Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

19 Ago, 2014

¿Cuál es México real? ¿El de los discursos, o el que reina desde hace años en Oaxaca?

Aún no se extingue el eco del discurso triunfalista en torno a la aprobación de la Reforma Energética—marcado éste por el optimismo y una visión triunfalista que debería preocuparnos por la subjetividad que parece darle sustento—, y ya la realidad nos obliga a despertar de lo que para muchos es un sueño irrealizable.

Sin embargo, hay que entender y aceptar, que el optimismo que priva hoy en buena parte de la clase política tiene como sustento, haber roto con decenios de inmovilidad legislativa en materia energética.

Como contraparte, con miras a no perder la objetividad a que nos obliga un proceso transformador como es hacer realidad la Reforma Energética, deberíamos revisar con cuidado la realidad que priva en una parte no menor del territorio nacional. Si lo hiciéremos con responsabilidad, y la cotejáremos con el optimismo que vemos el cual cae —no pocas veces—, en un triunfalismo cercano a la demagogia que a tantos seduce, posiblemente el panorama que nos hemos pintado para los próximos 20 o 30 años cambiaría significativamente.

Uno de los elementos clave en esto de generar confianza para atraer inversión, lo constituye el respeto de la legalidad y la vigencia del Estado de Derecho. Afirmarlo es —en las economías abiertas— una verdad casi axiomática y la nuestra, al margen de las limitaciones aún presentes en lo que se refiere a apertura y libertad económica plena, es una economía abierta.

En consecuencia, un factor a considerar para que el proceso que llevaría a hacer realidad lo aprobado por el Congreso en relación con la Reforma Energética fuere exitoso, es el del respeto de la legalidad vigente.

Si usted estuviere de acuerdo conmigo en lo que señalo en los dos párrafos anteriores, debería estar entonces un tanto escéptico en cuanto a los resultados que alcanzaríamos, de continuar lo que hoy y desde hace muchos años vemos en Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Michoacán, Tamaulipas Estado de México y por supuesto, en el Distrito Federal.

El nulo respeto de la legalidad y la violencia sin control que ahí privan nos dicen, con claridad meridiana, que en ellas —con ligeras variantes y distintos niveles de violación sistemática de la ley por grupos que actúan en la permanente ilegalidad, pero que les ha sido otorgada una total impunidad por parte de las autoridades que protestaron hacer cumplir la ley— las modificaciones legales contenidas en las leyes reglamentarias de la Reforma Energética muy difícilmente, si no es que imposible, serán llevadas a la práctica.

¿Acaso alguien con dos dedos de frente sería capaz de afirmar que hoy, quienes decidieren invertir en materia de petróleo y gas, así como en proyectos eólicos o de otro tipo para la generación eléctrica, contarían con la debida seguridad y la protección plena de la autoridad frente a las bandas del crimen organizado y peor aún, del desorganizado?

¿Acaso hemos pensado en las consecuencias que acarrea para la Reforma Energética, la violencia que desde años campea casi en la impunidad en buena parte del país? Es más, para poner las cosas más claras, ¿cuál es la realidad que en materia de respeto y aplicación de la ley priva en México?  ¿La de los discursos, o la que desde años vemos en Oaxaca y en el Distrito Federal?

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