Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

6 Nov, 2014

¿En verdad piensan que lo que nos sucede, no afecta la imagen del país? ¿En qué mundo viven? (Parte 2)

Continuemos hoy, lo que el martes dejamos inconcluso.

Una de las desventajas para regímenes, sociedad y clase política como los nuestros, es el escrutinio permanente que la globalidad y la apertura económica han hecho posible.

Hoy en día, las decisiones que en materia de toma de riesgos en éste o aquel país de cualquier inversionista —que las más de las veces se traducen en inversiones y transferencia de tecnología—, toman en cuenta factores inasibles, pero cuantificables, cuya ponderación era impensable cuando se trataba de invertir en un país de economía cerrada.

En consecuencia, tal y como he señalado en múltiples ocasiones, la imagen de todo país es tomada muy en cuenta por el inversionista, antes de llevar su proyecto de inversión a éste o aquel país.

Ayer, cuando nuestro aislamiento del resto del mundo rayaba en la insania, el peso asignado —si se les asignaba uno— a estos factores: actitud hacia las empresas y la inversión privada, imagen general del país y su gobierno, cultura de la legalidad y respeto del Estado de derecho, respeto de los derechos de propiedad y del contenido de los contratos junto con un Poder Judicial independiente y honrado en la aplicación de la ley, era prácticamente nulo. Hoy, la situación al respecto, es muy diferente.

Por lo tanto, lo que ha aflorado en México desde hace varios meses —cuyo nivel de violencia e impunidad para los delincuentes jamás lo imaginamos—, ha sido y es analizado concienzudamente. Es más, si nos atuviéremos solamente a lo publicado en medios que gozan de un buen nivel de influencia en los principales espacios financieros del mundo y además, lo que publican es tomado en cuenta por quienes deciden en los fondos de inversión y entre inversionistas independientes, la única conclusión a extraer es ésta: México hoy, ha perdido buena parte de su atractivo como destino de inversión extranjera directa.

Al mismo tiempo, los países donde sus gobernantes no temen a las consecuencias de aplicar la ley y hacerla respetar por todos para no dar espacio a la impunidad, se presentan como destinos más atractivos que México para la inversión.

Otro elemento que no debemos dejar de tomar en cuenta en esto de la imagen del país en el exterior, es que los que compiten con México para atraer inversión a sus países, aprovechan lo que hoy se da aquí para llevar agua a su molino lo cual no debería extrañarnos porque, tal y como sucede en todos los mercados competidos, esa conducta forma parte de las reglas de juego en esta competencia.

De ahí pues, cuando un funcionario declara que lo que hoy vemos no ha afectado ni afecta nuestra imagen como destino de inversión extranjera, lo que en realidad hace no es defender al país sino su cheque, y el abultado paquete de beneficios y privilegios asociados al puesto que ostenta.

Lo que vemos entonces, es la erupción de un volcán alimentado durante decenios; hoy, al romperse el dique que todavía ayer podía retrasar aquélla, vemos brotar la realidad salvaje y cavernaria del país que somos.

Lo otro pues, son declaraciones alejadas de la realidad hechas por burócratas interesados en el cheque y en quedar bien con el poderoso en turno,  no en la verdad para empezar a cambiarla.

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