Enrique Castillo-Pesado

Ficción financiera

Enrique Castillo-Pesado

21 Jun, 2014

¿Carstens y su comodidad con las cifras?; recortan poder; Banamex y los cambios; reformas = inversión, y “Dedos de Oro”

Bajo su mandato, la inflación, las reservas o los tipos de interés, Agustín Carstens, se siente cómodo con las cifras estratosféricas. Es decir, los regulares de las grandes crisis americanas, mostraron una envidiable docilidad. Y claro, esta disciplina, muy del gusto del Fondo Monetario Internacional, ganó respeto internacional. Pero la fórmula no logró acabar con la desaceleración, porque el demonio persigue a nuestro país. ¿Por qué?: el PIB se arrastra por los suelos. Y cómo no va a arrastrarse por los suelos, si México no es Suiza, Alemania, Francia, Estados Unidos, etcétera. No hay circulante. Millones de mexicanos están preocupados (muchos de ellos lo intentan, pero no pueden; me refiero al escabroso tema de los impuestos), porque no pueden pagar los altísimos impuestos, muchos lo intentan, pero no saben computación y las colas para ir a pagarlos a las dependencias son infumables y, por otra parte, la iniciativa privada truena contra la Reforma Fiscal.

Es muy triste, pero México sólo creció 1.1% en 2013 y para 2014, Carstens tuvo que recortar su previsión ante los nefastos resultados de los primeros meses. Como ustedes saben, México es un país con 52% de pobres y 60% de la población activa “trabaja sin seguridad social ni derecho a pensión”. O sea, es imperativo crecer a 5% anual. Agustín Carstens lo sabe y responde al reto confiando en las reformas estructurales emprendidas por el presidente Enrique Peña Nieto. Pero hasta este momento están estancadas. Los dimes y diretes entre los partidos sobre este tema, están a la orden del día, y días van pasando. Para el gobernador del Banco de México es esencial que este escabroso tema avance, que las reformas se implementen y progresen. En diciembre del presente año acaba su gestión y es un secreto que es uno de los aspirantes al FMI (cargo que ocupa su amiga la francesa Christine Lagarde).

Y usted querido lector(a) de Ficción Financiera se estará preguntando el porqué no arranca debidamente nuestra economía. Sé que el primer trimestre no se desarrolló con el brío que anticipaban, y la razón fundamental fue el bajo ritmo de crecimiento de Estados Unidos (sí, el eterno problema que estamos bajo la bota económica del vecino país del norte). Y si se ve una reactivación. OK, en 2013 el crecimiento fue de 1.1% del PIB, y el mínimo esperado para 2014 es de 2.3%, más del doble. Y si se diera el escenario más positivo, crecería tres veces más. Sé —sabemos— que es una economía en crecimiento, pero no se desarrolla al ritmo que deseáramos, pero ¡que se está acelerando! Terminó con un comentario mi primer análisis de esta entrega, México no sufre recesión ni tampoco la economía estadunidense. Por ende, se han citado cifras del INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía).

Las reformas estructurales

Y profundizo: si las reformas culminan con éxito, supondrán —y lo remarco— el mayor vuelco en la historia mexicana de las postrimerías de la revolución, porque abarcan los derechos sociales (educación, paro y pensiones), y la mejora del régimen institucional. A este último renglón corresponden los cambios aprobados en materia electoral y transparencia. Pero si existe un factor por el que el proceso de transformación de Enrique Peña Nieto impresionó en los foros internacionales, es por su apuesta económica, en la que destacan la legislación de telecomunicaciones, porque recorta poder a los más poderosos, Carlos Slim Helú, Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego, entre otros, y la del sector energético. Diría que “existe un cambio de paradigmas”, ¿o no? Así piensa el presidente al referirse a la medida estrella. ¿Cuál?: el fin del monopolio estatal en la explotación del gas y del petróleo.

Oportunidades de crecimiento para México

“Claramente, existe una perspectiva optimista y positiva sobre el futuro de nuestro país, ante las reformas estructurales, principalmente la energética”, apunta Javier Arrigunaga, director general de Banamex. Entre sus puntos de vista, el crecimiento económico está claro en la agenda de nuestro presidente Enrique Peña Nieto, lo que es vital para todos los comercios e industrias, sumando también la estrecha correlación que guarda el tema con el avance del sistema financiero nacional.

Los analistas certeros, concuerdan que los bancos ven exactamente lo anterior, la combinación que debe existir entre un crecimiento constante, y que el sistema financiero también pueda —y deba— crecer como proporción de su aportación a la economía mexicana. Javier Arrigunaga Gómez del Campo sostiene que en este contexto de crecimiento y oportunidades de inversión en el sector energético, Banamex cuenta con un nivel de capitalización alto, mejor al de los competidores, así como altas calificaciones. Todo esto da solidez para contar con los recursos para apoyar la industria energética “y el resto de los sectores”. Y en el marco del 130 aniversario de esta institución, Arrigunaga subraya que la institución contribuyó al desarrollo/desempeño de la actividad económica, promoviendo el sector financiero, porque su premisa es el compromiso social con la historia mexicana.

Referente —por excelencia— en mala conducta

Otra vez, Barclays se ha convertido en el referente por excelencia en “mala conducta”. El banco de Reino Unido fue multado por 26 millones de libras (44 millones de dólares) por la Autoridad de Conducta Financiera por “no impedir” que uno de sus operadores manipulase los precios de referencia del oro. O sea, “Dedos de Oro” o como siempre señalo, la ficción financiera. Actualmente, Barclays posee la dudosa distinción de ser la primera empresa multada por no haber evitado la manipulación tanto de la referencia del Líbor (tasa interbancaria o referencia en el mundo de las finanzas) como del metal amarillo.

El anticuado sistema para establecer los precios de referencia del oro siempre dio la impresión de estar listo para apaños. Los bancos involucrados —en su día Barclays, Deutsche Bank, HSBC, Societé Générale y Scotiabank— declararon qué cantidad de metal comprarían o venderían a determinado precio. Si la demanda supera a la oferta —o viceversa— es más de 50 lingotes o 620 kilos, el precio se modifica hasta que se alcanza el equilibrio. Dada la ausencia de automatización, se pueden introducir órdenes falsas para evitar que se fije un determinado precio, y más tarde ser retiradas cuando cambian los niveles.

Daniel Plunkett, “Dedos de Oro”, el granuja en cuestión, se atuvo al principio al pie de la letra. El día en que ocurrieron los hechos, si en la segunda fijación diaria del precio de referencia del oro en Londres éste superaba los mil 558.966 dólares la onza troy, Plunkett podía perder 3.9 millones de dólares. Pero si introducía una falsa orden de venta para hacer que bajara el precio, se anotaría un beneficio final de 1.16 millones de dólares en su cartera de negociación.

Igual que con el líbor, un engaño tan directo hace pensar en una cultura corrupta. El regulador suspendió a Plunkett de por vida, y Antony Jenkins, consejero delegado de Barclays, lleva más de un año dedicado a intentar reformar radicalmente las prácticas del banco. Pero para que su cambio de régimen adquiera otra vez impulso y fuerza, tienen que hacer saber a los potenciales delincuentes que sus acciones serán inaceptables tanto dentro como fuera de la entidad. Y la cárcel, ¿qué? Y hasta la próxima, abur!

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