Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

9 Sep, 2013

Nokia

Majeed Ahmad es un periodista de origen paquistaní con más de 17 años de experiencia. Graduado en Holanda con estudios de electrónica y telecomunicaciones, trabajó para AT&T y Motorola y tuvo a su cargo la edición asiática de la revista estadunidense Electronic Engineering Times. Con ese bagaje publicó en febrero un e-book con el sugerente título Nokia’s Smartphone Problem: The End of an Icon, al que para ser perfecto sólo le faltó concluir con el capítulo que se cerró la semana pasada con la adquisición de la famosa fábrica de celulares por parte de Microsoft.

Disponible en la página Smashwords, el libro de Ahmad sintetiza 20 años de historia de una compañía que superó a Motorola y Ericsson en el mercado de la telefonía móvil porque —entre otras muchas razones— entendió el sutil significado que tendría dotar de carcasas de colores a dispositivos que hasta entonces eran una aburrida combinación de negros y grises. Le ofreció al consumidor un plus que en un principio fue visto como frivolidad: personalizar el aparato a su gusto, convirtiéndolo en accesorio de moda.

Ésta y otras innovaciones convirtieron en símbolo global a la empresa que se asentó originalmente en Nokia, poblado finlandés cuyo nombre proviene de la marta cibelina, mamífero perteneciente a la familia de las comadrejas y que está dibujado en el escudo de aquella ciudad. Ahí, en 1865, el ingeniero Fredrik Idestam estableció un molino de celulosa que creció a tal grado de volverse un polo de producción de papel y cartón, y que con el tiempo se asoció con otras plantas industriales para la fabricación de caucho y cables.

Este último giro le representó no sólo un factor de expansión al surtir a Europa del Este de la materia prima para redes telefónicas y telegráficas, sino que orientó a la compañía a enfocarse en el ramo de las telecomunicaciones, con énfasis en la telefonía móvil.

Sus primeros modelos, que datan de los años 80, contrastan con el minimalismo que caracterizó años después a la marca. El Senator, que incluía una caja con agarradera y antena, fue diseñado para usarse en auto por medio de una limitada red de antenas y tenía pila suficiente para ser portátil, aunque su peso de casi 10 kilogramos no resultaba práctico. Su creación siguiente, Talkman, estaba formada por un auricular con teclado de tonos unido a una caja negra por medio de un cordón de espiral, y era más ligero.

De acuerdo con Ahmad, Nokia ya había padecido un duro golpe con el colapso de la Unión Soviética, que fue desde siempre uno de sus principales clientes, al grado de llevarla casi a la bancarrota. Es en ese momento cuando emerge el nombre de Jorma Ollila, economista graduado en la London School of Economics, que puso la mira en el estándar GSM (Global System for Mobile) predominante en el mercado occidental y hacia el que dirigió el rumbo de Nokia, cuya dirección general asumió en 1992.

Ollila decidió que la compañía —que posteriormente se mudó a Espoo, localidad conurbada a la capital Helsinki— se concentrara en las comunicaciones inalámbricas, diseñando todo tipo de modelos para satisfacer la demanda y aportando características amigables (pantallas, menús de navegación, tonos de llamada y sistemas para escritura de mensajes SMS), que lo volvieron un competidor a escala global. En 1993 adoptó el lema “Connecting people” y un lustro después se convirtió en líder tras anunciar que ya había fabricado 100 millones de teléfonos.

La fábula de Nokia se fue apagando al no captar la señal de los nuevos tiempos. Incursionó tardíamente en el mercado de los smartphones y aunque construyó con Symbian un poderoso sistema operativo, al final terminó abandonándolo en favor del Windows Phone. Tal fue el legado del canadiense Stephen Elop, un egresado de Microsoft que llegó en 2010 a Nokia con la misión de salvarla, y quien ahora es visto como el caballo de Troya que entregó la joya finlandesa a la compañía de Redmond, con la expectativa de reemplazar ahí como CEO a Steve Ballmer.

En marzo pasado, Elop fue interrogado en un programa de televisión acerca del éxito del modelo Lumia, producto de la alianza Nokia-Microsoft. Como respuesta, con una sonrisa cínica le arrebató al conductor del programa su iPhone y lo arrojó al suelo. Más de un finlandés recordará esto como una metáfora de lo que hizo este directivo con la historia de uno de sus más venerados símbolos nacionales.

marco.gonsen@gimm.com.mx

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