David Páramo

Análisis superior

David Páramo

27 Nov, 2013

Paladines del no pago

La reforma financiera revivió un debate que, parecería, debió haber concluido tras el error de diciembre y una crisis financiera que hizo que los accionistas de todos los bancos privatizados, salvo Banorte, perdieran su capital en medio de la peor caída de la economía de los tiempos recientes.

Dolores Padierna, aferrada a los fantasmas del pasado, encabeza una corriente de opinión que puede definirse como los paladines del no pago. Gente que cree que la responsabilidad de pagar los créditos no les corresponde sino que deben asumirla los banqueros. Se trata de un vulgar sofisma.

Primero. Esta versión tiene mucho que ver con algo que es el síndrome de Pedro Infante, ampliamente difundido por las películas de la llamada época de oro del cine mexicano. En esas películas se cree que los pobres son buenos y los ricos son malos. Un pobre cuando se vuelve rico se transforma en una mala persona y viceversa. Los ejemplos en la cinematografía nacional son muy abundantes destacadamente las justificaciones a Pepe el Toro, luego de que él tomó un crédito que no pagó (el tuerto exageró indudablemente en la cobranza). En ningún momento nadie recuerda que Pepe pidió un crédito y no lo pagó.

Criminales

En la discusión de la reforma financiera menudearon afirmaciones como que las nuevas disposiciones criminalizan a los deudores porque se establecen normas para que los acreedores puedan tomar más rápidamente las garantías y se establezcan mayores sanciones para los que no cumplen con el pago de sus créditos.

Lo mismo esta legisladora como los porristas de Luis Orvañanos o Gastón Azcárraga olvidan que uno de los principios fundamentales del sector financiero es que los bancos prestan, en su mayoría, dinero que les fue confiado por los depositantes y tienen la obligación no sólo de cuidarlo sino hacerlo crecer. Con que fuera el capital que arriesgan los accionistas sería suficiente para que lo protegieran.

Los bancos prestan normalmente sólo 15 centavos de capital propio y el resto es de sus depositantes, es decir, gente que les da la responsabilidad de preservar el valor de su dinero y tenerlo disponible en el momento en que lo requieran.

Quien toma un crédito debe comprender que asume la responsabilidad de pagar a cambio de obtener satisfactores con un mecanismo que no le fue impuesto sino que tuvieron que solicitar. Sin embargo, a los populistas les causa repulsión pensar en la responsabilidad del individuo y se la quieren transferir a los ricos porque son malos.

No faltan, desgraciadamente, los que hablan de acceso a la información, educación financiera y una gran cantidad de pretextos que les encantan a los que padecen el síndrome de Pedro Infante creyendo que los pobres son buenos y tontos.

Defensa

Para cumplir con su responsabilidad hacia sus depositantes, accionistas y con la sociedad (los quebrantos bancarios causan crisis sociales y financieras) los bancos deben dar crédito con una gran prudencia, de ahí que tengan que conocer no sólo profundamente a sus clientes sino que, además, tengan buenas herramientas de recuperación.

Los muy simplones critican a la banca mexicana argumentando la gran diferencia que hay entre las tasas activas y pasivas. De ahí suelen llevarlo a comparar estos dos parámetros con las matrices de los bancos sin molestarse en hacer una comparación entre los marcos jurídicos de uno y otro país.

Si se analiza la disminución continua que han tenido las tasas de interés de los créditos en el país sin duda se encuentran una gran cantidad de factores entre los que destacan la estabilidad económica, la fuerte competencia que se da entre las instituciones (que además compiten contra otros otorgantes de crédito), así como herramientas como las sociedades de información crediticia (Buró de Crédito y Círculo de Crédito) las cuales no acaban de ser comprendidas como vehículos para dar mejores créditos, en menos tiempo y no como algunos creen que se trata de una lista de los malos.

El contar, como lo establece la reforma financiera, con mejores herramientas para la recuperación de garantías, precisiones en la Ley Federal de Concursos Mercantiles permitirán disminuir el costo del crédito puesto que los bancos tendrán que generar menos reservas en casos de incumplimiento en los pagos.

Buenas pagas

Seamos claros, la cartera vencida ronda entre 2% y 5% dependiendo el sector (uno de los rubros que más preocupa es el de créditos de nómina, pero no por los bancos sino por otros otorgantes no regulados), es decir, la mayoría de las personas paga en tiempo y forma sus créditos, de ahí que al contar con estas nuevas herramientas no se criminaliza a los deudores sino que disminuirá la tasa de interés que se cobra a los acreditados.

El valor de la garantía y su posibilidad de recuperación están íntimamente ligados con la tasa de interés. Un crédito hipotecario ronda 10% porque existe una propiedad como garantía, mientras que una tarjeta de crédito el 33% porque básicamente se trata de un crédito a la palabra.

Los bancos, desde la década de los noventa, han establecido una gran cantidad de mecanismos para ayudar a sus clientes cuando tienen problemas de pago. Hay instituciones como Banco Azteca que plantean esquemas que inician con la simple voluntad de pago, pero todos las instituciones de crédito tienen programas para ayudar a sus clientes, puesto que de ningún modo les conviene tener créditos que no se pueden pagar o por los cuales tengan que vender la cartera.

Padierna y quienes padecen el síndrome de Pedro Infante deberían comprender que tener acceso al crédito es una bendición que permite a las familias y empresas mejores estadios de prosperidad; sin embargo, si el crédito se maneja de una manera irresponsable no sólo se convierte en un daño para quien no cumple con la obligación que voluntariamente contrato o el banco sino también para las personas que depositan su recursos o que no tienen acceso a un crédito por las elevadas tasas de interés.

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