¡Una de las monedas más bellas del mundo!

Como usted sabe, la Junta de Gobierno del Banco de México, que gobierna Agustín Carstens, redujo el intervalo de crecimiento de la economía mexicana de 3.3-2.3% a 2.8-2.0% este año. La media se sitúa en 2.4 por ciento.

El pronóstico no es premonitorio, sino realista. Es posible esperar que el INEGI confirme un crecimiento en atonía y en torno a 1% o algo más por el impacto exportador, pero en especial porque, hasta julio, la demanda interna no repuntó.

La posibilidad de que se alcance la estimación oficial ajustada en mayo a 2.8% parece casi imposible porque la economía tendría que aumentar su ritmo de expansión a más de 4% en el segundo semestre.

De ahí que el presidente Enrique Peña haya tomado la decisión, apoyado en el chicote  del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, de apurar el inicio de inversiones y obras en infraestructura en SCT, Energía, etcétera. Tienen prisa por darle el impulso de gasto público “gastado” (es intencional) al PIB en el segundo semestre.

A pesar de todo, algo tendrán que hacer para contener el espantoso efecto de la Reforma Fiscal, que seguramente les ha dejado en claro en Hacienda  el que el efecto ni es de corto plazo ni tampoco se asimila un choque de ingreso de la naturaleza, que se impuso al segmento de consumo medio y medio alto en seis meses y menos si la economía no crece.

Dicho lo anterior, al equipo del presidente Enrique Peña le está pasando algo que preocupa, es algo que en el caso del PAN desde la administración de Fox hasta la de Calderón le generó el mayor de los descalabros: el pleito amigo.

Ayer, justo durante el lanzamiento de la medalla conmemorativa del Centenario de la Gesta Heroica del Puerto de Veracruz, el gobernador Carstens reconocía al Presidente algo que normalmente sólo hace en privado y con discreción: el “caudal de confianza en México que ya están generando y habrán de seguirlo haciendo en los próximos años las visionarias reformas impulsadas por el presidente Enrique Peña Nieto y apoyadas y enriquecidas con el concurso de las fuerzas políticas”, lo que habrá de aumentar la productividad y competitividad en el menor plazo posible.

Pero al mismo tiempo, narraba que justo una de las razones que históricamente permitieron contener la invasión de Wilson fue que las fracciones opositoras se unieron contra Huerta y que Carranza jamás aceptó negociar con Wilson.

Más adelante, comentó que el problema para México vino después, porque las diferencias y contiendas entre las fracciones hicieron que el gobierno se volviera débil a los ojos de Wilson y pretendiera apoyarse en el usurpador, debilidad que se expandió cuando, pasada la derrota de los estadunidenses, cada uno de ellos luchó por su lado, emitió su propia moneda y generó un caos económico tal, que sólo fue resuelto cuando se pusieron de acuerdo nuevamente para integrar la nueva Constitución e instituir un solo banco emisor de monedas y billetes. El resultado fue que retornó la confianza. Esta es la clave.

Posdata: lo que más está debilitando al gobierno del presidente Peña no es la debilidad económica, sino la lucha que hay al interior de su equipo de gobierno.

Pruebas: No basta con observar la fractura y falta de solidez en las fracciones opositoras, sino que se torna necesario desprestigiar con cuanta encuesta se les ocurre situándolo en último lugar de popularidad y ahora con un video, que se antoja mezquino, a Luis Videgaray, al Virrey Videgaray, como le llaman. Poner a un tipo borracho, violando la ley, lépero y gritando que se metían con Videgaray, que era su padre, resultó el más burdo de los ataques porque el fulano ni es su hijo y su verdadero padre salió a decirlo.

Qué muestra esto. División para debilitar la capacidad negociadora del secretario de Hacienda, que hoy que están integrando los presupuestos de las dependencias y organismos, y justo en el momento en que nadie sabe qué tanto el Presidente y él están conscientes del sentimiento real, que no percepción, que tiene un amplio sector de empresas y clases medias en México, por la atonía económica y la disminución del ingreso que, de tajo, provocó la reforma impositiva de 2014.

Así, el discurso de Carstens me sirvió muy bien como excusa y, por cierto, estoy de acuerdo en que es ¡una de las monedas más bellas del mundo!

De fondos a fondo

PMIC Latam, que encabeza Felipe Vila González, ya listó a trámite de inscripción en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), que dirige Luis Téllez, tres fideicomisos que administrará de Certificados de Desarrollo de Capital (CKDs), anote usted FFLA1CK, FFLA2CK y FFLA3CK.

Se trata de un mecanismo que, créame, abrirá brecha en una nueva modalidad de integrar recursos, los tres CKD estarán manejados por Corporación Mexicana de Inversiones de Capital (CMIC), que también encabeza Vila y quien a su vez es manejada por el Fondo de Fondos, el que lo lideran Nacional Financiera (Nafin), que encabeza Jacques Rogozinski; el Fondo de Capitalización e Inversión del Sector Rural (Focir), que lleva Luis Alberto Ibarra, el Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext), que dirige Enrique de la Madrid, y el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras), que encabeza Alfredo del Mazo.

En conjunto, los tres CKD van por levantar cinco mil 140 millones de pesos y PMIC Latam tiene como intermediario colocador a Casa de Bolsa Banorte IXE, de Grupo Financiero Banorte, que dirige Alejandro Valenzuela, y como agente estructurador tiene a ING Consulting, que encabeza José Miguel Díaz Goñi.

Para que se dé una idea, Fondo de Fondos ha comprometido al momento cerca de 730 millones de dólares (mdd) en 62 vehículos de inversión, incluyendo cerca de 425 mdd comprometidos en vehículos de inversión mexicanos y 305 mdd en vehículos de inversión regionales.

Los recursos que se obtengan de los tres CKD serán para que Fondo de Fondos los destine como vehículo de inversión constituido para invertir en empresas mexicanas buscando generar alto rendimiento mediante un proceso de selección riguroso, un sistema de control estricto y una participación activa en el desarrollo y desinversión de las mismas.