Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

17 Mar, 2015

Todo indica que con Pemex y el petróleo no hay que meterse; ¿acaso es propiedad privada?

La celebración este miércoles de un aniversario más de un acto que la demagogia, la ignorancia y la corrupción han convertido en la esencia patria, es ocasión propicia para aclarar las cosas.

La expropiación de los activos de las petroleras por parte del presidente Cárdenas, ha sido y es justificación y tapadera de ese pozo inagotable de corrupción, ineficiencia y dispendio, y atraso tecnológico y productivo que es Petróleos Mexicanos (Pemex). Sería injusto dejar de lado el complemento necesarísimo para llevar a la práctica esos atributos: el sindicato más corrupto del país, el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana.

Éste, desde siempre, ha tenido como cualidad la corrupción sistemática y permanente; ésta, se ha traducido en un saqueo ofensivo del recurso que es, desde 1917, de los mexicanos o al menos, eso es lo que establece la Constitución que nos rige desde febrero de 1917.

En relación con Pemex, hace cuatro días en Global –aquí en Excélsior–, titulé  mi colaboración con dos preguntas: ¿Y si pusiéremos a la venta Pemex? ¿Habría un ingenuo que la compraría? Por si le interesare: http://www.excelsior.com.mx/opinion/angel-verdugo/2015/03/13/1013209.

La respuesta, debo decirlo, hizo que me lloviera en mi milpita.

Lo menos que me dijeron, es que soy un ignorante; de los insultos, para qué le cuento. Lo peor fue –sin duda–, la ignorancia de la materia, exhibida por la casi totalidad de opinantes e insultantes. Ante sus comentarios e insultos, no puedo menos que pedirle a usted que por favor, no repita esa estupidez convertida en letanía patriotera de quienes desconocen todo del petróleo mexicano: Cárdenas expropió el petróleo el 18 de marzo de 1938.

Lo que hizo, sin jamás imaginar el daño que causaría a las futuras generaciones, fue expropiar los activos (los fierros, pues), de las compañías petroleras que operaban en México en ese año. Cárdenas, jamás habría podido expropiar lo que ya era nuestro desde la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que nos rige, el 5 de febrero de 1917.

Hoy, y desde ese día para no ir más atrás, el petróleo ha sido de los mexicanos; en consecuencia, así como el petróleo no era propiedad de las empresas petroleras expropiadas en 1938, tampoco lo ha sido y ni lo es hoy, de Pemex. Sin embargo, en una muy útil confusión, los gobernantes y sus funcionarios junto con los directivos y su sindicato, jamás han aclarado que Pemex no es, no ha sido y tampoco será propietaria del petróleo que pertenece a los mexicanos salvo, por supuesto, que nos lo pague.

Hoy, con las reformas aprobadas por el Congreso en materia energética, hay los elementos necesarios que permitirán empezar a aclarar aquella confusión para poder, así y de una buena vez, poner las cosas en claro: Pemex, repito,  no es dueño en modo alguno del  petróleo mexicano.

Entender y aceptar ese hecho, y su importancia y significación, es el primer paso para valorar la desastrosa realidad que hoy es Pemex. Entenderlo nos permitiría concluir lo que dejé ver el viernes: La única salida para Pemex sería, aun cuando nos neguemos a aceptarlo, vender los oxidados fierros que posee, si alguien se atreviere a comprarlos.

Seguimos el jueves con el tema.

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