El TSJDF y Ficrea

El Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal no invirtió fondos públicos en Ficrea, aun cuando sí el Fondo de Apoyo a la Administración de Justicia del Distrito Federal fue víctima del fraude perpetrado por Francisco Olvera y sus cómplices.

Parece un contrasentido; sin embargo, es necesario tener claras algunas definiciones para entender la situación.

El artículo 36 de la Ley de Ahorro y Crédito Popular establece claramente la prohibición de los gobiernos locales a invertir fondos públicos en Sociedades Financieras Populares. Las disposiciones bancarias aplicables establecen que la responsabilidad de vigilar la legalidad de los ahorros y las inversiones es el depositante.

En este caso se encuadran el gobierno de Coahuila y algunos organismos de municipios del Estado de México.

Los 110 millones de pesos invertidos por el Fondo de Apoyo a la Administración de Justicia en el Distrito Federal, no son fondos públicos sino privados.

El Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal recibe fondos por conceptos como pensiones alimenticias, rentas en juicios inmobiliarios y demás. La normatividad establece que estos recursos deben ser invertidos dentro de una organización regulada por las autoridades financieras en la institución que ofrezca los mayores rendimientos.

El dinero, que tiene un origen privado, sigue siendo propiedad del depositante o el beneficiario; sin embargo, los intereses que genere son propiedad del TSJDF, los cuales deben ser utilizados para infraestructura del propio tribunal.

Durante el gobierno de Ernesto Zedillo se diseñó este esquema. En algún momento llegaron a ser mil 600 millones de pesos que se han convertido en el nuevo edificio del TSJDF o el Instituto de Ciencias Forenses.

Así las cosas, es necesario establecer los siguientes puntos.

Primero. El TSJDF no violó la ley de instituciones de crédito llevando esos recursos a Ficrea ni tampoco la normatividad con la creación de un fideicomiso en Banco de Santander al que, en su momento, era la mayor tasa del mercado para una institución regulada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.

Segundo. No están en riesgo los depósitos hechos como producto de juicios, puesto que se trata de una parte bastante menor de su flujo operativo.

Tercero. Son víctimas del fraude perpetrado por Olvera y como tal deben comportarse de acuerdo con la ley.

Consecuencias

Estas precisiones no son el final de la historia, puesto que el propio TSJDF deberá determinar si hubo actos de corrupción por parte de alguno de sus funcionarios o del comité técnico del fideicomiso constituido en Santander. Aquí no deben descartase tampoco acciones indebidas por parte de funcionarios del banco que comanda Marcos Martínez, puesto que si bien los fideicomisos son fuera del balance del banco sí se tiene que llegar al fondo de la historia.

La semana pasada el presidente del TSJDF hizo declaraciones que, según parece, fueron mal interpretadas en diversos círculos. Pareció, en la opinión de algunos, que Edgar Elías Azar se había puesto en contra de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores o, en general, de las autoridades financieras.

La intención de este funcionario público fue dejar claro que ellos también eran víctimas del fraude cometido por Olvera y sus cómplices, por lo que tomarían todas las acciones a su alcance no sólo para que estos hombres enfrentaran las consecuencias de sus actos ante los tribunales sino para recuperar la mayor cantidad de recursos.

De hecho, no descarte que en el corto plazo el TSJDF y la comisión que preside Jaime González Aguadé den muestras claras y públicas de que no sólo no hay disputa o molestia entre ellos sino que mostrarán que son un frente común en contra de un defraudador que pronto deberá ser detenido y presentado ante la justicia.

Algo que deben entender los presuntos defraudados por Ficrea es que el enemigo se apellida Olvera que no es, ni ha sido, funcionario público. Que las autoridades financieras han actuado de buena fe y buscando el mejor interés de los afectados.

Ridículos

La Confederación Patronal de la República Mexicana fustigó la semana pasada a los funcionarios públicos que abandonan cargos de elección popular antes de que termine su periodo para lanzarse a uno nuevo.

Juan Pablo Castañón y sus agremiados parece que le dieron en la línea de flotación a muchos políticos que hoy se rasgan las vestiduras y hasta acusan de fascistas a los miembros de la Coparmex.

Quienes toman cargos de elección popular piden la confianza de las personas para cumplir un trabajo determinado que puede durar tres o seis años. El que lo abandonen es, por lo menos, un incumplimiento de contrato y una falta grave de responsabilidad, pues faltaron a su palabra.

Los políticos, en términos generales, no se cansan de demostrar que no están preocupados por la población sino de ir brincando de puesto en puesto como una manera de mantener impunidad vestida de fuero o seguir proyecto personales por encima de las personas.

Preocupa que ante una llamada respetuosa de atención, haya políticos que respondan con un discurso de odio y descalificación con acusaciones como fascistas que, en las antípodas de los argumentos, demuestran la poca clase que tienen las que las profieren.

Revisión

Ildefonso Guajardo, secretario de Economía, recibió ayer la visita de Michael Froman, representante comercial de Estados Unidos, para analizar la situación en la que se encuentra la relación bilateral en materia de comercio. En esta revisión también se incluyó el grado de avance que guarda el Acuerdo de Asociación Transpacífico (más conocido como TPP) en el cual se buscó que la posición de ambas naciones converja de tal modo que se garantice el máximo beneficio para la región de América del Norte.

El titular de la Secretaría de Economía jamás soltó la agenda económica; sin embargo, en los próximos días será posible ver un impulso redoblado en una de las dependencias que más tiene que ver con el bienestar de la población.

De hecho, la Secretaría de Economía entrará en una fase sumamente virtuosa a partir de las próximas semanas. Más vale ponerle mucha atención.