Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

1 Jul, 2013

Napster

Como diría la canción, parece que fue ayer. Catorce años después de haber iniciado la revolución tecnológica que marcó el arranque del milenio, el emblema del gato con audífonos vuelve a ser noticia.

Cierta tendencia de culto a la transgresión —pero políticamente correcta— tiene hoy como héroes a Julian Assange y Bradley Manning (WikiLeaks), los hackers con careta de Anonymous y, más recientemente, a Edward Snowden, el consultor que desnudó el programa de vigilancia telefónica y cibernética del gobierno estadunidense. Más allá de la trascendencia política de sus acciones, estos personajes tienen en común el desafío al sistema establecido, utilizando las herramientas tecnológicas a su alcance.

Al estilo de los movimientos juveniles sesenteros inspirados en el rock de esa década, el ciberactivismo se nutrió de la historia iniciada en 1999 por los estudiantes Sean Parker y Shawn Fanning, que a los 19 años crearon Napster, un protocolo de intercambio de información en redes P2P (peer to peer, es decir, de contacto directo, sin intermediación de servidores) para el intercambio de canciones en el formato de compresión MP3.

La mécanica era sencilla: por medio de Napster se formaba parte de una red de usuarios que ponían sus colecciones musicales a disposición del resto de la comunidad. Bastaba teclear el título de la pieza para que aparecieran los archivos para su descarga. Sonaba, en un principio, como una legítima operación entre dos personas que se prestan sus discos compactos para quemarlos (burn, como se dice en el argot computacional). Pero fue tal el volumen de archivos intercambiados que la Recording Industry Association of America (RIAA) entabló querellas legales argumentando que Napster propiciaba la
piratería. El caso se politizó al grado de litigarse en la Corte y el Congreso estadunidense.

Napster fue doblegado legal y financieramente en julio de 2001; sin embargo, la dinámica impuesta por sus usuarios de intercambiar canciones individuales dio origen a los dos modelos de negocio hegemónicos en nuestros días: el de la venta de archivos en iTunes y la reproducción por medio de streaming de Spotify (en cuyo buró de directores figura, por cierto, Sean Parker).

Justo en este último esquema (en el que buscará competir al tú por tú con servicios como Rdio, Deezer y, próximamente, iTunes Radio), Napster aspira a reposicionar su marca –propiedad ahora de Rhapsody– expandiendo a otros países su propio portal de streaming con un catálogo de 20 millones de canciones. En los primeros días de junio anunció que retará en su propio terruño a Spotify, al estar ya disponible en 14 naciones europeas con un costo de suscripción de 14 euros al mes.

Y la leyenda también se refresca con la película
Downloaded, dirigida por Alex Winter, realizador que en sus años mozos actuó en la vampiresca película de culto The Lost Boys y que concibió en 2002 la idea de hacer una película que abordara el ascenso, las batallas y la caída de Napster, según relató en una entrevista al portal de Yahoo!

Aunque la historia daba para un típico drama de juzgado, Winter no tuvo mucha suerte para seducir a Hollywood en diez años con una propuesta narrativa y al final optó por el género documental para reconstruir la historia de Napster desde todos los ángulos posibles y no sólo desde el punto de vista de sus creadores. “Esta película es para encender la conversación, no acabar con ella”, aseguró.

Una muestra de la intención de Winter por mostrar los dos lados de la moneda se puede apreciar en un clip de la cinta, disponible en el portal billboard.com y que muestra el testimonio que rindieron en julio de 2000 ante el Comité de Justicia del Senado estadunidense Lars Ulrich, baterista danés fundador de la banda Metallica y célebre por su activismo contra Napster, y Roger McGuinn, líder del grupo The Byrds, pionero en la recuperación de canciones folk que graba y sube a internet para su descarga gratuita, y quien declaró en contra de las disqueras, a las que acusó de no haberle pagado nunca regalías.

Con una modesta recuperación de tres mil dólares tras dos semanas de exhibición en salas de cine, Downloaded está disponible a partir de hoy para su descarga en la versión estadunidense de la iTunes Store. En defensa de sus derechos de autor, debería sugerirse al público no incurrir en el involuntario homenaje de adquirirla pirata.

marco.gonsen@gimm.com.mx