José Yuste

Activo empresarial

José Yuste

23 Sep, 2013

Y el gasto

La reforma fiscal no puede ser sencilla. Se trata de cobrar impuestos a la población, y desde luego  los actores formales piensan que pagan suficientemente alto al fisco para lo que reciben de servicios. Es ahí donde en los últimos días hemos escuchado un tema clave para sacar adelante la reforma hacendaria: si el gobierno va a recaudar más, debe gastar mejor y de manera transparente.

Del CEESP: No revisan programas regresivos

Todos sabemos que a los industriales y empresarios no les gustó la reforma fiscal. Ellos pensaban en el IVA, como impuesto al consumo, que iba a venir a solucionar las deterioradas arcas públicas. Pero la reforma tomó otro perfil, el de cobrar el Impuesto Sobre la Renta para desaparecer decenas de tratamientos especiales, como es la consolidación fiscal de grandes corporativos.

Pero la nueva crítica del sector privado, mucho mejor planteada, es la del CEESP, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, que planteó una reingeniería del gasto público.

Al CEESP, que es el centro de estudios del empresariado, le preocupa la existencia de varios programas gubernamentales regresivos (terminan siendo subsidios generalizados a la población que no los necesita).

El CEESP, con razón, pide una mayor transparencia y rendición de cuentas en el gasto público, para evitar malversación de fondos o corrupción.

IMCO, Ethos: Gasto creció, no la calidad

De igual manera acabamos de ver un esfuerzo interesante donde, otra vez, se pide atender la forma de gastar dentro de la reforma hacendaria.

Especialistas del IMCO (Manuel Molano), del CIDE (Carlos Elizondo), de consultorías (Luis de la Calle) y laboratorio de políticas públicas (Ethos) coinciden en el gran faltante de la reforma fiscal: la calidad del gasto.

No se trata de un acuerdo clientelista con distintos sectores, sino de darle al ciudadano sus servicios de salud, educación, seguridad, que en determinada proporción ya están privatizados para la clase media.

Incluso expusieron el aumento del gasto público, gracias a los ingresos petroleros, que ha elevado su proporción de 20% a 24% del PIB. Sin embargo sigue siendo para los mismos programas regresivos, para gasto corriente, para acuerdos clientelistas con sectores que presionan en la calle.

Excedentes, etiquetarlos a infraestructura

De ahí su propuesta: los excedentes de ingresos provenientes de la reforma fiscal, sin duda, tienen que estar destinados a sectores con impacto directo en la productividad y competitividad.

Por ejemplo, la infraestructura básica, desde telecomunicaciones, hasta transporte, energía, seguridad, carreteras y vías ferroviarias, hasta servicios de educación, salud, desarrollo social, ciencia y tecnología y pensiones e innovación.

Por años, en la discusión del paquete presupuestal solemos decir que la cobija de ingresos es pequeña y si la estiran para ciertos gastos, descobijan otros programas. Ahora que la cobija puede ser mayor, de verdad debemos ver que se gaste más y mejor.

Refresqueras y Hacienda, nueva relación

Las refresqueras están molestas con el nuevo impuesto a bebidas endulzadas con azúcar o fructosa. Es el IEPS (Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios) de un peso por litro.

Pero al equipo hacendario no le gustó el cabildeo en contra de la medida, y es ahí donde el mensaje del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, fue claro a las refresqueras: están haciendo negocios con informales.

Las refresqueras se defienden. Señalan que no les venden directamente a los negocios informales, sino que muchas veces las bebidas son compradas en supermercados o distribuidores.

Como sea, el mensaje es claro: Hacienda necesita información de la informalidad, y saber cómo los productos formales llegan a ese tipo de negocios informales.

Para Hacienda el IEPS en refresco está más que justificado por el problema de salud pública de obesidad y diabetes en México. Sólo que, como dicen las refresqueras, el puro impuesto no solucionará el problema. Debe venir una política integral contra la obesidad y diabetes, donde, entre otras medidas, se pongan las etiquetas en las bebidas con sus fuentes calóricas, así como la educación nutricional y el fomento al deporte.

Acapulco, campaña, tianguis…

El presidente Peña instruyó a Claudia Ruiz Massieu, la secretaria de Turismo, a detonar una campaña promocional a favor del Puerto de Acapulco, golpeado por las inundaciones del huracán Manuel.

Reposicionar Acapulco pasa por una campaña, primero, en México, donde los mexicanos son quienes más viajamos a Acapulco (en particular los defeños). Después, a nivel internacional, en donde los avisos de seguridad de las embajadas han dejado sin turistas extranjeros a Acapulco (ahí es un tema clave, el de seguridad).

Desde luego vendrá el Tianguis Turístico, que, después de Puebla, regresa a Acapulco.

Pero esperemos que no vengan otra vez políticas que sólo dañaron al puerto: darle de manera permanente las cosas, como fue el Tianguis,  sino más bien que se resuelvan temas de infraestructura y seguridad, que son los que llevaron al famoso polo turístico en un segundo y tercer lugar nacional.

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