José Yuste

Activo empresarial

José Yuste

19 Ene, 2015

Sucesión de terciopelo entre banqueros

Nada que ver con la vez anterior. La sucesión presidencial de la Asociación de Bancos de México, en esta ocasión, fue platicada, negociada y consensuada entre los mismos directivos del gremio financiero.

Robles y Peña, platicado y consensuado

Luis Robles, presidente de Bancomer, con toda legitimidad dijo que quería seguir un año más al frente como dirigente con todas las de la ley (actualmente es presidente interino).

Y Luis Peña, a quien muchos candidateaban para ser el próximo dirigente bancario, lo entendió, e incluso el presidente de HSBC dio muestra de institucionalidad: volvió a participar de manera activa en la Asociación y entra como vicepresidente de los bancos nacionales, después de haberlo platicado con Inbursa (Marco Antonio Slim), Scotiabank (Enrique Zorrilla), Banorte (Marcos Ramírez) y desde luego Santander (Marcos Martínez).

Peña regresa a participar dentro de la institución, tras haber estado algunos años fuera de la Asociación.

Hacienda, lo prefiere

Fue un ganar-ganar que las autoridades vieron bien.

El secretario de Hacienda, Luis Videgaray, seguramente vio con beneplácito el que los bancos no se pelearan, pues puede tratar con ellos el punto principal: que sigan prestando más, pues el crédito es el alma de la Reforma Financiera. Los préstamos bancarios están creciendo a más de tres veces la economía, lo cual es positivo.

Robles, credenciales para presidente

Por el lado de Luis Robles, debemos decir que el presidente de Bancomer se merece estar al frente de los banqueros.

Ha sido presidente ejecutivo en distintos periodos. Primero, con Ignacio Deschamps, representando a Bancomer. Y después, Robles repitió como presidente ejecutivo durante la gestión de Jaime Ruiz Sacristán. Y ahora que Javier Arrigunaga renunció a su gestión, fue Robles quien se mantuvo como presidente interino.

Pero, en efecto, no le había tocado ser el dirigente del gremio de manera formal. Ahora lo va a ser.

El también presidente del Consejo de Bancomer tiene en su haber un buen activo: sabe negociar y consensuar; ha logrado unidad entre los banqueros, lo cual no era fácil por los enfrentamientos de matrices extranjeras o mexicanas,  o de bancos grandes con pequeños.

Peña, institucional y ya decidirá adelante

Luis Peña también gana. Muestra que su actitud no es de capricho, sino al contrario, se muestra institucional al regresar a la Asociación de Bancos de México como vicepresidente de bancos nacionales.

Dentro de un año seguramente lo volverán a candidatear. Y él sabrá si acepta o no. Lo cierto es que Peña ha sido buen banquero. Cuando llegó a HSBC limpió el banco, al notar que había un flujo irregular a Estados Unidos. Además, ha venido compitiendo en donde debe ser: en tasas con créditos hipotecarios y empresariales.

ABM, viene año de tasas

La Asociación de Bancos de México tendrá durante este año a un presidente que la conoce. La sucesión fue tersa.

Y ahora esperemos que los bancos puedan ofrecer lo que se espera de ellos: buenas tasas, bancarización y mejores servicios. Viene un año de alzas en tasas, ya veremos cómo los bancos mexicanos responden a ello.

Servitje y CCE: Corrupción

Más claro ni el agua: hay enorme corrupción. Así lo definió Roberto Servitje, cofundador del Grupo Bimbo, durante la semana.

Pero así lo ha venido diciendo Gerardo Gutiérrez Candiani, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, quien está totalmente de acuerdo en el sistema anticorrupción.

La corrupción es un problema de incentivos, de mecanismos que no la frenan, que no la castigan, sino al contrario: quien es corrupto termina premiado con ganancias y pasando por encima de la ley sin que le pase nada.

La corrupción no es un problema de cultura, es un problema de incentivos: si hay espacios para la corrupción, se va a dar. En cambio, si hay transparencia, si puedes quejarte de un inspector y lo suspenden, si puedes ir a un tribunal a quejarte de un intento de extorsión y te dan la razón, tendríamos un sistema anticorrupción que funcione.

El Congreso quedó a medias con el sistema anticorrupción que, desde luego, debe ser independiente del Ejecutivo y ser totalmente transparente. Las quejas empresariales sobre corrupción se están dando porque los chantajes, físicos o monetarios, están a la orden del día y bloquean cualquier actividad empresarial, por pequeña o grande que sea. El Congreso tiene la palabra… y se está tardando.

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