Nearshoring, ¿llegó a México para quedarse?

Este fenómeno debido a la relocalización de negocios, que veíamos como un sueño, ahora se materializa y la inversión extranjera fluye de manera acelerada hacia México ¿Será que el nearshoring llegó para quedarse? 

El nearshoring consiste en mudar la producción de un determinado producto o industria a un punto más cercano al consumidor final. Esto, para abaratar costos de producción y/o de transporte, pero también con el motivo de asegurar que la mercancía llegue en tiempo y forma al consumidor final, ante un incremento de los riesgos globales. 

Pero, ¿cómo es que México llegó a beneficiarse de este fenómeno económico? Desde nuestra perspectiva, esto se debe a los eventos geopolíticos y económicos ocurridos durante la pandemia, siendo el más relevante durante este periodo la disrupción de las cadenas de suministros. 

Cuando todos se encontraban confinados debido a las restricciones impuestas en la pandemia de covid-19, la demanda de productos tecnológicos se incrementó debido a las necesidades de los trabajadores a distancia, que requerían las herramientas necesarias para realizar el home office, como computadoras, celulares y tablets. Sin embargo, el lado de la oferta se vio afectado por los retrasos y dislocaciones en las cadenas de suministro. 

Además de los problemas intrínsecos a cada una de las industrias, el transporte de algunos insumos tecnológicos críticos, como los semiconductores, que en su mayoría son manufacturados en fábricas localizadas en Asia, hasta el consumidor final resultó ser muy complicado. 

Durante el momento más crítico de la pandemia, algunas empresas que mudaron sus fábricas a Asia para abaratar costos como la mano de obra y el transporte se preguntaron si realmente esos ahorros valían la pena y si estar tan alejados del consumidor final era propicio para sus negocios. 

La conclusión a la que llegaron algunas de estas compañías fue que esta situación —a pesar de que la pandemia llegara a su fin— se mantendría debido a la lejanía geográfica con su principal mercado: Norteamérica. Además, las tensiones en distintos países asiáticos también alcanzaron puntos críticos, por lo que el pronóstico fue que se complicaría aún más el comercio en aquella zona. 

El principal socio comercial de los Estados Unidos es México y de manera natural fue que nuestro país comenzó a acoger a esas industrias que salían de Asia para reubicarse lo más cerca posible del mercado estadounidense. 

Para entender esta relación, basta con observar los datos de IED (Inversión Extranjera Directa) proveniente de los Estados Unidos, país que ocupa el primer lugar en porcentaje de participación en nuestro país con 42.7% y en un lejano segundo lugar se encuentra España, con 9.9%, mientras que en tercer lugar se encuentra Canadá con 9.1% y en cuarto lugar Japón, con 5.0% de participación. Pero esto no es todo. 

De acuerdo con el reporte sobre las Inversiones en el Mundo de 2022 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés) dentro de los países emergentes, México ocupa el quinto lugar en recepción de IED, mientras que el primer lugar de este ranking lo ocupa China. 

Otro indicador que ha ayudado a medir de manera más inmediata los efectos del nearshoring, son las empresas que operan parques industriales en la fronte norte del país, entre las que destaca la empresa Vesta. 

El precio de las acciones de esta compañía hace un año rondaba los 37 pesos, mientras que actualmente se encuentra cerca de los 60 pesos, esto significa un crecimiento mayor a 60 por ciento. 

A raíz de la pandemia se propició el auge del nearshoring y no existe ningún indicio de que este fenómeno sea pasajero, pues tanto las compañías como los consumidores finales se han beneficiado de la mayor cercanía geográfica. 

México deberá continuar aprovechando su posición geográfica estratégica y atraer a nuevos jugadores, pero sobre todo deberá de encontrar la forma de agregar valor a estas industrias para también salir beneficiado. 

Por Miguel León y Víctor Hugo Martínez