Carlos Velázquez

Veranda

Carlos Velázquez

14 Jul, 2016

El aeropuerto del Bajío sufre de males producto de su éxito

Aunque los dolores de cabeza producto del éxito siempre serán menos molestos que los que provoca el fracaso; hoy el aeropuerto del Bajío atraviesa por un momento complicado debido al explosivo crecimiento en la llegada de pasajeros.

Con 1.6 millones de viajeros estimados para este año, en función de los casi 800 mil que llegaron en el primer semestre de 2016, resulta que el número de clientes ya alcanzó los esperados para 2019.

Este aeropuerto está concesionado al Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP), que dirige Fernando Bosque, que, claramente, no anticipó el buen momento por el que atraviesa esta zona del país.

Los problemas comenzaron con los lugares de estacionamiento, pero, sin duda, en Guanajuato hay una clase emprendedora muy activa que sabe aprovechar las oportunidades que surgen en el mercado.

Pronto aparecieron estacionamientos aledaños con precios por día o por medio día que obligaron al propio GAP a generar un estacionamiento anexo con menores precios.

Pero donde ya no funciona la solución de la libre competencia es en los servicios mismos que ofrece el aeropuertos y tampoco en los slots, es decir las posiciones de despegue y aterrizaje en las horas pico.

Hoy este aeropuerto, en donde por ejemplo el flujo de pasajeros japoneses ha crecido 15 veces en la última década, debido a la apertura de plantas automotrices y todos los negocios que van ligados a las mismas, servicios básicos como los baños son una “vergüenza”.

Pero no sólo eso, o para acabarla de complicar, resulta que muchos de los negocios que brindan sus servicios a los pasajeros, por ejemplo las tiendas y restaurantes, se encuentran amparadas para que GAP no pueda decidir su reemplazo.

Así es que en esta puerta al México moderno, el que sí está creciendo a tasas del 5%,  los viajeros reciben un servicio como si se tratara de un aeropuerto de cuarta.

Tampoco, hay espacios para construir salones para los viajeros de negocios e, incluso, en los estacionamientos no hay algo tan básico como máquinas para hacer pagos con tarjetas de crédito o débito. Entonces, ya han aparecido algunos políticos, como el diputado federal Miguel Salim, que están presionando a las autoridades del estado de Guanajuato, cuyo gobernador es Miguel Márquez Márquez, para que obliguen al GAP a acelerar su programa de inversiones en la modernización del aeropuerto.

El asunto está subiendo de tono y ahora también hay una petición concreta a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, cuyo titular es Gerardo Ruiz Esparza, para que obligue a GAP a modernizar esta terminal.

Aunque ya hay quienes hablan de retiro de la concesión, en realidad sólo se trata de llegar a algunos acuerdos pues hoy este aeropuerto es el noveno de México medido por la recepción de viajeros, pero también es el quinto más rentable.

El incremento de su clientela, producto del aumento de los viajeros de negocios, de placer y migrantes que van y vienen de Estados Unidos, debe ser un ejemplo del potencial que tiene México.

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