Manuel Somoza

Inversión inteligente

Manuel Somoza

14 Jul, 2011

El papel de las calificadoras

Francamente no sé cuántas calificadoras existen a nivel mundial, las más influyentes sin lugar 0a dudas son Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch. El papel que deben de jugar es el de analizar la situación financiera de las entidades que emiten deuda, las mismas que a través de muy variados instrumentos (bonos, certificados bursátiles, notas estructuradas, pagarés, etc.) colocan entre inversionistas privados o institucionales.

En teoría su existencia tiene un gran valor, ya que de alguna manera dan elementos a los inversionistas para saber los distintos tipos de riesgos que están adquiriendo; la función es calificar los instrumentos de deuda que serán adquiridos por los inversionistas.

Los emisores de deuda pueden ser países, empresas públicas y privadas, entidades financieras, fideicomisos etc., y en muchos casos las legislaciones específicas de cada país detallan los riesgos máximos que pueden tomar los inversionistas regulados.

Por ejemplo, en México las afores sólo pueden adquirir deuda si está calificada cuando menos por dos calificadoras, y por supuesto el regulador fija montos máximos, dando autorización para que los bonos con mejor calificación, es decir la “AAA”, puedan adquirirse por mayores montos que los bonos que tienen calificación “regular” o “mal”.

A escala mundial, muchos inversionistas regulados como pueden ser bancos o compañías de seguros, sólo pueden invertir en títulos de deuda que tengan grado de inversión; y para obtener éste, el emisor tiene que contar con una magnífica calificación por parte de una o varias de estas agencias.

Hasta aquí todo suena muy bien, sin embargo la crisis financiera que sufrimos en 2008-2009 dejó en evidencia la pésima actuación de la mayor parte de las calificadoras. Debemos recordar que esta crisis ha sido la más severa a nivel mundial, desde la gran depresión de 29.

Pues bien, la magnitud de los quebrantos sufridos en el sector financiero en EU y de las pérdidas de muchísimos inversionistas tuvieron su origen en que las ya mencionadas calificadoras, le dieron la mejor calificación a los paquetes de hipotecas que inundaron los mercados de deuda previos a la crisis; el origen de la debacle del sector financiero en Estados Unidos y de algunos bancos europeos, fue el haber tenido estos paquetes hipotecarios donde el subyacente eran hipotecas pésimamente otorgadas (hipotecas subprime), que por supuesto no cumplieron los términos pactados de pago de intereses y principal.

Las calificadoras, en esencia fueron corresponsables de todo lo que sucedió. Para mi sorpresa, esa falta de profesionalismo no tuvo ni ha tenido consecuencias, y estas agencias siguen funcionando como si nada hubiera pasado.

Desde hace algunos meses, se han dedicado a degradar la calidad crediticia de los países periféricos de Europa (Grecia, Portugal, Irlanda, Italia, España) agravando la ya difícil situación que enfrentan estos países por estar sobreendeudados, y las preguntas son: ¿por qué no denunciaron los riesgos inherentes a estas deudas desde hace cuatro, cinco, seis años; o qué acaso Grecia, Portugal o Irlanda se endeudaron a los niveles actuales, en los últimos 12 meses? ¿Dónde estuvo la labor preventiva de estas calificadoras? ¿Por qué de sopetón pasan de calificaciones “AAA”  a considerar que la deuda tiene calidad de basura? Yo no lo entiendo, y menos comprendo que el mundo financiero y muchos países les sigan dando un lugar que a mi juicio, no merecen. El primero en levantar la mano ya fue el señor Trichet, a la sazón, presidente del Banco Central Europeo, que claramente dijo que ese banco no aceptará los criterios que le otorguen las multicitadas calificadores, y que la institución que preside, tendrá sus propios criterios para saber qué bonos adquirir. La necedad de estas agencias es insistir en que si un país hace un roll over de su deuda para obtener un mayor plazo de pago, esto se considere como default. Como ejemplo ya histórico está la renegociación de la deuda mexicana de finales de los 80, donde una parte muy importante de la misma se canjeó por bonos a 30 años de plazo. Los tenedores de bonos que aceptaron el canje, se hincharon de ganar dinero. Hoy México tiene una muy pequeña deuda externa, y es un país de enorme solvencia; es más, es uno de los países con mejor crédito en el mercado porque su deuda externa e interna es de las más pequeñas del mundo (31% del PIB, cuando en la mayoría de los países es del 75% y la de los más emproblemados está por arriba del 100%) Grecia, Irlanda y Portugal, por supuesto no pueden pagar sus obligaciones en los siguientes siete años; pero si toman las medidas adecuadas, no tengo la menor duda de que sí podrán enfrentar estos compromisos en los próximos 30 años.