Edgar Amador

Edgar Amador

28 Ene, 2019

Elogio y urgencia del impuesto predial

 

Un impuesto debe de ser justo, es decir, la razón por la que se cobra debe ser adecuada, debe de ser equitativo, el cobro será mayor conforme mayor sea el concepto gravado. Un impuesto debe ser eficiente, es decir, no debe incentivar el engaño. Y, por último, debe  ser fácil de calcular y de recaudar. No es fácil diseñar impuestos que cumplan con esas características, por eso el impuesto predial, el que grava la propiedad inmobiliaria, debe ser (y no lo es en México) una de las bases del financiamiento de los gobiernos, especialmente en el nivel local.

¿Por qué los gobiernos deben de cobrar impuestos a nuestras casas? Porque son los gobiernos los que construyen las calles, las iluminan, las limpian y construyen la red de agua y de seguridad para que nuestras casas sean habitables. Es justo pagar un impuesto por nuestras casas: para que nuestra vivienda esté en las mejores condiciones es necesario contar con la mejor infraestructura pública posible. Eso le cuesta al Estado y, por ello, es justo cobrar el impuesto predial.

El impuesto predial debe ser equitativo. Las casas con menor valor deben enfrentar tasas impositivas menores, y las tasas deben elevarse conforme el valor del inmueble. Es difícil engañar al catastro: un contribuyente podrá ocultar ingresos, podrá inventar gastos, pero un inmueble es imposible de ocultar, su visibilidad es su principal cualidad. Esa visibilidad hace que el impuesto predial sea, también, eficiente en su recaudo y su registro. El predial reúne, si se diseña una tabla equitativa, prácticamente todas las características deseables de un impuesto.

El predial es progresivo, lo que significa que sirve para remediar uno de los males más perniciosos de las economías modernas: la desigual distribución de la riqueza.

Para la gran mayoría de los ciudadanos, la parte más importante de su riqueza se concreta en su morada. Nuestra casa es, regularmente, la razón por la que incurrimos nuestro pasivo más importante y, al liquidar la deuda, se convierte en nuestro activo más importante. Incluso, para una parte importante de los deciles más altos de la población, una parte significativa de su riqueza se concentra en inmuebles.

Gravar los inmuebles entonces implica gravar a quienes más activos tienen. El predial progresivo es una herramienta para modular la distribución de la riqueza: la recaudación proveniente de gravar la riqueza inmobiliaria puede ser usada para proveer educación y salud a los deciles más bajos de la población, o, incluso, para subsidiar la vivienda social o de clase media y baja, y así ayudar a reducir la desigualdad.

Por supuesto que es posible eludir el pago del impuesto predial, pero si el catastro es eficiente, es tan fácil como apersonarse en el inmueble y recaudar lo debido. Es decir, no es posible ocultar el objeto del impuesto, no podemos llevarnos nuestra casa a una ciudad en donde los impuestos sean menores, no podemos llevárnosla a Suiza ni a las Islas Caimán. La riqueza inmobiliaria es como el amor y la tos: no se puede ocultar, y eso hace que para la autoridad fiscal el recaudo del impuesto predial sea muy eficiente.

La recaudación del predial en las economías desarrolladas representa cerca del cuatro por ciento del PIB de un país. En México, sin embargo, no cuenta más del 0.3% del PIB nacional. La diferencia es abismal. Más de diez veces por debajo de los estándares de la OECD, organización a la cual México pertenece.

La provisión de los servicios públicos, y la viabilidad financiera de los gobiernos locales, está directamente ligada a la recaudación del predial. En Estados Unidos, por ejemplo, el predial financia la educación, la seguridad de las ciudades, y la infraestructura local. Una diferencia de más de diez veces en el nivel de recaudación entre México y los Estados Unidos, por ejemplo, es una de las razones por la tremenda diferencia entre la densidad y la calidad de la infraestructura entre las dos economías.

Algo debemos de hacer, porque en México la insuficiencia del cobro en el predial ha exagerado la carga tributaria sobre otros contribuyentes, notablemente Pemex. El diseño del impuesto sobre la renta y el del consumo (ISR e IVA), si bien menores que en otros países, no tienen una brecha de un factor de más de diez veces. La coordinación fiscal en México ha subsanado la falta de recaudación del predial por parte de los gobiernos locales del país con el hermano mayor: Pemex y, como ha quedado claro, en semanas recientes, esto no puede seguir así.

 

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