¿Por qué la Guerra contra las Drogas genera violencia?

Economía Real -
Con el regreso del PRI al gobierno federal, las cosas han cambiado sólo en el discurso, pero la estrategia de combate a las drogas, así como sus consecuencias, siguen siendo prácticamente las mismas. Foto: Cuartoscuro
Con el regreso del PRI al gobierno federal, las cosas han cambiado sólo en el discurso, pero la estrategia de combate a las drogas, así como sus consecuencias, siguen siendo prácticamente las mismas. Foto: Cuartoscuro

El viernes 1 de mayo en Jalisco y estados vecinos ocurrieron 39 bloqueos, 16 muertes y el derribo de 1 helicóptero de las fuerzas federales por el cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Si bien, aunque no es la primera vez que narcotraficantes atacan aeronaves de fuerzas federales, y que los niveles de violencia y homicidios por la Guerra a las Drogas en México se han mantenido casi constantes desde 2010, sí es la primera vez que un ataque directo logra derribar un helicóptero. Este aumento en la capacidad de fuego y de generar violencia no es exclusivo del CJNG, sino que es algo generalizado en los principales grupos narcotraficantes en México. Esto no es de ningún modo casual, sino que es generado por el modelo microeconómico de Guerra a las Drogas que explicaremos a continuación.

Los eventos del 1 mayo en Jalisco posiblemente fueron parte de la reacción de Nemesio “El Mencho” Oseguera, o algún otro miembro de alta jerarquía, ante su casi captura por fuerzas federales. Esta reacción por parte del CJNG no es nueva, lo mismo ocurrió en 2011, y en agosto de 2012, cuando el mismo cártel reaccionó con 22 bloqueos en Jalisco y Colima.

Desde que el gobierno mexicano inició la actual “Guerra contra las Drogas”, 28 helicópteros de las fuerzas federales (Fuerza Aérea, Marina, y Procuraduría General de la República) han sido atacadas por grupos narcotraficantes. Esto ataques se han hecho cada vez más efectivos. En 2008, 4 helicópteros fueron atacados con disparos; en 2009 atacaron 6 del mismo modo, dañando motor, rotores y puertas; en 2010 ocurrieron 14 ataques con daños en parabrisas, fuselaje y rotores; en 2011 se reportaron 3 ataques parecidos, aunque se cree que fueron más. Antes del inicio oficial de esta Guerra a las Drogas, los cárteles ya habían atacado helicópteros, aunque no de modo directo. En 2003, 2 helicópteros cayeron al chocar con cables que los grupos narcotraficantes colocan sobre plantíos de Amapola, precisamente con esa finalidad, y por el ataque a disparos de quienes vigilaban dicho plantío, en esa ocasión murió toda tripulación. En lo que va del sexenio, han sido atacadas 55 aeronaves.

En 2007 el gobierno mexicano inició abiertamente una política de ataque frontal contra la mayoría de organizaciones dedicadas al narcotráfico, siendo para ello utilizadas las policías municipales, estatales, federales y el ejército. Con el regreso del PRI al gobierno federal, las cosas han cambiado sólo en el discurso, pero la estrategia de combate a las drogas, así como sus consecuencias, siguen siendo prácticamente las mismas; muestra de ello son los niveles de homicidios a nivel nacional.

Porcentaje de muertes por homicidio, con respecto al total de muertes violentas. México 2000-2013

Fuente: Elaboración propia con datos de INEGI

La historia de la Guerra contra las Drogas puede rastrearse hasta 1909, si bien el inicio formal fue en 1912 con la Convención de La Haya de 1912 sobre Opio (Collins, 2012). Desde su inicio el principal objetivo fue eliminar la oferta de drogas (guerra a productores; decomisos, encarcelamiento de distribuidores), criminalizándose al consumo y dejando de lado cualquier otra política dirigida a contener la demanda. Los impulsores de la Guerra a las Drogas esperan que en el proceso de eliminación de la oferta, los productores tengan que destinar más recursos a las actividades relacionadas con producción de drogas, por ejemplo para ocultar sus instalaciones, flujo de dinero, sobornar autoridades, y otros gastos relacionados con preservar su seguridad física;  a la par que tendrían que hacer frente a las pérdidas por la confiscación de drogas y encarcelamiento de personas que participan directamente en la cadena de producción.

En su conjunto, esto se traduciría en un incremento en el precio de los estupefacientes, lo que desincentivaría su consumo, eventualmente reduciendo los ingresos de los productores hasta el punto en que no pudieran continuar sus actividades. Haciendo uso del esquema planteado por Becker, Murphy, y Grossman (2006) (Gráfica 1) se muestra el punto f, que corresponde al equilibrio en libre mercado, es decir sin Guerra a las Drogas. El punto w es el punto de equilibrio con Guerra a las Drogas. Como se ve, este tipo de intervención gubernamental lleva, en teoría, a un incremento en precio y una disminución de la cantidad de drogas. La diferencia entre ambos puntos son los ingresos que el productor pierde.

Sin embargo, si la demanda de drogas es inelástica (es decir, que el nivel de consumo del bien se mantiene casi igual sin importar que su precio al consumidor final tenga variaciones), los incrementos en los costos de la producción de drogas generados por la Guerra contra las Drogas pueden ser cubiertos por los productores (pues no se reducen sus ingresos ya que la demanda cae muy poco). E incluso es posible que sus ingresos se incrementen, permitiéndoles escalar su potencia de fuego hasta estar a la par del ejército.

Este hecho es una de las razones por las cuales es posible decir que la Guerra a las Drogas no logrará eliminar la oferta de drogas y por el contrario, al generar agentes violentamente competitivos seguirá generando consecuencias negativas en los territorios en que se aplique. Consecuencias que incluyen el aumento exponencial de homicidios, lo que es totalmente inaceptable. Es urgente cambiar la política global de drogas hacia una de legalización.

*gl

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.
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