David Páramo

Análisis superior

David Páramo

21 Ene, 2021

Viento del norte

Algunas veces, después de ver con envidia el pasto del vecino, sólo queda disfrutar lo que se tiene y ponerse a trabajar por lo que se desea.

Es ejemplar la forma en la que la mayoría de los estadunidenses resolvió, por la vía democrática, sacudirse el populismo estridente, ése que no tiene ideas, sino frases pegadoras. Ése que ve a todo aquel al que piensa diferente como un adversario, alguien a quien se le debe eliminar o silenciar. Ése que busca afrentar a todos quienes no piensan como ellos.

Da envidia pensar que hay políticos que ven a su país como un territorio único e indivisible ante Dios, en el que todos caben. Un país se compone de millones de visiones que deben sumar para hacerse más grandes.

Joe Biden no perdió un segundo de su primer día en tratar de inventar venganzas, cobrar afrentas, hablar de los emisarios del pasado tachándolos como los culpables. Tomó la muy sana decisión de enfocarse en el futuro, saber que sobre el pasado no puede sembrarse, pero sí en el futuro para construir uno mejor.

Había quienes criticaban al ahora presidente de Estados Unidos porque no encendía las masas, no despertaba pasiones. Se ha olvidado en los tiempos recientes que se busca a un presidente que coordine los esfuerzos de todas las personas que todos los días, sin aspavientos, salen a trabajar para proveerse ellos y a sus familiares, no a un animador, no a una estrella de rock, no a un tipo que todos los días construya frases que parecen diseñadas para ser titulares en los medios de comunicación.

Biden, con un discurso estructurado (lleno de ideas y no frases mamalonas), recordó al mundo que la razón va por encima del grito. Que los argumentos terminan siendo mucho más importantes porque odiar no es rentable. Porque con el discurso de odio y de división sólo se pueden cosechar agresiones que no construyen ni suman.

El PAS sigue sosteniendo, como hace ya varios años, que México es un país en el que todos debemos esforzarnos por caber. Que si se le pone atención al discurso de odio y división, se debe estar dispuesto a perder algunos dientes.

La democracia en Estados Unidos fue atacada por un grupo de salvajes que se fue alimentando del discurso de odio que surgía desde la Presidencia; sin embargo, fueron muchos más aquellos quienes, sin aspavientos, salen todos los días a trabajar para proveer a ellos y a sus familiares.

Esos que no están interesados en seguir el juego a políticos que imaginan su nombre escrito en letras de oro en la eternidad. Esos que, sin hacer ruido, quieren vivir en un país en el que todos tengan una parte.

Ojalá la mayoría de los mexicanos pasemos de la envidia de ver cómo Estados Unidos recupera el camino por la vía democrática y busquemos un país incluyente en una nación que no esté dividida.

REMATE INVISIBLE

Los sindicalizados de Teléfonos de México llevan más de un año grillando con la amenaza de que algún día se van a ir a huelga porque no les convienen las regulaciones emitidas por el Instituto Federal de Telecomunicaciones.

Ayer, para mostrar músculo, no se presentaron a trabajar. Lo más curioso es que nadie se dio cuenta que no fueron. No se registró ni una sola afectación en el servicio, como podrán constatarlo los clientes de esa telefónica, ya que muchas operaciones están automatizadas y otras fueron cubiertas por personal de confianza.

Parecería que Francisco Hernández Juárez y sus agremiados no comprenden aquel viejo dicho que no debes faltar a trabajar porque se van a dar cuenta de que no te necesitan. Luego se preguntan por qué los corren.

Su grilla es tan frívola como tratar de culpar a la empresa por decisiones que tomó el IFT. Es comprensible que estén molestos porque, según ellos, perderían fuentes de trabajo, pero le están ladrando al árbol equivocado.

REMATE RIDÍCULO

Hay quienes tratan de hacer creer que las críticas a la nueva secretaria de Economía tienen que ver con los mismos traumas que afectan a varios miembros de la 4T. El Padre del Análisis Superior no le quitará el tiempo repitiendo esas cosas, pero sí concentrándose en dar argumentos.

El plan presentado el martes es, en el mejor de los casos, más de lo mismo. No plantea ninguna acción novedosa ni plantea ningún nuevo enfoque. Está lleno de lugares comunes y obviedades. En el menos malo de los casos, repite el trabajo que venía haciendo Graciela Márquez Colín.

 

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