David Páramo

Análisis superior

David Páramo

10 Oct, 2014

Del plato a la boca...

Parecería que muchos no aprendieron nada de las exóticas formas que tienen en México los concursos mercantiles, la actuación de las autoridades judiciales y los muchos temas que tienen que arreglarse antes de anunciar una decisión.

Parecería que no aprendieron absolutamente nada del concurso mercantil de Mexicana de Aviación, que terminó en el actual proceso de quiebra, ni cómo prácticamente todos los meses aparecía alguien que anunciaba que estaba a punto de comprar la línea aérea.

La inmensa mayoría, como fue documentado en esta columna, era tan balín como mentirosa; sin embargo, se debe recordar que en las primeras etapas sí se presentaron grupos serios, como uno de accionistas en torno a Ixe, incluso antes de la fusión con Banorte, que se espantaron al ver el tamaño del problema, las obligaciones financieras que tendrían que tomar y la poca viabilidad financiera que tenía la empresa que, más tarde o temprano, terminará siendo un simple recuerdo en la historia empresarial del país y un robo para una buena parte de los ocho mil 500 trabajadores y jubilados de esa línea a manos de Gastón Azcárraga.

Ayer, como diría el lugar común, corrió como reguero de pólvora la versión de que el grupo en torno a Miguel Alemán (al que algunos le inventaron en nombre de Grupo Alemán) había comprado Oceanografía. Los más o menos prudentes dijeron que la oferta estaba en proceso y que se requería recabar la autorización de todos los acreedores.

Si algo es complicado en procesos de concurso mercantil es poner de acuerdo a los acreedores y más cuando hay algunos internacionales que incluso han dado muestras de estar dispuestos a recurrir ante los tribunales puesto que no sólo se sienten defraudados por OSA sino también por la gestión del Servicio de Administración y Enajenación de activos.

Algunos, enamorados de las conspiraciones de los de siempre y los de arriba, ya hasta inventaron que Alemán está siendo empujado por el gobierno de Enrique Peña Nieto como la salida al problema y que no está analizando seriamente la posibilidad de obtener rentabilidad para él y sus accionistas.

¿De verdad, todavía alguien se traga el cuento de que los Presidentes de la República pueden ordenar a un empresario ir en contra de sus intereses como si fueran una suerte de esclavos? Sería momento de madurar como sociedad y en el análisis.

Vamos, no faltaron quienes aseguraron que Alemán tendría que vender su participación en otras empresas para no tener conflictos de interés y hasta cometieron el grave error de señalar sus relaciones familiares como si vinieran al caso.

Ayer mismo el empresario dijo en una entrevista radiofónica que se trata de una intención de compra sujeta a una gran cantidad de consideraciones entre las cuales está conocer con detalle los números de la empresa.

Alemán

Sin lugar a dudas el grupo en torno a Alemán tiene capacidad financiera y talento gerencial para hacerse cargo de una empresa como OSA, así como para recuperarla y aprovechar no sólo la posición favorable que tiene como proveedor de Pemex, sino también de cara a la Reforma Energética, pero debe proteger el patrimonio de sus accionistas.

Comprar una empresa en suspensión de pagos y en la que hay evidencias de delitos, tales como las que documentamos en esta columna ayer con la opinión de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, los cuales dejan claro que los buscados por la Procuraduría General de la República, como Martín Díaz, deberían ser exonerados porque no hay evidencias en su contra sino dichos.

También está el proceso de acuerdo entre los acreedores. No todos están interesados en que la empresa reinicie operaciones bajo una administración privada, pesa mucho más cuánto podrá recuperarse y en qué tiempo podría hacerlo.

Más allá, algunos otros consideran que es mucho mejor camino el ir por un largo pleito jurídico, toda vez que incluso sospechan de malas operaciones por parte del SAE.

Otra instancia que debe considerarse es si después de realizar el análisis de los números de manera cercana, los interesados encuentran posibilidad de obtener una rentabilidad razonable.

Y por si fuera poco, también se debe considerar la presencia del síndico conciliador Felipe Consuelo. Este hombre llevó una buena parte del proceso de concurso mercantil de Mexicana de Aviación y llegó a extremos que generaron que fuera removido por el Consejo de la Judicatura.

Curiosamente esta autoridad jamás explicó cuáles fueron las causas por las cuales le hicieron a un lado ni por qué fue reactivado. Suponiendo que no hubiera realizado ninguna operación ilícita o fuera de las normas que se le piden a un juez, entonces por qué no fue lavado su nombre.

Es, sin duda, un grave error que el Conejo de la Caricatura (como le dicen algunos abogados de forma peyorativa) no haya explicado por qué suspendieron a Consuelo o cuáles fueron las razones por las cuales regresó a procesos de este tipo cuando no genera confianza.

En el menos malo de los casos, se trata de un grave error por parte del Consejo de la Judicatura y del Instituto Federal de Concursos Mercantiles, que mal encabeza Griselda Nieblas, puesto que la posición de este juez no genera tranquilidad a muchos inversionistas y no descartan que comience a ofrecer inversionistas que pretendan pagar con bilimbiques o con billetes de dos pesos.

Inseguro

Hay quienes dan por un hecho que Luis Peña será el presidente de la Asociación de Bancos de México, puesto que se trataría de un acto de mínima justicia en contra de un hombre que fue puesto a un lado por el capricho de Guillermo Ortiz Martínez, quien inventó el mito del riesgo reputacional para HSBC porque tenía alguna cuenta real o supuesta en contra de su director general en México y lo obvió cuando se trató de Javier Arrigunaga a pesar de que Banamex había denunciado el quebranto de Oceanografía.

Sin embargo, el asunto no está totalmente resuelto. Algunas de las principales características de Peña son prudencia e inteligencia, de ahí que deberá realizar un análisis mucho más detallado que el de la justicia poética o el karma como dirían algunos. La valoración debe partir de los mejores intereses para él, HSBC y para su gremio.

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