Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

5 Mar, 2012

Cinefilia

Hamlet 2 es la típica película de culto. Estrenada en agosto de 2008 con reseñas favorables pero muy escaso éxito comercial (no recuperó ni la mitad de los nueve millones de dólares que costó filmarla), la cinta es una sátira protagonizada por el comediante inglés Steve Coogan en el papel del fracasado profesor de teatro en una empobrecida escuela pública de Tucson, que busca salvar su clase del recorte presupuestal montando una supuesta secuela musical del clásico de Shakespeare.

A pesar de contar en el reparto con estrellas de Holly
wood (la nominada al Oscar Catherine Keener y la protagonista de Leaving Las Vegas, Elisabeth Shue, interpretándose a sí misma como una actriz mainstream que termina dedicándose a la enfermería), Hamlet 2 no alcanzó la gloria de la distribución internacional y nunca llegó a México. Conseguirla en DVD es punto menos que imposible (incluso por Amazon) y en iTunes sólo aparece en la cuenta estadunidense. Por ello, resultó milagroso encontrarla como parte de la oferta en México del servicio de películas en línea Netflix. Salvo un detalle: estaba doblada al español.

Al menos en 20 años, nunca me he topado con alguna encuesta en nuestro país que haga referencia a cuál es la preferencia de los cinéfilos respecto al doblaje o subtitulado. Siempre había pensado que los quisquillosos que prefieren las voces originales éramos minoría, sospecha confirmada por la cada vez mayor cantidad de estrenos que llegan, lamentablemente, con un doblaje estándar sin la gracia del tropicalizado estilo mexicano. Un síntoma particularmente atroz en el caso de las cintas de animación en las que intervienen intérpretes consagrados; cada vez es más frecuente que no llegue siquiera una copia en inglés a las salas de la capital.

En ese contexto resulta sumamente reveladora la entrevista realizada por la reportera Gabriela Chávez a Jonathan Friedland, director de Comunicaciones Corporativas de Netflix y publicada hace una semana en este espacio. Al cumplirse seis meses de la llegada al país de la firma estadunidense, ésta reconoce que tuvo que replantear la estrategia del negocio sobre la marcha para satisfacer a la clientela nacional, que prefiere justamente el idioma original con subtítulos en español. Cabe acotar que, acorde con este cambio, ya está disponible la versión subtitulada de Hamlet 2 y de otras joyas como los clásicos de Woody Allen, cuya emblemática voz no se podía apreciar durante los primeros meses de funcionamiento del servicio.

Aunque a estas alturas pudiera parecer una obviedad decirlo, la tecnología para el entretenimiento doméstico consolidó a la industria del cine y le dio una segunda vida en una época en la que todos presagiaban exactamente lo contrario: su desaparición. Basta con recordar películas como Splendor y Cinema Paradiso, que a finales de la década de los 80 auguraban que el videocassete (¿habrá quien conserve algún reproductor en formato beta?) acabaría paulatinamente con las salas cinematográficas. La posibilidad de rentar o adquirir películas clásicas, que antes sólo podían verse si eran programadas en algún cineclub o en la televisión, dio origen a una nueva industria y estimuló nuevas plataformas que satisficieran el exigente justo del cinéfilo.

Aun sin contar con algún dato estadístico y fiándome sólo de la memoria, tiene sentido concluir que el formato Laserdisc tuvo una vida efímera por la ausencia de subtítulos y doblajes opcionales en una misma película, cualidad que distinguió a su sucesor, el disco versátil digital (DVD). La capacidad de almacenamiento de este formato permitió incluir materiales extras, como secuencias cortadas, biografías de los actores y escenas detrás de cámaras. El blu-ray y las nuevas generaciones de televisión añadieron imágenes en alta definición, 3D y vínculos a páginas de internet, que parecen augurar una larga vida aún al formato físico.

Si lo duda, sólo hay que recordar que la mayoría de las películas en la iTunes Store no cuentan con subtítulos y doblaje opcional, factor que inhibe a muchos su renta o compra en línea. Y ya está visto que cumplirle sus pequeños caprichos a los cinéfilos puede ser, más que una exquisitez, el factor que determine el éxito de una empresa.

marco.gonsen@nuevoexcelsior.com.mx