José Yuste

Activo empresarial

José Yuste

24 Oct, 2018

Otra advertencia de calificadoras por política energética

Es la segunda ocasión, en menos de una semana, que una agencia calificadora de deuda tiene dudas sobre la política energética del gobierno de López Obrador.

Ahora fue Moody’s la que externó su preocupación sobre la falta de autonomía que tendrían la Comisión Reguladora de Energía, (CRE), y la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH). Y tan sólo hace unos días había sido Fitch la que criticaba la viabilidad financiera que tendría Pemex, por no vender petróleo al exterior o construir la refinería de Dos Bocas. Incluso Fitch redujo la perspectiva de deuda de Pemex de estable a negativa. Ambas calificadoras señalaron que estas presiones podrían traer un cambio en la calificación de deuda soberana.

MOODY’S, PREOCUPACIÓN POR AUTONOMÍA DE LA CRE Y LA CNH

Cuando el presidente electo, López Obrador, critica que Pemex tenga que importar hasta crudo, tiene razón en su preocupación. Pero también es cierto lo considerado por las agencias calificadoras: la estrategia planeada por el próximo gobierno para revertir la situación operativa y financiera de Pemex, quizá no sea la mejor.

Primero fue la calificadora Fitch, que bajó de estable a negativa la deuda de Pemex (77 mil millones de dólares de bonos). Y ahora es Moody’s la que critica que, en los hechos, la iniciativa de Ley Orgánica de la Administración Pública Federal esté restando autonomía tanto a la CRE (Comisión Reguladora de Energía), como a la CNH (Comisión Nacional de Hidrocarburos). Y ambas calificadoras han hablado de que dicha política sí puede presionar a la baja la calificación soberana.

Moody’s dice en su comunicado: “La autonomía de la CRE y la CNH fue un pilar importante de la Reforma Energética de 2013, que abrió el sector energético e México a la inversión privada. La ley propuesta sería un paso atrás y afectaría la calidad crediticia soberana de México al socavar nuestra evaluación de su fortaleza institucional”.

Moody’s, en los hechos, está viendo que al eliminar la autonomía de la CRE (Guillermo García Alcocer) y CNH (Juan Carlos Zepeda), y hacerlas depender totalmente de la Secretaría de Energía (Rocío Nahle), podrían perderse decisiones técnicas, la certeza jurídica y regresar a los tiempos en los cuales se dependía del control político para la asignación de contratos o licitaciones.

EN JUEGO CALIFICACIÓN DE DEUDA SOBERANA

La de Moody’s viene a ser la segunda advertencia de una agencia calificadora al próximo gobierno de López Obrador. Le advierte que podría reducir la deuda soberana del país. Y ambas advertencias, la de Moody’s y la de Fitch, son una respuesta a la estrategia de política energética que se está planteando.

Hay que tomarlo en cuenta. Si Moody’s o Fitch degradan la calificación de Pemex, también lo harán con la deuda soberana del país que la respalda. Entonces los inversionistas exigirán una mayor tasa de interés como premio para tomar los bonos de Pemex y la deuda nacional. Ello elevará las tasas de interés… para todos: corporativos, pequeñas empresas y consumidores.

El costo financiero para todos, será mayor. Recordemos que, nos guste o no, las agencias calificadoras tienen una lógica básica: si la empresa o el país puede pagar, entonces le suben la calificación. Si no pueden pagar, le bajan la calificación. Conforman el principal instrumento de advertencia para los inversionistas que toman deuda.

TE PELEAS CON EL COCINERO; FITCH ORIGINÓ DISGUSTO

Cuando Fitch bajó de estable a negativo el perfil crediticio de Pemex, hubo disgusto de Rocío Nahle, próxima secretaria de Energía, y el presidente electo, López Obrador.

Lo que hizo Fitch fue mantener sin cambio las calificaciones de deuda de Pemex a largo plazo, en moneda local y extranjera, en AAA (mex). Sin embargo, sí redujo la perspectiva de estable a negativa. Rocío Nahle le contestó a Fitch diciendo que no entendía los datos que tenía, y que era absurdo decir que había incertidumbre en la estrategia de negocios de Pemex. El Presidente electo incluso fue más allá, al llamar a Fitch para que asumiera su responsabilidad al respaldar una Reforma Energética fracasada.

En otras palabras, no le creyeron a Fitch. Y en lugar de que la próxima secretaria de Energía viera por qué la agencia calificadora tenía dudas en la estrategia de negocios de Pemex, simplemente dijo que su opinión era absurda.

Ahí están las dos advertencias de las agencias calificadoras, en menos de una semana, sobre la política energética del próximo gobierno. Está en juego la baja de calificación de Pemex y de la deuda soberana del país, que nos obligaría a pagar más por colocar deuda, a elevar la tasa de interés, y a pagar más por tomar crédito… a todos.

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