No hagas propósitos de año nuevo, mejor termina todos tus pendientes

De finanzas y otros demonios -
El autor David propone dedicar un año completo a profundizar en lugar de ampliar, un año sin comenzar nada diferente ni amasar posesiones nuevas no necesarias. Foto: Pixabay
El autor David propone dedicar un año completo a profundizar en lugar de ampliar, un año sin comenzar nada diferente ni amasar posesiones nuevas no necesarias. Foto: Pixabay

Desde que soy pequeña me ha gustado establecer propósitos de año nuevo. A veces los cumplo y a veces no. En ocasiones los pongo por escrito y otros años simplemente hago una lista mental. Yo sé que parece un poco ñoño, pero qué les puedo decir, a mí me gustan los propósitos

Sin embargo, hace poco leí un artículo con una estrategia diferente. David, el autor, propone dedicar un año completo a profundizar en lugar de ampliar, un año sin comenzar nada diferente ni amasar posesiones nuevas no necesarias: todo un año sin nuevos pasatiempos, ni equipo, ni juegos, ni libros. En lugar de eso, en el año de la profundidad se trata de encontrar valor en lo que ya se tiene o en lo que ya se comenzó. El objetivo de este año es mejorar tus habilidades en lugar de aprender habilidades nuevas. Se trata también de consumir contenidos (música, películas, libros) que has acumulado, en lugar de adquirir más. 

En un año de profundidad, explica David, lees los libros de tu librero que no has leído todavía o relees tus libros favoritos. Tomas la guitarra arrumbada en una esquina y vuelves a practicar en lugar de empezar a tomar clases de batería. Terminas el curso de francés que ya compraste en vez de empezar a aprender alemán. Arreglas la llave del lavamanos que gotea, y la puerta del baño que se arrastra en lugar de planear una remodelación de tu cocina. 

Esto me recordó un poco la filosofía de Marie Kondo, la gurú de la organización, quien asegura que tener en tu casa objetos “pendientes”, es decir, objetos que requieren de tu atención, se convierte a la larga en una carga pesada sobre tus hombros cada que los ves. Ella sugiere deshacerse de ellos pero ¿qué sucedería si el próximo año te dedicas a explorarlos y sacarles jugo? Hay dos opciones, o descubres que los dejaste porque no son lo que quieres de verdad, o te topas con que solamente necesitabas centrarte y tener un poco de paciencia para lograr lo que te habías propuesto. 

El Internet, la urbanización, la globalización y la fabricación en serie han puesto a nuestra disposición una interminable cantidad de actividades, pero esto ha provocado que muchos de nosotros empecemos cosas que no terminamos, y que hagamos muchas cosas a medias. Si estás harto de esto, el año de la profundidad es para ti. 

Seguir con un propósito una vez que se esfuma la emoción de la novedad es un rito de iniciación fundamental para alcanzar la madurez. Muchos nos hemos vuelto adictos a esa sensación de novedad: comprarte un libro o un equipo nuevos puede parecer como un mundo lleno de posibilidades abriéndose ante ti. Sin embargo, esas posibilidades nunca se materializan porque antes de hacerlo ya hemos encontrado otra cosa nueva que perseguir.

A veces, cuando miro mi librero me imagino todo lo que podría aprender y disfrutar si me tomara el tiempo de leer los libros que están esperándome ahí, intactos, en lugar de ver videos nuevos en Youtube. ¿Se imaginan toda la riqueza oculta en un solo libro, en un solo instrumento musical, o en un solo paquete de pinturas al óleo? Pero para acceder a esa riqueza es necesario meterse de lleno y profundamente en la actividad, lo cual es imposible si tu atención e intereses están divididos en mil partes. 

El año de la profundidad requiere de paciencia, práctica y compromiso. La novedad no requiere de otra cosa que un poco de dinero extra

Muchas personas se han visto obligadas por las circunstancias a centrarse en lo que tienen y esto les ha dado resultados increíbles. No creo que sea casualidad que tantos genios y artistas hayan logrado la madurez en su arte durante el encierro, cuando no tenían otra distracción disponible. Por ejemplo, Miguel de Cervantes, el autor de Don Quijote, escribió su obra maestra en la cárcel. Otros ejemplos de creación en la cárcel son el Marqués de Sade y David Alfaro Siqueiros. Frida Kahlo comenzó a pintar mientras estaba postrada en cama debido a un accidente. Y la prolífica poeta Emily Dickinson casi no salía de su pueblo, ni de su casa. 

Con esto no trato de decir que el encierro es garantía de excelencia. Si fuera así, después de esta pandemia la mayoría de las personas se volverían genios. Pero sí es notorio que cuando no hay mil cosas distrayéndote, cuando puedes concentrarte en una sola cosa, el resultado será que avanzarás en ella. 

Estamos todavía enfrentando una pandemia, así que no veo un mejor momento para emprender el año de la profundidad como un rito de iniciación a la madurez. No comiences nuevos proyectos, termina los proyectos que ya has comenzado. Antes de comprar algo pregúntate si hay otra cosa similar en casa que yace abandonada y sin usarse. Decídete hoy a hacer del 2021 tu año de la profundidad. 

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