5 lecciones financieras menos obvias de la pandemia

De finanzas y otros demonios -
Esta ocasión me he querido enfocar en cinco lecciones financieras menos obvias que la pandemia pudo haber dejado en algunas personas. Foto: Pixabay
Esta ocasión me he querido enfocar en cinco lecciones financieras menos obvias que la pandemia pudo haber dejado en algunas personas. Foto: Pixabay

Es fácil encontrar artículos sobre las lecciones financieras de la pandemia, y casi todos dicen algo parecido. Por eso en esta ocasión me he querido enfocar en cinco lecciones financieras menos obvias que la pandemia pudo haber dejado en algunas personas. Empecemos: 

1. Tu gasto en educación podría ser demasiado

Hace un tiempo escribí un artículo muy polémico acerca de la educación privada. En él traté de explicar algunos mitos que rodean a la escuela. Para leerlo da clic aquí. El artículo tiene 158 comentarios, y en más de la mitad soy acusada, en resumen, de opinar sin ser mamá (aunque sí lo soy), y de estar desconectada de la pésima calidad de las escuelas públicas de hoy en día. Sin embargo, las cifras son contundentes.

Hay pocas diferencias entre la educación privada y la pública. Lo que sí hace la diferencia en el desempeño académico de los niños, numerosos estudios confirman, es la cantidad de libros en casa. ¿Significa esto que debo comprar toda la librería y ya está? ¡No! Significa que el tipo de padres que compran y guardan libros otorga a los niños un ambiente intelectual más enriquecedor.

La conclusión es clara: no puedes educar a tus hijos solamente con dinero. Necesitas convertirte en el tipo de persona que valora el aprendizaje y lo comparte con ellos. Si tú no lees, ellos no lo harán. Si dices que te importa la educación pero no lo demuestras en tu día a día, ellos seguirán tu ejemplo, no tus palabras. No está mal en sí pagar una colegiatura, pero no vale la pena si lo haces creyendo ciegamente que por eso tus hijos tendrán éxito, ni tampoco si la escuela privada te impide pagar tus deudas, ahorrar y contribuir a tu retiro. 

Ahora preparen sus ataques filosos porque hoy le echo más sal a la herida. Durante la pandemia muchos han notado algo más en las clases en línea de sus hijos: que la educación es solamente una pequeña parte de la escuela. Es algo que quienes practican la educación en casa (los llamados homeschoolers) ya sabían. Ellos cubren el currículo de la SEP para el día en solamente una hora. Es decir, que de las seis horas que pasa tu hijo en la escuela, solamente se necesita una para el conocimiento académico. El resto de su jornada es una mezcla de servicio de niñera, adoctrinamiento, socialización y entrenamiento para seguir instrucciones sin chistar: todo esto a la velocidad del niño más lento del grupo. 

Así, muchos padres se desesperan cada día al presenciar las dos horas de clase en línea y sus resultados: el pase de lista, las rayas al cuaderno en rojo, el título de verde, el texto con negro, y lo subrayado en azul, todo para aprender solamente que los animales ovíparos salen de un huevo. Y luego vienen dos horas más de hacerle al niño la maqueta de un huevito en eclosión porque la maestra parece no saber que a los cuatro años el niño no puede todavía hacerlo por sí mismo. Así que la pandemia no es mal momento para reconsiderar ese oneroso pago de colegiatura. 

2. La distancia de tu casa al trabajo o la escuela sí importa

Desde la pandemia veo a un montón de gente haciendo ejercicio o jugando con sus hijos en la calle en las tardes. Si bien es cierto que muchas personas tienen tiempo adicional porque perdieron su empleo, también hay otras que están descubriendo que su calidad de vida es mucho mejor si no deben pasar una, dos o tres horas al día en un medio de transporte.

También, es posible que vean abombarse considerablemente sus billeteras al evitarse el gasto de gasolina o pasajes.  Solemos dejarnos llevar por la rutina, pero podemos aprovechar la contingencia para ver si podemos darnos una mejor vida y darle un hasta aquí a los tiempos de traslado poco saludables. Claro que no es fácil ni posible para todos: vender la casa, o rentar un espacio más pequeño cerca del trabajo, o buscar otro empleo o escuela más cercanos. Pero ahora que estás viendo los beneficios, ¿crees poder al menos crear un plan a mediano plazo para cambiar las cosas? ¿Tal vez simplemente recordar esta época para aprovechar una oportunidad de vivir y trabajar cerca si se presenta? Tu salud y billetera agradecerán el esfuerzo. 

3. Gastamos mucho para que otros nos vean

La industria de la moda está en crisis por la pandemia. Muchos han dejado de comprar ropa, pues no consideran que sea necesario estrenar si solamente los va a ver su gato.  ¿Has notado cambios en tus patrones de gasto? ¿Consideras que gastas de más para impresionar a otras personas? Hay profesiones que requieren de una buena imagen, como por ejemplo el de abogado.

Pero también es cierto que existen muchos artículos, pequeños como accesorios o grandes como automóviles, que elegimos con el único objetivo de impresionar o de transmitir un cierto estatus social. Aunque esto no es malo en sí mismo, sí te perjudica si debajo de la brillante apariencia están tus finanzas en números rojos: tus noches sin dormir por las deudas, tus días llenos de trabajo para pagar las cuentas, cero tiempo libre, nada de ahorros, etc. 

4. Salir sale muy caro

Con las medidas más estrictas de la pandemia, la billetera de muchas personas empezó a engordar y engordar. Al no poder salir, tampoco pudieron gastar en comer fuera, ni se les antojaba comprar las cosas en los aparadores de las tiendas. Muchas salidas costosas fueron sustituidas por caminatas por la colonia o el parque.

¿Sentiste que te ahogabas en casa? Quizás sí, pero tal vez también notaste que disfrutabas mucho más una salida después de estar en casa un tiempo. Lo que hacemos todo el tiempo deja de producir el mismo placer, pues nos acostumbramos a ello “de la familiaridad nace el desprecio”, dice el refrán. A este principio se le llama adaptación hedónica, y es vital considerarla en tus planes para lograr un balance entre tus necesidades y disfrute en el presente y tu salud financiera en el futuro. 

5. Lo bueno y lo malo caen en cascada

Imagina que te vuelves muy bueno en una sola cosa, por ejemplo, te haces experto en contar chistes. Comienzas a dar shows en lugares pequeños y así estás un tiempo practicando y mejorando. Luego te presentas en lugares más grandes, y después subes videos a Internet que se hacen virales y de pronto tocan a tu puerta más oportunidades de las que puedes tomar. El éxito es exponencial, no lineal, es decir, no crece al ritmo de 1+1+1+1, sino 1+2+4+8+16.

Sin embargo, las malas noticias también suelen ser así. Un día te duele el estómago por comer muchas papas y vas con el médico. Te receta unas pastillas que te impiden dormir una semana, luego te receta un opiáceo para dormir pero te vuelves adicto. Dejas las pastillas pero te da un síndrome de abstinencia que casi te mata. Los males también crecen exponencialmente. Es un principio casi biológico.

Por eso, una contingencia como la Covid le pega muy fuerte en sus finanzas a personas que ya de por sí son financieramente vulnerables y vuelve millonarios a los dueños de empresas cibernéticas. Es un ciclo que empeora exponencialmente, y que quizás empieza por algo pequeño. Digamos que entre pagar la colegiatura, los gastos del coche (para viajar dos horas diarias al trabajo), la ropa de marca y las salidas con los amigos no te queda ni un peso para ahorrar. Como llega la Covid no puedes trabajar. Como no tienes ahorros pides préstamos, y si no puedes pagar los préstamos se inflan los intereses, y si no puedes con los intereses te quitan tu coche. 

No es por ser alarmista, pero siempre es importante saber que mejorar o empeorar tu situación en la vida suele darse de manera exponencial. Trabajar en un área de tu vida, por pequeña que parezca, puede tener repercusiones increíbles… y por desgracia, descuidarla también. Hay áreas clave, como la financiera, que con un poco de esfuerzo pueden mejorar casi todos los demás aspectos de tu existencia. 

Y tú, ¿qué otra lección financiera has aprendido con la Covid?

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Jbf

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