Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

28 Abr, 2020

¿Quién afirmaría hoy, que hay recursos para todo?

Es increíble el largo rosario de maromas verbales que hemos escuchado estas últimas semanas, cuyo único objetivo era y es, simple e infructuosamente, intentar borrar los excesos retóricos en que han caído, y seguirán cayendo, el actual gobernante y sus cercanos. Dichos excesos están, casi todos, relacionados con la supuesta disponibilidad abundante de recursos del erario la cual, por decir lo menos, fue, y es, una burda invención o fantasía barata y demagógica, carente de todo sustento. 

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¿Recuerda usted aquellos $500 mil millones de pesos, los cuales, a partir del 1 de diciembre de 2018, estarían a disposición inmediata de aquél?

Desde la más profunda ignorancia en lo relacionado con la captación tributaria y la salud de las finanzas públicas repetía, en cansada letanía, que por el simple hecho de tomar posesión se obraría cual milagro del creador: la corrupción desaparecería.

Al mismo tiempo, mientras se obraba ese milagro, él recibiría, como primer resultado, esa abultada cantidad para convertir, inmediatamente también, el país destrozado que le habían heredado en una moderna réplica del paraíso terrenal al cual entraría el pueblo bueno y sabio; eso sí, sin pagar boleto.

A esos $500 mil millones debemos agregar ortos $400 mil más los cuales, recientemente calificó como ahorro.

La verdad y la cruda y ofensiva realidad que enfrentamos desde la peor de las irresponsabilidades en la gobernación (hacernos creer que se sabe gobernar), han cobrado ya las primeras facturas.

El resultado es de pronóstico reservado, pues carecemos de los recursos para enfrentar las necesidades de la pandemia y cuestiones tan elementales como el equipamiento de hospitales y el abasto oportuno de insumos para el personal que ahí labora.

La realidad, una vez más, ha terminado por imponerse sobre la mentira y la irresponsabildiad en la gobernación.

Hemos podido constatar —a un precio altísimo—, que el simple nombramiento o la designación para desempeñar éste o aquel puesto, no vuelve al nuevo servidor público una persona capaz, mucho menos inteligente. Por el contrario, su nivel de incompetencia aparece de inmediato e implacable, sin piedad alguna.

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En los tiempos actuales, ante las medidas desesperadas y violatorias —burda y flagrantemente— de la legalidad más elemental, lo único que nos es dable concluir, es que el gobierno no tiene un cinco partido por la mitad.

La escasez de recursos que golpea hoy las finanzas públicas es resultado, lógico e inevitable, de la reorientación electorera del Gasto, con la mira puesta en la elección intermedia del año 2021 y, también, de la necedad de seguir adelante con proyectos carentes de toda viabilidad como Dos Bocas, Santa Lucía y Tren Maya, entro otros más, cuyas necesidades de estos últimos son menores en cuanto al volumen de recursos, pero igualmente absurdos.

Hoy, ¿quién en su sano juicio, con dos dedos de frente y la más elemental ética y dignidad profesional afirmaría que hay recursos suficientes para todo? ¿Sería capaz Arturo Herrera de salir a declarar públicamente que los recursos para tanto despilfarro están disponibles?  ¡Pobre país!

 

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