Si esta es la cuarta transformación, ¿cómo nos fue con la economía de la segunda?

ECON 101 -
El presidente electo Andrés Manuel López Obrador ha generado altas expectativas para su futuro gobierno. No sólo por sus promesas de campaña sino también por describirlo como una “Cuarta Transformación” del país. Foto: Cuartoscuro
El presidente electo Andrés Manuel López Obrador ha generado altas expectativas para su futuro gobierno. No sólo por sus promesas de campaña sino también por describirlo como una “Cuarta Transformación” del país. Foto: Cuartoscuro

CIUDAD DE MÉXICO.- El presidente electo Andrés Manuel López Obrador ha generado altas expectativas para su futuro gobierno. No sólo por sus promesas de campaña sino también por describirlo como una “Cuarta Transformación” del país.

Las otras tres transformaciones a las que se refiere el tabasqueño son la Independencia, la Reforma y la Revolución. Sus héroes y situación política son bien conocidas, ¿pero sabes cómo se encontraba la economía del país en aquellas épocas?

Hoy hablaremos de la primera: La Reforma.

Lee todo sobre la primera transformación aquí.

La segunda transformación

Para mediados del siglo XIX México era un país con la mayor parte de su población presente en zonas rurales y dedicada a la agricultura. La principal actividad económica todavía era la minería, en especial la dedicada a la plata, la cual constituía la principal exportación y manera de hacerse de divisas para financiar las importaciones. Sin embargo, pese a su importancia para la economía y el comercio, la producción minera se encontraba estancada y falta de inversión.

El comercio era otra actividad económica importante, pero se limitaba a los puertos y grandes ciudades. En el resto del territorio la actividad artesanal era la que predominaba, con la elaboración de calzado, ropa, herramientas para el campo y la minería; actividad limitada por la falta de un mercado crediticio que permitiera invertir en su expansión.

Para la clase política era clara la necesidad de un cambio que permitiría al país desarrollarse. El problema era qué modelo se debía seguir. Previo al estallido de la Guerra de Reforma en 1858 destacan dos cambios legales que buscaban incidir en la organización económica del país: la Ley Lerdo y la Constitución de 1857.

La Ley Lerdo, el nombre con el que se conoce a la Ley de Desamortización de 1856, tenía como fin vender a particulares la gran cantidad de bienes inmuebles de corporaciones civil y religiosas, muchos de los cuales eran considerados “bienes en manos muertas”. De esta manera las finanzas públicas se sanearían al cobrarse impuestos por las ventas, se daría oportunidad a la clase media rural para consolidarse, y grandes extensiones de tierra podrían volverse productivas.

La Constitución de 1857 incidió al garantizar la libertad de ocupación y prohibir la prestación de trabajo sin consentimiento del trabajador; eliminó los tribunales económicos especiales, principalmente usados en la minería y el comercio; protegía la propiedad privada (salvo para expropiación por utilidad pública); prohibía a corporaciones civiles y eclesiásticas adquirir y poseer bienes raíces que no fuera necesarias para el servicio que prestaban; prohibía los monopolios (salva algunas excepciones); eliminó las aduanas al interior del país, liberalizando el comercio interno.

Estos cambios no se dieron de un día a otro. Por una parte implicaba cambiar la cultura económica de la sociedad, que databa de la Colonia, y un enfrentamiento por el poder entre autoridades locales y federales. Y por otra, se debe recordar que el país se sumió en una guerra civil entre conservadores y liberales de 1858 a 1961, y, posteriormente, se instauró de 1862 a 1867 el Segundo Imperio con Maximiliano a su cabeza.

A partir de la década de 1870, con la República restaurada, los cambios institucionales que se gestaron a finales de la década de los 50 se materializaron. Tras una década de guerras por el control político del país, que interrumpió las actividades productivas, la economía mexicana se reactivó, aunque a un paso similar a la trayectoria que seguía el país desde años antes.

De acuerdo con estimaciones del historiador John Coatsworth el PIB de México en 1860 era de 315 millones de pesos (pesos de 1900), mientras que para 1877 era de 456 millones de pesos  (pesos de 1900). Esto implica un crecimiento anual promedio de 2.2 por ciento.

El verdadero desarrollo llegaría con el cambio de siglo favorecido por factores externos, pero también gracias a un cambio de régimen al interior. Así, para 1895 el PIB sería de 1,179 millones de pesos  (pesos de 1900), con un crecimiento anual promedio de 5.4% desde 1877.

Texto elaborado con información del libro Historia mínima de la economía mexicana editado por El Colegio de México.

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*livm

Aclaración:
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