David Páramo

Análisis superior

David Páramo

21 Nov, 2012

Respuestas muy baratas

Quienes todavía ocupan cargos en la Secretaría de Economía están recurriendo a la más miserable y barata de las defensas ante sus intentos de imposición regulatoria.

Como buenos burócratas soberbios, que están mareados con la altura que les produce el ladrillo en el que están parados, no sólo intentan dañar a Toyota o colgarse medallas que, como demostramos desde la semana pasada, no les corresponden, sino tratan de hacer creer que ellos son los buenos y quienes se oponen a lo que autocalifican como sus inteligentes y correctas normas son los malos.

Recurren a dizque argumentos que serían ridículos incluso para López Obrador o Martí Batres, pues tratan de hacer creer que los desgraciados, malditos empresarios, quienes se tratan de obtener dinero del país sin realizar inversiones tratan de traer vehículos chatarra a México dañando el clima y, por lo tanto, la salud de los mexicanos.

Con poco más o menos dramatismo eso es lo que han dicho funcionarios de la dependencia y quienes han creído su visión y dicen que las armadoras de vehículos se oponen a los cambios a la norma ambiental, para traer al país automóviles que no cumplen con las normas ecológicas de otros países.

Parecería que una de las industrias más dinámicas y que invierte en el país está integrada por una pandilla de delincuentes ecológicos que buscan dañar a los mexicanos, y han venido a defraudar.

Importancia

No nos detendremos a analizar el número de empleos directos e indirectos que genera la industria automotriz no sólo de una manera directa, sino con el desarrollo de proveedores y prestadores de servicios, pues se trata de uno de los sectores de mayor contribución a la prosperidad de los mexicanos; en lo que sí nos concentraremos es en establecer los gravísimos errores que tiene la nueva norma ambiental.

Se trata de una norma mal hecha. Parecería que googlearon las normas ambientales de otros países y se dedicaron a copiar y pegar lo que mejor les acomodó.

Se llega al extremo de usar normas de pesos y medidas que no se aplican en México, cuando está establecido que en las normas y leyes se debe utilizar el sistema métrico decimal. Quizás a la Secretaría de Economía le pareció más cool y digno de su ego usar normas de otras naciones.

Ese podría ser un problema menor que se solucionara en la Cofemer, si hubiera buena voluntad de la autoridad y hubiera cumplido un principio que se establece en toda norma legal. Se debe consultar a los implicados, no sólo a las armadoras, sino a todos los gremios que intervienen en el sector automotriz y, por lo tanto, se consideran como terceros afectados.

De hecho, Francisco Funtanet, presidente de Concamin, ha recibido a una buena parte de representantes del sector, quienes se sienten incómodos con el abuso por parte de la Secretaría
de Economía.

No sería difícil que de un momento a otro hubiera un pronunciamiento por parte del Consejo Coordinador Empresarial, presidido por Gerardo Gutiérrez Candiani, para que intervenga en la absurda guerrita de la Secretaría de Economía. Prácticamente todas las firmas que tienen que ver con esta industria han expresado su molestia no sólo por el reglamento, sino porque no fueron consultados.

Eso explica, sin lugar a dudas, gran parte de los errores graves que existen en la norma ambiental propuesta por quienes aún ocupan cargos en la administración pública, quizá por última vez en su vida.

Descalificaciones

Las descalificaciones que rondan la delincuencia ecológica además de maniqueas son absurdas. De acuerdo con la Constitución, si un particular siente que está siendo afectado por un acto de autoridad puede recurrir al juicio de amparo.

A diferencia de las versiones equivocadas que ha propalado la Secretaría de Economía, Toyota no fue la única en solicitar el amparo y protección de la justicia. Lo único que le pasó a esta empresa, presidida por José Manuel del Barrio, fue víctima de la furia irracional del aún secretario y su equipo, pues se les acusó de no cumplir con el Decreto Automotriz aun cuando, como se ha demostrado, se trata de
una mentira.

Chrysler, encabezada por Fred M. Díaz, ya tiene una suspensión provisional que detiene la entrada en vigor de esta medida supuestamente ambiental. Hay otros juicios de nulidad que siguen ventilándose en estos momentos.

Si requiere hacer un pronóstico sobre en qué terminará este intento de cambiar la NOM 163 es razonablemente fácil de imaginar: el nuevo secretario de Economía se sentará con la industria automotriz, como debió haber sido siempre, y analizará cuál es la mejor manera de aumentar la protección al medio ambiente y establecer un periodo de transición.

Sin saber quién será el próximo titular de esta dependencia, le podemos asegurar que tendrá una actitud mucho menos soberbia y, por lo tanto, más constructiva con uno de los sectores más importantes de la economía del país.

Robo

Algo muy grave está sucediendo en la tercera sección del Bosque de Chapultepec. Desde hace unos días una importante porción de esta reserva natural ha sido bardeada por un particular, quien dice tener una resolución judicial a su favor.

Muy cerca de la calle Montes Apalaches ha sido tomada esta porción de terreno de todos los mexicanos, en un asunto que se hace todavía más grave cuando Leticia Bonifaz, abogada del GDF, parecería estar atrás del particular que no ha revelado su nombre y que intenta quedarse con una porción importante del principal pulmón capitalino.

Recayó

La Bolsa Mexicana de Valores nuevamente tuvo que realizar una suspensión de operaciones por cuestiones técnicas.

La institución que encabeza Luis Téllez sigue considerando que estas suspensiones son normales y que ocurren en todos los mercados del mundo, de ahí que no sea necesario dar una explicación más detallada.

La realidad es que no es normal que un mercado de valores tenga tantos problemas en la operación de sus sistemas ni que quienes están encargados de él sean tan displicentes.

En caso de que ellos sepan algo que los demás no saben, sería muy bueno que dieran explicaciones. Quizás sólo hay desinformación en un mercado que debe caracterizarse precisamente por la información.