José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

5 Jun, 2020

Futuro sombrío

Por primera vez en mi vida estoy sujeto a un toque de queda que las autoridades de Washington DC han decretado entre las 7.00 pm. y las 6.00 am, en un intento por contener la violencia generalizada que se ha desatado, al igual que en el resto de Estados Unidos, en protesta contra la brutalidad policiaca frente a la comunidad negra.

Desde 1968, cuando amplias zonas de esta ciudad fueron literalmente quemadas por hordas de manifestantes como reacción al artero asesinato de Martin Luther King, líder del movimiento pacífico por la igualdad de derechos para la población negra, no se había visto algo como la violencia que impera hoy.

Predeciblemente, el presidente Trump, en lugar de calmar los ánimos y restaurar la paz, ha azuzado la violencia amenazando a los manifestantes con echarles encima todo el poder policial y militar, al tiempo que retaba a los gobernadores de los estados a actuar igual que él, pues si no parecerían “un montón de idiotas.”

Queriendo mostrar una fuerza de la que carece, el lunes mandó dispersar con gases y balas de goma una manifestación pacífica en el entorno de la Casa Blanca, para que pudiera cruzar el pequeño parque Lafayette y fotografiarse frente a la iglesia de San Juan con una Biblia, que blandió sin sentido.

El liderazgo de Trump sigue cobrando vidas por su pésimo manejo de la epidemia, ya con 115 mil muertos, mientras la economía sigue en caída libre, con una tasa de desempleo, que según la Casa Blanca puede llegar al 20% de la población económicamente activa este mes.

No es nuevo que Trump incite más violencia con sus palabras. Hace casi tres años, en un discurso frente a policía uniformada, les pidió “no ser demasiado amables” al lidiar con sospechosos de delinquir, consejo que siguió al pie de la letra el oficial de policía de Minneapolis que asesinó a George Floyd hace días.

Está por empezar la temporada electoral, con el sufragio en 5 meses, en una país que va en una espiral descendente de acrimonia y anarquía esporádica en todos los frentes, lo que Trump no siempre inició, pero que ha exacerbado en todos los casos. Es necesario un cambio radical.

Las medidas para restaurar el equilibrio nacional e internacional de Estados Unidos son muchas y van más allá de la remoción del demoledor en jefe, e incluyen correr del Congreso a los sicofantes dedicados a lamer las suelas del presidente, como si fueran lacayos y no miembros de un poder autónomo.

La ineptitud de Trump ha sido evidente desde hace muchos años, pero como presidente de Estados Unidos ha hecho un daño mayúsculo a su país y al ámbito internacional, donde su liderazgo ha desaparecido dejando ominosos vacíos que se llenarán y no necesariamente con algo mejor.

El futuro estará determinado por la confluencia de cuatro crisis en Estados Unidos: la pandemia asesina, el derrumbe económico general, la violencia racial frente a la rudeza del poder público, y una creciente inestabilidad mundial, caracterizada por la implosión en la globalización y liderazgos autoritarios y/o fracasados.

¡Escenario aterrador que nos afectará a todos!

 

*Consultor en economía y finanzas en Washington DC y catedrático en universidades de México y Estado Unidos.

Correo: <aquelarre.economico@gmail.com>

 

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