Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

21 Nov, 2019

¿De dónde saldrán los recursos?

Escribo esta colaboración, antes de la decisión definitiva de los diputados en relación con la aprobación del decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2020.

Si para cuando usted lea estas líneas —jueves 21 por la mañana— no ha habido el ansiado habemus presupuestus, más temprano que tarde lo habrá y, aun cuando el documento aprobado y publicado en el Diario Oficial de la Federación sea una ilusión debido a los montos reducidos a captar el año próximo, obligadamente tendremos el Presupuesto 2020 aprobado, a más tardar el 31 de diciembre del año en curso.

En consecuencia, tendremos un presupuesto producto de una violación desvergonzada de la Constitución, la cual, lejos de importarles a los diputados y al sedicente secretario de Hacienda y promotor de libros, Arturo Herrera, les ha valido lo que se le unta al queso y en el colmo del cinismo, han dado maromas verbales para justificarla. ¡De pena ajena!

En torno al Presupuesto 2020 y su aprobación fuera del límite constitucional, debemos decir que el problema más grave no es éste, sino la irrealidad sobre la cual está construido.

Si usted recuerda los principales supuestos de los Criterios Generales de Política Económica, la Secretaría de Hacienda planteó ahí —para el año 2020— un crecimiento del PIB del 2.0% y para la extracción diaria de petróleo, un volumen promedio de 1.951 millones de barriles.

Sobre estos dos supuestos se construyó la Ley de Ingresos y en consecuencia, también el decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el próximo año.

Como bien sabemos, a estas alturas ninguna de ambas proyecciones se cumplirá; los datos que hoy se proyectan, reflejan ya una realidad muy diferente a esa tasa de 2.0% y a los casi dos millones de barriles de producción diaria.

 

La pregunta que todo interesado en el comportamiento de la economía y su impacto en la salud de nuestras débiles y precarias finanzas públicas debería hacerse, no es otra que el título de esta colaboración: ¿De dónde saldrán los recursos? (faltantes).

Las opciones son bien conocidas —desde hace años— para todo aquel que posea un mínimo conocimiento del tema: la primera, más deuda; la segunda, elevar las tasas de los impuestos vigentes y/o crear nuevos y la tercera, recortar el gasto en el mismo monto del faltante.

¿Qué decisión tomará este gobierno? ¿Acaso piensa que saqueando el FEIP y algún otro Fondo cuyos recursos no son, en modo alguno, para tapar huecos causados por la incapacidad y desatinos en materia de gasto, resolverá el problema que se ve venir?

¿Qué pasará una vez que esos fondos queden en cero? ¿Seguirá este gobierno montado en su macho y no rectificará la equivocada ruta seguida a la fecha en materia de gasto público? ¿Acaso estarían a la espera de un milagro? Sin embargo, para que no digan que no se les dijo, con tanto dispendio y despilfarro sin control alguno con los mal llamados programas del malestar, poco margen de maniobra les queda. 

Repito pues, en esto de los recursos públicos siempre escasos, no hay milagros; por ello, dada la menor captación que se ve venir, mejor sería empezar a hacer números para determinar el monto de los recortes a realizar durante el año 2020.

¡Pobre país!

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