David Páramo

Análisis superior

David Páramo

4 Nov, 2013

Días decisivos para Mexicana

Han pasado 38 meses desde que Mexicana de Aviación fue declarada en concurso mercantil y la juez Edith Encarnación Alarcón, al igual que su antecesor Felipe Consuelo, no ha tomado decisión o fijado postura sobre el futuro de la aerolínea más antigua del país y sus pares regionales, Click y Link.

La juez de Distrito durante un año estuvo buscando una y otra vez inversionistas para las aerolíneas sin éxito, extendiendo todos los plazos para que vividores como Iván Barona, que declaró judicialmente contar con cinco mil millones de dólares y un Mercedes 2006, o a la Sofom Fides, que presentó junto con el sindicato de pilotos, ASPA, documentos para capitalizar las aerolíneas con “kinas”, moneda del naciente Reino de Papúa Nueva Guinea.

Parecería que el único inversionista serio se presentó muy al principio y estaba integrado por un grupo de inversionistas de Ixe antes de la fusión con Banorte, que encabeza Alejandro Valenzuela.

Parecería que Alarcón entendió que nadie invertiría en Mexicana si mantenía el nivel de deuda que la llevó a concurso mercantil, arrastrando a su paso a Click, Link y la base de mantenimiento conocida como MRO. Este punto que había sido planteado por esta columna desde hace por lo menos tres años fue comprendido por la impartidora de justicia en los últimos días y de ahí que citó a los principales acreedores que se habían opuesto al convenio de acreedores presentado por Gerardo Badín, es decir, Banorte, Bancomext y el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

Este grupo se había opuesto con el principio de que ver todas las empresas como un paquete sólo haría imposible el rescate de algún activo, lo que incrementaría la pérdida que ya tuvieron que registrar en sus balances; sin embargo, establecieron que su deuda se podría pagar con la venta de la base de mantenimiento, única empresa que ha seguido operando, no obstante el concurso mercantil, para que con el producto de su venta se le pagara la liquidación a los ocho mil 500 trabajadores.

Así, durante el último mes se han reunido ante la juez los acreedores y los abogados de Nuevo Grupo Aeronáutico (NGA), sociedad controladora de Mexicana, y, según lo han declarado unos y otros públicamente, existe consenso en capitalizar la deuda de esos acreedores a fin de que MRO no tenga deudas y pueda ser vendida en el corto plazo.

Hasta aquí parecería que se trata de un asunto que está finalmente en el camino de una solución adecuada; no obstante, hay grandes deudas en torno a realmente cuáles son las intenciones de una y otra parte, lo que ha generado una gran cantidad de especulaciones que, por lo menos, deberían ser aclaradas a los trabajadores, que son los supuestos beneficiarios.

Nadie explica cuál es la cantidad que capitalizarán los acreedores en Mexicana, Click, Link y MRO, así como cuáles serán las garantías que descontarán los acreedores. Es importante tener muy claro que los créditos otorgados por Banorte y Bancomext a Mexicana estaban garantizados en fideicomisos que concentraban sus ventas. Hasta el momento nadie sabe cuánto dinero hay en estos dos fideicomisos, o el valor de los aviones de Bancomext, que algunos lo estiman en kinas.

No queda claro, tampoco, quién o quiénes son los vendedores de MRO o cómo se decidió el precio de su venta, por lo que sólo hay especulaciones en torno a cuánto recibirán los trabajadores y los clientes de Mexicana por la venta de la base de mantenimiento.

Más todavía si se capitaliza MRO; entonces podría esperarse que se dé la quiebra de las demás empresas que integraban al grupo.

Mucho más allá del optimismo que han mostrado algunos, la realidad es que este proceso de capitalización podría fracasar como tantos otros. Lanzar las campanas al vuelo como lo hicieron algunos es una muestra más de que la ingenuidad no tiene límites.

Repetición

Parecería que el estado de Hidalgo tiene una suerte de maldición en contra de la infraestructura que ha llevado, una y otra vez, a esta entidad a estar al borde del despegue como uno de los nuevos polos de desarrollo del centro del país y, de paso, sacar de la pobreza a grandes porciones de esta entidad, y de pronto todo se descarrila.

En el gobierno de Manuel Ángel Núñez la entidad se estuvo a punto de conseguir lo que sería el nuevo Aeropuerto Internacional del Valle de México. La administración estatal se hizo de los terrenos en Tizayuca para evitar especulaciones.

Sin embargo, fracasaron en su proyecto por la frivolidad del entonces secretario de Comunicaciones y Transportes, Pedro Cerisola, y la estupidez del mariguanero Vicente Fox, que, también en ese momento, no tuvo capacidad de buscar un México próspero.

Hoy estas tierras se encuentran sin utilidad con la esperanza de que algún día sirvan para hacer la terminal aérea.

Como una forma de hacer que disminuyera la oposición a la reforma energética que propuso en 2008 Felipe Calderón y que, como todas, no reformó absolutamente nada, se decidió que se construiría una nueva refinería en el país.

La mezquindad de los panistas hizo que el tema se politizara y terminara siendo mucho más caro para el estado de Hidalgo. A pesar de que había un estudio técnico de Pemex de que la mejor ubicación era Tula, el gobierno de Calderón hizo una suerte de concurso en el que sólo se registró un aumento de precio para la entidad que era gobernada por Miguel Ángel Osorio Chong, y negocios ilícitos con las tierras en Guanajuato.

Hay versiones que apuntan a que los panistas sabían que no era rentable hacer una refinería, pero lo propusieron como una suerte de tranquilizante a la negociación política. De comprobarse esta última versión, habría elementos para sancionar penalmente a funcionarios que hicieron que el dinero de los contribuyentes de Hidalgo se fuera a la compra de predios que no servirían para construir la refinería, e impulsar el crecimiento de la entidad.

A pesar de que hace unos días Pemex realizó una subasta para la construcción de la barda perimetral y los servicios de ingeniería, estarían por cancelar definitivamente el proyecto.

Habrá que estar muy pendientes, puesto que ciertamente es una buena decisión financiera para Pemex, pero ruinosa para el plan de desarrollo que en su momento trazó el hoy secretario de Gobernación para su estado.

 

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