A 25 años del terrible error de diciembre

CIUDAD DE MÉXICO.- Uno de los golpes más fuertes que los mexicanos han experimentado en las últimas décadas, ocurrió cuando en 1992 el Diario Oficial de la Federación decretó que el 1 de enero de 1993, llegarían nuevas monedas y billetes, los denominados “Nuevos Pesos”.

En aquel entonces, la medida en México no era fácil de comprender, ¿por qué la necesidad de un nuevo sistema monetario?

Para explicar su llegada se crearon mecanismos de comunicación para que, paulatinamente, los mexicanos lo “entendieran” en forma de anuncios en la televisión abierta. El recurso fue un tanto engañoso, la medida fue anunciada como una simplificación del sistema de pagos.

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De acuerdo con Sergio Negrete Cárdenas, Profesor del ITESO y ex funcionario del FMI, diversos factores indicaban un futuro “prometedor” para México: la entrada a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE); la llegada del Tratado de Libre Comercio, e incluso el arribo de los nuevos pesos.

Pero en 1994 la devaluación del peso enmarcó el reluciente cambio monetario.

Algunos sectores tenían la certeza de la llegada de una crisis desde 1992, el nuevo peso desde ese enfoque, pudo ser también un aviso.

El resultado de años de contener una inflación que debía explotar en algún momento, ocurrió justo en el sexenio de Ernesto Zedillo. Si no lo recuerda, le dejo uno de tantos comerciales, verdaderas joyas que poco -o nada- pintaban el panorama que estaba por llegar:

Con el spot: “Nuevo Peso, más práctico y más sencillo” cerraban todos los comerciales que hacían énfasis en remarcar que esta decisión simplificaría la vida de todos. En lugar de pagar -por ejemplo-, 18 mil pesos por un producto, ahora costaría 18 nuevos pesos, pero la realidad tenía un fondo más complejo.

Incluso, durante 1993, los viejos y nuevos pesos convivieron en lo que el reemplazo del dinero en efectivo se concretaba.

Negrete Cárdenas, explica la llegada de los Nuevos Pesos: “Lo de quitar ceros, es algo común que hacen también los países desarrollados. Ocurrió en Francia en 1960 cuando debido al alto grado de inflación retiraron dos ceros de su moneda. En otros casos, incluso cambian el nombre de su efectivo para facilitar el cambio.

Se quitan ceros porque se hacen incómodas las cuentas cuando hay periodos inflacionarios elevados, fue el caso de México”.

México había tenido una acumulación inflacionaria ‘pavorosa’, desde la década de los setenta. Con el Pacto de Solidaridad Económica comenzó a bajar la inflación. Para el 93 la inflación estaba cerca de un dígito, casi del 10 por ciento. La medida (de los nuevos pesos) no fue necesariamente mala, fue más estética.

Aunque el anuncio de la llegada de los Nuevos Pesos se dio en 1992, fue hasta dos años después, en diciembre, cuando los estragos de la devaluación se lograron sentir con todo rigor.

El terrible diciembre

Señalado en la historia como el “Error de diciembre”, (20 de diciembre de 1994) enmarcó una riña entre Carlos Salinas de Gortari (quien salía del poder) y Ernesto Zedillo, que recién asumía el cargo.

Felipe Gazcón publicó en 2014 en Dinero en Imagen:

Para Carlos Salinas, “las 72 horas transcurridas entre el 19 y el 21 de diciembre de 1994 condujeron al desastre nacional”, y culpó a Zedillo y a su entonces secretario de Hacienda, Jaime Serra Puche, de haber manejado mal la necesidad de ampliar la banda de flotación del peso.

Acusó a Serra de haber filtrado a empresarios del país información privilegiada que el día 20 se devaluaría el peso 15 por ciento, ampliando en este nivel la banda de flotación, lo que ocasionó la corrida contra el peso.

De acuerdo con Salinas, “entre el 20 y el 21 de diciembre de 1994 unos cuantos mexicanos vaciaron cuatro mil 633 millones de dólares de las reservas internacionales”.

Zedillo y su gabinete contestaron a Salinas. En su primer Informe de Gobierno, en septiembre de 1995, explicó que “Una de ellas fue que durante muchos años un fuerte y creciente déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos se financiara con entradas de capital volátil”.

Lo que estaban por vivir los mexicanos es considerada por muchos expertos en la materia la peor crisis en la historia moderna de México.

Más que la “simplificación en los pagos” que explicaban los anuncios en la televisión, dos años antes, la situación fue más complicada: El Producto Interno Bruto cayó 6.2 por ciento; se agravó el desempleo en México; algunas instituciones bancarias y empresas quebraron; todo se vio reflejado no solo en las cuentas bancarias de millones.

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¿Una medida estética, o una premeditación de lo que iba a ocurrir?, para Negrete Cárdenas dos sucesos contrastantes, sin embargo, es algo que aquellos que lo vivieron no olvidarán.

Negrete Cárdenas dijo:

“La devaluación fue espantosa. Entre los errores que dirigieron la catástrofe está la renuncia de Jaime Serra a la Secretaría de Hacienda, el 29 de diciembre de 1994. Se nombró en su lugar a Guillermo Ortiz. Tardó mucho tiempo en llegar un plan de estabilización. Por consiguiente, llegó el Acuerdo de Unidad para Superar la Emergencia Económica (AUCEE).

Además, en diciembre se hizo pública la deuda de los tesobonos del gobierno federal. Eran 29 mil 206 millones de dólares, casi todos vencían a corto plazo, menos de un año. ¿De dónde iba a sacar dinero México para pagarlo?

Al final el FMI y Estados Unidos fueron la solución, pero de momento, fue un pánico brutal. El peso de desplomaba y para frenarlo, el gobierno de Zedillo decide reforzar el AUCEE.

Acto seguido, suben brutalmente las tasas de interés, aquellos que tenían deuda en dólares fueron aún más golpeados.

Créditos hipotecarios, automotrices y de todo tipo se hacen impagables. En ese entonces ocurrió también la privatización de la banca, hubo muchas irregularidades.

Con esas tasas de interés, terminó quebrando la banca, se tuvo que rescatar a los bancos.

Vía el Fobaproa, muchos banqueros recapitalizaron los bancos, uno de los movimientos más criticados de la época".

Una triste recepción del Nuevo Peso

Ya en contexto, la llegada del nuevo peso (pensemos en 1993 como un año en que se pagaba indistintamente con ambas monedas), fue aterradora con un marco que primero, desde lo “estético”, significó una reducción en el salario por cuestiones de sencillez. Pero ya con una crisis en puerta, la tragedia también se hizo doble, y justo por la eliminación de esos ceros.

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El sector vivienda también sufrió por la inflación y los ajustes en una devaluación de más del 100 por ciento de la moneda nacional. Los pagos de las hipotecas sufrieron ajustes que las aumentaron sustancialmente hasta hacerlas impagables para todos aquellos que veían sus ahorros escurrirse.

Aunque los anuncios y el Nuevo Peso llegaron dos años antes de la devaluación, los mexicanos experimentaron momentos difíciles en los que la tensión marcó el ritmo político y social del país.

A priori de la intención inicial la llegada de las nuevas monedas fue más grave que la sencilla reducción de ceros al momento de pagar. El golpe estaba dado.