David Páramo

Análisis superior

David Páramo

16 Ene, 2014

Cerca de Davos

Desde hace poco más de 20 años la presencia del Presidente de México no despertaba tanto interés en el Foro Económico Mundial, que se realiza en Davos.

Hoy, la comunidad más influyente de empresarios y líderes mundiales espera con gran atención el discurso de Enrique Peña Nieto, puesto que el país ha recuperado el liderazgo en las transformaciones económicas.

Desde la oleada privatizadora de Carlos Salinas de Gortari, así como la negociación y firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte el país no había vivido una dinámica de cambios tan relevante para impulsar un mayor crecimiento en el país.

El presidente Peña Nieto tiene una agenda muy amplia de temas que exponer ante los asistentes al WEF, los cuales tienen como común denominador transformar a la economía en favor de los consumidores.

Si se hace un análisis de las reformas estructurales en materia económica que fueron aprobadas durante el año pasado, tienen como línea el propiciar una mayor competencia en diferentes sectores que promueva un mayor crecimiento.

El ejemplo más relevante de esta determinación es la Reforma Energética donde el gobierno renuncia a su posición monopólica en los energéticos sin renunciar a la renta petrolera o la propiedad de los bienes del Estado para generar una competencia que, en el mediano plazo, redundará en menores precios y mejor servicio para los consumidores.

Esta misma columna vertebral se ve en otras reformas. Se transformó el esquema impositivo quitándole privilegios a quienes más ganan para liberar recursos que permitan generar una economía más competitiva y justa para todos los mexicanos.

Ciertamente la iniciativa fiscal es incómoda para ciertos sectores de la población, quienes se vieron ampliamente beneficiados durante las últimas dos administraciones de Los Pinos. Cualquier modificación que saque a los que han tenido una posición de privilegio resulta sumamente incómoda para los afectados.

También se ve en la recién promulgada reforma al sector financiero donde se dan señales mucho más que claras que se debe promover la competencia de una manera sólida. Se acaban, por ejemplo, ventas atadas o el condicionamiento de productos y servicios.

La reforma a las telecomunicaciones y la competencia económica por supuesto sigue esta línea. La Comisión Federal de Competencia Económica tiene como principal mandato constitucional generar más y mejores condiciones de competencia.

En el sector de las telecomunicaciones, incluso, se estableció por primera vez una figura que permitirá al Instituto Federal de Telecomunicaciones tomar decisiones a favor de los consumidores a través de la competencia.

Se trata de la figura de preponderancia, que como decíamos no sólo es una nueva figura en el derecho mexicano, sino también en el mundo que tiene como principal objetivo hacer mucho más fácil determinar y aplicar lo que es la dominancia (también conocida como poder sustancial de mercado).

Es un cambio con la visión que se tenía desde la competencia económica, puesto que ahora sólo se tienen que determinar participación en un sector determinado y no se tienen que probar conductas anticompetitivas.

La diferencia fundamental es que la dominancia tiene que ver con el poder sustancial en un mercado relevante determinado. Por ejemplo, telefonía móvil. La preponderancia es respecto a los mercados y servicios que componen un sector completo como son las telecomunicaciones y la radiodifusión.

En el de telecomunicaciones están telefonía fija, móvil, paging, trunking, banda ancha y televisión restringida. En el de radiodifusión sólo están televisión abierta y radio.

Hay quienes han especulado mucho últimamente por dónde vendrá la regulación secundaria a las telecomunicaciones y cómo determinará el IFT qué entidades son preponderantes y cuales de ellas son dominantes.

Sin embargo, parecería que hay demasiado ruido y pocos hechos. Los legisladores señalan una y otra vez que desde la reforma a la Constitución plantea los líneamientos que se van a seguir y que, además, es lo que ha permitido a la Comisión de Telecomunicaciones del Senado, encabezada por Javier Lozano, poder estar avanzando antes de que se conozca oficialmente la propuesta.

Es fácil anticipar que el instituto que encabeza Gabriel Contreras se mantendrá en la línea que es el eje central del gobierno del presidente Peña Nieto. Así, deberá tomar un paquete de decisiones transformadoras, valientes a favor de los consumidores que, sin lugar a dudas, generarán incomodidad a quienes tienen posiciones preponderantes y dominantes en el mercado.

Es necesario tener claro que la preponderancia es, en sí misma, una barrera a la competencia y que dificulta a las personas tener acceso a los servicios de calidad que requieren.

Hoy es claro que muchos sectores de la economía, señaladamente en el de telecomunicaciones, hay que tomar medidas que verdaderamente transformen al país quitando ínsulas de monopolio a ciertos actores que durante décadas se han beneficiado excesivamente en perjuicio de la mayoría de las personas.

La determinación que hará el IFT antes del 9 de marzo sobre la preponderancia será, sin duda, un paso más en la estrategia del Presidente de la República de transformar a México permitiéndole acceso a las nuevas tecnologías de la información, así como a servicios más eficientes con costos que tiendan a disminuir a favor del mejoramiento de la calidad de vida de las personas.

En los últimos días el gobierno ha explicado a través de diversas comunicaciones públicas que decidió transformar a México porque no es correcto esperar que por el mismo camino se obtengan resultados diferentes.

En todas las reformas estructurales implementadas por el presidente Peña Nieto se tiene como objetivo revolucionar a México en prácticamente todos los ámbitos de la economía. El sector de las telecomunicaciones es fácil suponer que se mantendrá esta misma línea transformadora.

Quienes están convencidos de este ambiente transformador deben dar un voto de confianza a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, así como al IFT de que cumplirán no sólo con una regulación secundaria a la altura de la aspiración constitucional sino, también, que se establecerán reglas que permitirán a los mexicanos terminar con las prácticas monopólicas de privados, tal y como lo hace esta administración en el sector energético.

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