Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

23 Feb, 2015

Banamex, Mifel, Bajío, Banregio: ¡compás de espera!

Tras el anuncio de que Manuel Medina Mora se retirará de cargos ejecutivos en Banamex a partir del 30 de mayo, abre un compás de espera interesante para la futura relación Citi-Banamex.  La salida de Medina concluiría la etapa de Banamex encabezada por Roberto Hernández y Alfredo Harp desde 1991.

Ambos, hasta hoy, continúan como presidentes honorarios y consejeros y, supongo que tras la “rudeza” con la que fueron tratados por la administración de Citi, tomarán la decisión de abandonarlo.

Decidieron no renunciar tras la salida de Arrigunaga y ahora la de Medina, para neutralizar una posible “corrida” de clientes e inversionistas que confían en Banamex-Citi, ya que la mancuerna siempre les ha dado mucha confianza. 

Lo cierto es que la relación es “muy fría” tanto con ONeill, chairman, como con Corbat, CEO de Citi, quienes tienen la expectativa de que la “toma de control” sobre la administración de Banamex y las acciones tomadas durante 2014, “rudas o no”, han convencido a los supervisores de la FED, OCC y FDIC, de que la administración tiene la capacidad de autogobernarse y gobernar, en particular, sus operaciones globales.

Recordemos que el punto medular de por qué no superó la prueba bajo la óptica de la FED en marzo pasado fue por la serie de vulnerabilidades que fueron subrayadas dentro de su modelo de gestión, estrategia de negocio y actividades globales, que aumentaban su exposición de riesgos en casos específicos, ante  cambios y variaciones en el marco macroeconómico y de mercado.

En México, el tema de gobierno corporativo, plataforma tecnológica y evaluación de riesgos sectoriales (hipotecario, petrolero), fueron subrayados junto con la relación de cuentas internacionales de clientes Banamex en Citi. 

Justamente el de Oceanografía (the gut punch para Corbat), vino a colapsar  la relación, poco usual, de una matriz global con la subsidiaria que en el peor de los años (2014), le generó poco más de 10 por ciento de las utilidades al grupo estadunidense, con todo y el impacto contra resultados de casi 400 millones de dólares. 

En comparación con sus “escándalos de corrupción o de descontrol de riesgos, Oceanografía son “peanuts” para Citi comparado con Enron, MCI, el asunto hipotecario que sólo el año pasado le costó en multas tres mil 700 millones de dólares después de impuestos, la manipulación de tasas de interés, el problema recurrente de su negocio cambiario que le costó en el primer mes del año pérdidas por 150 millones de dólares de la falta de cobertura en francos suizos.

Sólo tome en cuenta que con operaciones en más de 100 países,  y de pasar la prueba de marzo, habrá demostrado que el modelo funciona hoy, Banamex no será la excusa. De lo contrario, la Asamblea de Accionistas dirá su última palabra. Ése será el momento en que Hernández y Harp tomen la decisión definitiva de abandonar Banamex.

Por lo pronto, Ernesto Torres Cantú, es el CEO de México, forma parte del Comité de Dirección y le reporta en línea directa a Michael Corbat, un hecho que todavía marca un cambio en el trato a la principal filial externa de Citi, que no está en venta como tal, pero cuyas partes no sustantivas para el negocio de Citi pudieran facilitar la desinversión de negocios como la Afore Banamex, cuyo valor se estima en unos dos mil millones de dólares, la casa de bolsa líder en México Accival, dado que la plataforma de operación financiera y el negocio patrimonial se controla desde el Investment and Private Banking de  NY constituida tras la “eliminación” de la cultura Salomon en 2009 y, finalmente Seguros Banamex, pues desde la eliminación del clásico paraguas que mantuvo vigente la visión de Travelers, no tienen una filial específica.

De Fondos a Fondo

Hay tres grupos financieros  del llamado “tercer tier” en México, que están siendo seguidos de cerca como “objetivos de inversión”. Se comenta que su integración —de alcanzarse un acuerdo que advierto complicado—podría dar lugar a un grupo con el músculo suficiente, pero por sus antecedentes, dudo que se pongan de acuerdo.

Se trata de Grupo Financiero Mifel, que encabeza Daniel Becker Feldman, Grupo Financiero Banregio, que encabeza Alberto y Manuel Rivero, y finalmente Banco del Bajío, que encabeza Salvador Oñate.

Banregio es el que cuenta con el balance más robusto, pero ciertamente su capacidad de expansión regional y nacional es reducida. En el caso de Mifel, el aumento de capital decretado al finalizar octubre por 100 millones de pesos (más guante), ha provocado que Martin Werner (cabeza de 17 por ciento de las acciones) se oponga a una mayor dilución sobre una propuesta que desde  2011 (cuando se integró el IFC con una inyección de 25 millones de dólares equivalentes al 12 por ciento del capital y, Alberto, Cosme y Armando Torrado, con menos de cinco por ciento), no alcanza a dotarle de músculo para crecer.

Danny insiste en que puede crecer el negocio con su modelo, Werner propone la integración más amplia, los Torrado no están contentos con la dilusión y todos pusieron el grito en el cielo cuando supieron Advent International de Luis Solórzano, era el fondo con el que estaría negociando Becker para el aumento de capital. Los primeros 25 millones de pesos han sido suscritos por el grupo de accionistas duros, pero el resto, se tiene que concretar antes de mayo.

Y en el caso de Bajío, su coco al igual que Mifel está en la presión que ha ejercido siempre el índice de liquidez. Vendieron la Afore que tenían en asociación con Afirme, pero sólo les dio respiro. Salvador Oñate, quien tiene 24.8 por ciento de Bajío, Héctor Martínez Martínez con 12.8 por ciento y la familia Uribe con 17.5 por ciento, han tenido por socios a la CFI y a Sabadell, lo ha coqueteado lo mismo Banorte que Scotia, pero se resisten a vender un negocio que ha sido bien administrado por De la Cerda, pero que tiene un índice de liquidez al cierre del 2014 de 26 por ciento.

Sin que tengan un problema de capitalización, Mifel se mantienen en la “cola” de la lista en el Indice de Capitalización que emite la CNBV, con 12.33 y, por debajo de 10 por ciento que se considera sano para tener holgura sistémica, en el caso del capital básico sumando obligaciones especiales sobre activos en riesgo (es de 9.36 por ciento), lo que hace que las presiones de capital se combinen con la crítica al modelo de negocios que no propicia un crecimiento más robusto. ¿Qué cree? ¿Se integrarán?

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