muy bueno, y a eso le siguen muchas y muchas más cosas buenas, una tras otra? ¿O te ha pasado algo muy malo, seguido de más y más cosas malas sin tregua? Si es así, no eres la única persona, es más, yo me atrevería a decir que nos pasa a casi todas, porque es una ley de la vida que las cosas buenas y las malas suelen venir en “Cascada”.

Pero, ¿cómo puedes aumentar las buenas rachas y eliminar o reducir las malas? Para lograrlo es importante conocer 4 principios básicos que causan las rachas buenas y malas por igual.

Principio #1: El crecimiento exponencial

Imagina que te vuelves muy bueno en una sola cosa, por ejemplo, te haces experto en contar chistes.

Comienzas a dar shows en lugares pequeños y así estás un tiempo practicando y mejorando. Luego te presentas en teatros medianos, y a fuerza de jitomatazos y aplausos logras perfeccionar tu talento para hacer reír a los demás. Te haces muy popular entre la gente que se dedica a la comedia, y dejas tu trabajo de 9 a 5 para dedicarte de lleno a escribir y contar chistes.

Un tiempo después, subes videos a Internet y se hacen virales. De pronto tocan a tu puerta más oportunidades de las que puedes tomar y te la pasas rechazando las menos atractivas. Sales en televisión, Netflix te da tu propio show, viajas por todo el mundo dando presentaciones.

Este es un ejemplo de que el éxito suele ser exponencial, no lineal, es decir, no crece al ritmo de 1+1+1+1, sino 1+2+4+8+16.

Sin embargo, cuidado. Como trabajas demasiado, tu relación con tu pareja empieza a decaer, te divorcias, y eso te amarga un poco la vida y hace que tus chistes suenen un poco menos graciosos. Las críticas en las redes te tienen sin dormir por la noche. Un doctor te receta pastillas, pero te vuelves adicto. Dejas las pastillas pero te da un síndrome de abstinencia muy poco frecuente que casi te mata. Tu hija mayor te saca del país para llevarte con los mejores especialistas y logras sobrevivir, pero eso acaba con tus ahorros, y para cuando regresas ya no tienes ni trabajo ni buena reputación.

Este es un ejemplo de que los problemas o el fracaso también suelen ser exponenciales, no lineales, es decir, no te hunden al ritmo de 16-1-1-1, sino -16-8-4-2-1.

Saber que cada acción tiene un efecto multiplicador puede motivarnos mucho cuando parece que nuestro esfuerzo no llevará a nada.

Principio #2: Lo que no sabes que no sabes te hundirá

Imagina que todavía eres ese comediante divorciado que sabe inventar y contar chistes como nadie. Pero no sabías que tu matrimonio no aguantaría un ritmo de trabajo demasiado acelerado, ni sabías que un divorcio público podía reducir tu popularidad.

Tampoco sabías que la abstinencia de pastillas para dormir podía tener ese efecto en ti, ni que existían seguros médicos internacionales que te habrían ahorrado millones. ¡Lo que no sabes puede salirte caro! Por eso la gente gasta tanto en educación, asesores, cursos, talleres y libros. Pero es todavía peor cuando no sabes que no sabes. A esta ignorancia de la ignorancia propia se le llama “Efecto Dunning-Kruger” (da clic aquí si te interesa este sesgo cognitivo).

Por eso Epicteto dijo: “Es imposible comenzar a aprender lo que uno piensa que ya sabe”. La clave para evitar este sesgo es mantener viva la curiosidad, tener una mente abierta al aprendizaje y tratar de dejar el ego a un lado lo más posible

Principio #3: El valor de lo pequeño

Al igual que el éxito comienza muy lentamente y luego te hace despegar en un instante hasta que estás muy arriba en el cielo, también la gente se hunde muy lentamente en el fango y luego, en un instante desaparece por completo.

Escribir un buen chiste y que algunos se rían al contarlo no llevará a nadie a ser un comediante popular. El cómico tiene que escribir nuevos chistes, y hacer reír a cada vez más gente para que vaya agrandándose la bola de nieve. Pero este éxito creciente puede no ser visible hasta que un día una llamada por teléfono lo lance al estrellato.

Así también, los divorcios no suelen ser provocados por una sola pelea, y los negocios no suelen quebrar por perder a un solo cliente. La avalancha de lo bueno o de lo malo se hace patente en un cierto momento, pero no sale de la nada en un instante, sino de las pequeñas cosas que poco a poco y con el tiempo se acumulan casi de manera imperceptible, ya sea para bien o para mal.

Una contingencia como la de Covid le pegó muy fuerte a personas que vivían al día, lo cual es una injusticia social tremenda, pero también a otros que tenían un ingreso cómodo pero que cotidianamente hacían gastos inocentes o hasta encomiables, que les impidieron ahorrar: la colegiatura privada, los gastos del coche, la ropa de marca, las salidas con los amigos, los regalos a los padres, etc.

En estos casos (no en todos, claro), la Covid fue el detonador de una espiral descendente, pero la caída se fue gestando años antes con la falta de previsión: Como llega la Covid no puedes trabajar.

Como no ahorraste en los quince años que estuviste trabajando, pides préstamos, y si no puedes pagar los préstamos se inflan los intereses, y si no puedes con los intereses te quitan tu coche, y sin el coche no puedes ir a buscar trabajo con menor riesgo de contagio, etcétera.

Este principio nos enseña los peligros de “dormirnos en nuestros laureles”, confiados en que siempre podremos navegar en un bote descuidado que no se hunde cuando está soleado, sin pensar en si el bote aguantará o no una tormenta.

Principio #4: Ochenta y veinte

Lo que trato de decirte es que mejorar tu situación en la vida no tiene por qué consistir de decisiones muy grandes, o de un golpe de suerte apantallador. Trabajar un poco pero constantemente en áreas de tu vida medio descuidadas, por pequeñas que parezcan, puede tener repercusiones increíbles… y por desgracia, seguir descuidándolas también.

Yo sé que a veces el tiempo disponible no da para planear y prevenir todo, ¡pero no temas! Hay varias áreas clave que con un poco de esfuerzo pueden mejorar casi todos los demás aspectos de tu existencia. Como dice el Principio de Pareto: el 80% de las consecuencias vienen del 20% de las causas. Esta regla es aplicable en un sinfín de situaciones. Por ejemplo, el 20% de nuestros amigos nos producirá el 80% de los beneficios de la amistad, y el 20% de los problemas nos darán el 80% de los quebraderos de cabeza. Si te interesa saber más sobre este principio, da clic aquí.

La lección de este principio es que al concentrarnos en las áreas más importantes de la vida, podremos aumentar nuestra probabilidad de evitar rachas malas, y aumentar la probabilidad de que nos sucedan rachas buenas, sin necesidad de cubrir todos los flancos todo el tiempo, lo cual es imposible.

En mi opinión, las tres áreas estratégicas que debemos atender primero son: la salud, la relación con nuestros seres queridos, y las finanzas personales. Las primeras dos difícilmente podrían ser cuestionadas: sin salud física y mental casi no podremos disfrutar de cualesquiera beneficios que la vida nos otorgue, y si estamos en constante conflicto con las personas que más nos importan, nada nos hará sentir satisfechos.

Sin embargo, con el dinero la cosa no está tan clara. El dinero solito no te da bienestar. Es una herramienta, pero como toda herramienta, puede usarse de manera óptima o no. Cuando se usa para proporcionarnos tiempo y tranquilidad puede generar buenas rachas, lo cual no suele ser el caso cuando se usa para proporcionar lujos o comodidades.

Sin tiempo y tranquilidad, ¿cómo podríamos atender nuestras necesidades físicas, mentales, emocionales y sociales? El dinero por sí solo no te hará hacer ejercicio, ni comer sanamente, ni te dará las habilidades para mantener tu salud mental, ni te ayudará a pelear menos con tu pareja, ni te dará buena reputación en la comunidad, ni te hará sentirte realizado en el trabajo que realizas, ni te dará un sentido de trascendencia. Pero con el dinero sí podrías tener más tiempo y recursos materiales para cuidar o mejorar todas estas áreas estratégicas de tu vida. El primer paso para atender esta área es aumentar tu cultura financiera. Cada minuto que inviertas aprendiendo sobre finanzas te dará cientos de frutos el resto de la vida.

Pero antes que nada, escucha tu intuición. Ella te ayudará a identificar y atender ese 20% de tu vida que te dará el 80% de bienestar.

Y a ti, ¿qué cosas te han sucedido en cascada? Cuéntame en los comentarios y ¡nos vemos el mes próximo!

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