Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

15 Feb, 2014

Reformas estructurales

En días pasados escuché varias veces un anuncio en los medios que habla de las reformas logradas en esta administración. El mensaje es que esto es lo que tanto necesitaba México. Mi reflexión era que si bien se han logrado cambios en muchas áreas no todos tendrán el mismo impacto.

En el anuncio se mencionan las reformas educativa, financiera, energética, en competencia, en telecomunicaciones y la política.

Es un hecho que todas tienen un aspecto en común: cambio a las leyes vigentes. Pero no podemos considerarlo como algo que va a transformar al país.

Primero, debemos entender que la actividad económica va cambiando, es decir, evoluciona y se moderniza. Es natural que existan adecuaciones al marco legal para actualizarlo y esta evolución no la podemos considerar como algo estructural.

Lo anterior hace que sea importante cuestionarnos: ¿qué es una reforma estructural? Cualquier cambio de ley no lo es. Las reformas de este tipo son cambios fundamentales a las reglas en un sector que implican su transformación volviéndolo más competitivo y más productivo, entre varios aspectos.

A continuación una breve descripción de cada una de las reformas calificándolas.

La Reforma Educativa a nivel legal sí se puede afirmar que es un cambio importante a la regulación del sector incorporando aspectos como la evaluación.

En este caso en particular, que se dé el cambio real dependerá mucho de la instrumentación del nuevo marco legal. Es decir, hay un riesgo importante en la aplicación efectiva de la ley.

La Reforma Financiera es una modernización importante al marco legal del sector. Sin embargo, no es un cambio de fondo a la regulación del sector que haga que la industria financiera opere bajo un nuevo esquema.

En este sentido, es una muy buena evolución del marco legal, pero no se le puede catalogar como reforma estructural. No creo que hay materia para un cambio de este tipo en el sector.

La Reforma Energética viene a cambiar de manera drástica la estructura del sector y la participación que puede tener la iniciativa privada. Esta es la reforma estructural más importante y por lo tanto no necesita de un mayor análisis.

La Reforma de Competencia es muy relevante ya que puede ayudar a resolver uno de los problemas de la economía que es la falta de competencia en muchos sectores.

La implicación de un marco regulatorio deficiente en la materia es tener mayores precios de los bienes para los consumidores y utilidades mayores para los productores. Ésta sí es una reforma estructural.

La Reforma de Telecomunicaciones es evidente que se necesita y que puede tener un impacto en la actividad económica. Hoy en México se pagan precios mayores y se tiene un nivel de servicio menor que en otras economías.

La existencia de rentas en la industria es muy evidente al leer la lista de los hombres más ricos de mundo.

La hacendaria no puede considerarse una reforma estructural ya que no cambió de fondo el esquema fiscal del país para volverlo más competitivo. Al contrario, puede tener efectos no deseados en la economía.

Se gravó más el ingreso de los cautivos sin tener en cuenta que esto puede afectar el crecimiento económico a través de un menor consumo y una menor inversión. Además, el ahorro como una actividad relevante se está castigando.

El nivel de endeudamiento solicitado refleja un cambio en la política de manejo macro que puede en el largo plazo tener consecuencias adversas.

La Reforma Política es en buena medida un cambio a las reglas del juego de la clase política para competir por el poder. No es una reforma estructural al sistema político y no va a tener impacto en la actividad económica.

Una reflexión final es que de las siete, hay cambios con potencial de transformación en cuatro áreas. En una hay un riesgo de instrumentación que la puede volver letra muerta. Hay una que es buena reforma de evolución pero nada más. Hay otra que no tendrá impacto. Y desafortunadamente hay una que puede restar a lo que aporten las otras.

El balance es positivo, pero menos de lo que nos venden.

Director general del FUNDET

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