Salo Grabinsky

Del verbo emprender

Salo Grabinsky

20 Jul, 2019

Reflexiones sobre empresas y familias

Éste es un “feeling” que no puedo sustentar con datos duros, sino con una serie de hechos aislados entre sí, pero cada vez más frecuentes en mis actividades como asesor de empresas familiares.

Hay nerviosismo en los dueños de muchos negocios, sobre todo, con sus hijos y posibles sucesores.

La crisis generacional que se viene gestando desde los años noventa del siglo pasado y que amainará a finales de los años veinte del nuevo milenio está llegando, a mi entender, a una etapa crítica. Me explico:

Dejo fuera la incertidumbre del mundo actual, con un nuevo régimen en el país, cambios estructurales y globales que, por supuesto, enrarecen aún más el ambiente.

  •  1.- Patriarcas adultos con edades desde los setentas que ven mermadas sus fuerzas físicas, y en algunos casos mentales y su natural declive, lo cual cambia radicalmente la dinámica

familiar.

No hay ni planeación ni una visión común de hacia dónde se espera que llegará el negocio a mediano y largo plazo. Esto provoca una tensión y un vacío en la toma de decisiones críticas, que resulta muy peligroso.

  •  2.- Por otro lado, los sucesores, muchos de ellos hermanos o primos dentro del grupo empresarial, están llegando a la madurez con hijos entrando al campo laboral y con las presiones de sus cónyuges para que les den apoyo económico o trabajo en el negocio familiar.

No existen reglas claras, empiezan los conflictos entre socios por la entrada de familiares sin existir consenso y aprobación de los demás.

Ustedes pueden imaginarse el resto de esta historia, que se está multiplicando.

  •  3.- Los nietos o descendientes del fundador (que son millennials) tienen una filosofía y actitud muy diferentes a la de sus antepasados o de otros emprendedores.

Sin hacer generalizaciones, puedo observar a varios herederos definirse como hijos o nietos de ricos, con el derecho a gozar los beneficios que les dan su apellido y status social y a obtener dinero con el menor esfuerzo.

No saben el daño que están haciendo  a su futuro al aceptar esa situación de dependencia y pasividad en vez de buscar un camino con su esfuerzo y creatividad.

Hay múltiples excepciones afortunadamente, pero subsiste este grave problema.

Estos síntomas los percibo con mayor frecuencia que en años anteriores y, en ciertos casos, incluso esto orilla a una separación entre socios y/o la venta de la empresa a terceros para evitar que se pierda todo.

Afortunadamente, también existe un planteamiento dentro de los dueños para buscar formas de prevenir, antes de que llegue el conflicto a mayores.

Ya se ha platicado entre los familiares, aún con tensiones todavía manejables y un deseo de buscar ayuda profesional.

Pienso que este fenómeno va a ser mayor a corto plazo. Va a haber cambios sustanciales en el delicado sistema de las familias–empresas y patrimonio y víctimas, pero también soluciones y continuidad en este proceso que estamos viviendo.

Les recomiendo un proceso de reflexión, seguido con una plática con su familia, para fijar un acuerdo común con el apoyo que sea necesario.

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