Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

26 Ago, 2013

Big Boss

Pacific Rim, la más reciente película de Guillermo del Toro, es uno de esos extraños casos en los que no es fácil determinar si fue un éxito o un fracaso. Concebida por su autor como un mero entretenimiento veraniego, recrea espectaculares enfrentamientos entre enormes monstruos marinos llamados kaiju y gigantescos robots conocidos como jaegers. El argumento es un homenaje a dos populares géneros de la ficción japonesa —una especie de cruza entre Godzilla y Mazinger Z— que contó desde antes de su estreno con un poderoso aliado en la tierra del sol naciente: Hideo Kojima.

Convertido ya en un cincuentón desde el sábado pasado, el célebre diseñador de videojuegos se constituyó como el más entusiasta porrista de Pacific Rim desde su cuenta en inglés de Twitter, que tiene más de un cuarto de millón de seguidores. Desde el 5 de julio hasta la fecha, Kojima no ha dejado de escribir desmesurados elogios a la obra de Del Toro ("Nunca había imaginado que sería lo suficientemente afortunado para ver una película como ésta en mi vida"). Tanto amor no se debe a la botella de tequila que el cineasta jalisciense le obsequió durante el encuentro que ambos titanes de la cultura geek tuvieron a principios de agosto, previo al estreno de la película en Japón. 

La escena en la que Mako Mori —interpretado por la actriz nipona Rinko Kikuchi— regresa a un episodio traumático de su infancia debe haber tocado fibras emocionales de Kojima, cuya propia niñez fue inestable y con experiencias que casi le cuestan la vida. Nacido el 24 de agosto de 1963 en Tokio, desde muy chico se mudó junto con su familia a una ciudad más pequeña. Con unos padres que no tenían tiempo para él, pasó la mayor parte de sus primeros años encerrado viendo la televisión.

Lejos de volverlo un adolescente retraído, esta circunstancia sembró en Kojima una temprana vocación como contador de historias. Aunque fracasó en sus incursiones formales con la literatura, fue orientando su talento hacia la entonces incipiente industria del videogame, lo cual le valió la desaprobación de amigos y familiares, que le sugirieron adoptar una profesión más convencional. Como si fuera una jugada predestinada, fue reclutado en 1986 por Konami, negocio fundado en 1969 para la reparación de rocolas musicales y que entró al giro de los juegos de máquinas tragamonedas con títulos entrañables como Contra, Frogger y Dance Dance Revolution.

Héroe de culto en una industria que rara vez da crédito a sus creativos, Kojima comenzó a ser tratado con la devoción que sólo se reserva a los artistas gracias a su obra maestra Metal Gear, lanzada en 1987 bajo la apariencia de un juego bélico más, pero cuya narrativa compleja, llena de vueltas de tuerca, constituía un cuestionamiento velado al riesgo de que la ingeniería genética pudiera ser usada para la "creación" de soldados de élite perfectos.

Con todo el potencial para una adaptación cinematográfica, esta monumental saga ha tenido un sinfín de secuelas que la han mantenido vigente hasta nuestros días, siendo el mayor (si no es que único) ejemplo de un juego diseñado con la estética 8 bits típica del Nintendo ochentero que logró evolucionar exitosamente a una animación hiperrealista más acorde con la gravedad de su relato (tal como se puede apreciar en una espléndida videocronología de 20 minutos, disponible en YouTube si se busca "History of Metal Gear").     

Como Big Boss, uno de los personajes principales de su máxima creación, Kojima llegó a ser uno de los principales ejecutivos de Konami y fundó su propio estudio para diseñar juegos, privilegiando la libertad creativa sobre la búsqueda de ganancias. Lamentablemente, su influencia no fue suficiente para evitar que Pacific Rim fuera un estrepitoso desastre en la taquilla de EU y Japón, aunque la cinta paradójicamente logró recuperar parte de su cuantiosa inversión en China, pese a que la prensa oficial de este país la consideró "propaganda militar estadunidense".

Edge, la revista británica especializada en videojuegos que justo este mes cumplió dos décadas de vida, publicó en abril de 2004 una semblanza titulada Hideo Kojima contra los grandes robots, en la que éstos representaban metafóricamente a la "desalmada industria del cine". Parafraseando la advertencia clásica, cualquier parecido con Pacific Rim... vaya uno a saber si es coincidencia.

marco.gonsen@gimm.com.mx

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