Adina Chelminsky

Aprendiz de brujo

Adina Chelminsky

11 Jul, 2014

El beneficio de ser más agradable

Los negocios no son un concurso de popularidad. No existe ninguna lista en Fortune o en Forbes que enumere los empresarios más agradables ni las empresas con gente más linda. Más de una vez en algún arranque de enojo yo he usado el tan consabido dicho: “No estoy aquí para hacer amigos sino para hacer negocios”.

En los negocios se privilegia la rentabilidad, el tesón, la astucia, el porcentaje de bateo, no qué tan agradable eres.

Y sin embargo apreciado por carácter (likable, se diría en inglés) es cada vez más importante no sólo para la vida personal sino también para el éxito en los negocios.

Cada vez más las habilidades sociales juegan un papel fundamental en el éxito que tiene una persona en el mundo de los negocios. En mercados tan competidos como los actuales, muchas veces el valor diferencial que le ofreces a tus clientes, proveedores, inversionistas, socios y empleados puede ser que tan agradable eres.

Una característica particularmente importante para los emprendedores que, a la vez, juegan el papel de jefe/milusos/cara de la empresa.

Para los emprendedores el ser agradable muchas veces es una actitud olvidada. Después de los uno y mil golpes que da la empresa y la vida empresarial la piel se tiende a engrosar al punto de la rispidez. Privilegiamos el fondo sobre la forma.

Pero ojo, el ser agradable no implica ser menos asertivo ni trabajar con menor empuje. Simple y sencillamente afinar tu actitud para que le gente te perciba de una mejor manera.

¿Qué hacer para ser más agradable?

Diversos estudios sicológicos y sociológicos apuntan a lo siguiente:

1. Pregunta. A la gente le encanta responder y tener las respuestas correctas y compartir lo que sabe. Nos encanta sentirnos importantes. Dale a la gente que te rodea el lugar de sentirse así. No necesitas falsas alabanzas, simplemente pregúntales e interésate por sus respuestas (además de ser agradable hay muchísimas cosas que puedes aprender).

2. Habla más, escribe menos. En el mundo de hoy hemos perdido el contacto directo con la gente. Todos somos letras a través de una pantalla. Usa menos el correo electrónico y los textos. Habla directamente (aunque sea por teléfono) con la gente. La emoción y empatía que tu voz transmite es imposible de replicar, no importa cuántos emoticones uses. 

3. Sé genuinamente cooperativo. Desde abrir una puerta hasta ayudar a alguien con una tarea, desinteresadamente. Genera lazos a raíz de lo que puedes aportar a tus semejantes. Esto no quiere decir que seas el tapete de las personas (muestras gratis, realizar trabajo que nadie quiere hacer) simplemente que seas una persona que la gente sabe en la que puede depender.

4. Dios nos dio dos oídos por una razón. Para escuchar. Muchas veces no necesitas decir ni una sola palabra para ser importante en la vida de una persona. El simple hecho de darle a la gente que te rodea (empleados, clientes, proveedores, colegas) un espacio para ser escuchados es suficiente.

5. Humildad, es la palabra. Muchos estudios realizados por la facultad de negocios de Harvard apuntan a la importancia de la humildad como factor para ser un buen líder (cuando la “sabiduría popular” apuntaría en el sentido contrario). Admite que no sabes todo, busca ayuda cuando la necesites y utiliza buenos modales en tu trato con los demás.

6. Tómalo con leche… Por más serio que seas en el mundo de los negocios no los puedes vivir como si fueran una manda o como si vivieras en un Gulag soviético. Relájate un poco, aun en las circunstancias más tensionantes. Esto no es una actitud natural para todos, pero puede ser una conducta aprendida. Respira, aléjate de situaciones de conflicto, mantén la perspectiva y el sentido del humor. La gente se siente más atraída por aquellos que se pueden reír de si mismos.

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