Salo Grabinsky

Del verbo emprender

Salo Grabinsky

4 Abr, 2015

Vacaciones en el DF

No puedo negarlo: Soy defeño de corazón y como todos los capitalinos, tengo una relación amor-odio con esta megalópolis. Me molesta sobremanera el tráfico y la pérdida de horas de trabajo, lectura y entretenimiento con la familia que significan el estar parado horas enteras y llegar tarde a citas, eventos o simplemente a casa.

Odio cuando este problema lo causan 25 a 30 personas que, aunque están en su derecho de manifestar su malestar y exigir justicia a sus demandas, hacen de las suyas en vías principales sin importarles el caos que logran y, obviamente, la poca simpatía que causan en el hombre o mujer de a pie (o de coche, taxistas y autobuses).

Les vale gorro lo que pensemos, y ese exceso de manifestaciones nos hace a nosotros los ciudadanos tener hacia los manifestantes y sus causas desde una profunda apatía hasta un justificado enojo. Además, ¿quién les financia sus gastos de transporte y estancia? No quieren saberlo, amigos lectores.

Con lo anterior, se acabó el enfado perenne. Ahora en estas vacaciones, la Ciudad de México es una verdadera joya. El cielo debe estar límpido, los parques y diversiones tienen gente, pero no aglomeraciones, excepto en Iztapalapa el viernes de Semana Santa. Puede uno ir a fondas y restaurantes sin hacer colas, y los cines y muchos teatros están abiertos.

Les recomiendo algunas atracciones de este periodo:

Museos: En el Centro Histórico hay, literalmente, decenas de museos. Mis favoritos son el de la UNAM en San Ildefonso, el del Palacio de Bellas Artes y el de la Ciudad de México, sin faltar el de Economía, Artes Populares, el Estanquillo de Monsiváis, y muchos templos maravillosos. Gocen el Centro, que es un lugar espectacular a escala mundial.

En el área de Chapultepec  están otros grandes museos, como el de Arte Moderno, el  Tamayo en un edificio de una impecable arquitectura y, por supuesto, el imprescindible  Museo de Antropología.

La cultura se expandió hacia el “nuevo” Polanco con atracciones como el Acuario y el Museo Soumaya que, aunque sujeto a opiniones diversas, vale la pena conocer. La última joya de esa zona es el nuevo Museo Jumex. Por cierto, en dicho recinto actualmente hay una de las más grandes exhibiciones temporales de este año con la obra de Alexander Calder, pintor y escultor estadunidense que visitó México muchas veces y dejó amplia huella (La monumental escultura del Estadio Azteca, por ejemplo). No se pierdan esta muestra porque termina en junio y es fascinante ver expuesta su obra.

En el sur, se  goza caminando por los antiguos pueblos de Coyoacán, San Ángel, Tlalpan y la Ciudad Universitaria de la UNAM con sus centros culturales, o yendo en el cómodo Turibús. También están las instalaciones dedicadas a Frida Kahlo y Diego Rivera, además del Museo Dolores Olmedo, sin olvidar la casa de Trotsky donde este líder fuera vilmente asesinado. Hay ruinas arqueológicas e iglesias coloniales dignas de visitar.

Hay remansos de paz, como los numerosos parques del DF y la zona metropolitana. No sé si todavía hay audioramas en Chapultepec (primera sección) y en el Parque Hundido. Está Xochimilco, Polanco, la Alameda y muchos otros. ¡Aprovechen que estarán semivacíos!

Finalmente, hay revistas que nos definen qué teatros, conciertos y otras actividades van a estar abiertos esa semana. La oferta de esta ciudad no le pide nada a cualquier metrópoli del mundo y, por eso, a pesar de todo, una urbe espectacular.

A los que salieron a las playas mexicanas, por favor tengan cuidado y que el regreso les sea tolerable, aunque lleguen sin un quinto. ¡Felices vacaciones!

 

 

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