Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

1 Jun, 2015

El gobierno confunde sus prioridades

Es común que los gobiernos no sepan para quién gobiernan y protejan a grupos de interés y de presión, por encima de los ciudadanos.

Un buen ejemplo de lo anterior es la disputa entre los taxistas y la empresa Uber, en la que el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, claramente dijo que protegería a los 100 mil taxistas que operan en esa entidad y que, por lo mismo, Uber no entraría.

Es decir, el gobernador mexiquense prefiere proteger a 100 mil taxistas que velar por los intereses de los millones de ciudadanos que merecen un servicio eficaz y a un precio razonable.

Eruviel Ávila prefiere que los ciudadanos reciban un mal servicio, sean víctimas de abusos y de tarifas infladas.

La lógica diría que la obligación de ése y de todos los gobernadores es proteger a los ciudadanos en general; que sean ellos quienes reciban el mejor de los servicios al mejor de los precios.

Pero éste no es el ejemplo único de esa confusión de los gobernantes.

El anuncio hecho apenas este fin de semana de que se suspenden los exámenes a los maestros significa que el gobierno protege a ese gremio, el de los maestros, aunque millones de niños reciban una educación de mala calidad.

Una parte de los maestros agrupados en la CNTE ha destruido la educación en Oaxaca, arruinado la vida económica de esa entidad; afectado a millones de ciudadanos con tomas de carreteras.

Pero el gobierno piensa que es preferible ceder a ese grupo de presión y tolerar que viole la ley, a defender los derechos de millones de niños.

Y qué decir de la forma como durante décadas se ha protegido a los trabajadores petroleros, aunque millones de mexicanos reciban una gasolina cara y de mala calidad.

Desde luego, tampoco se puede ignorar la complacencia gubernamental con los oligopolios privados, a quienes se les toleran malos servicios y precios elevados.

Ha sido tradicional que los gobiernos mexicanos ignoren que sus acciones deben ser a favor de las mayorías y no de los grupos de presión; de organizaciones sindicales o patronales.

Esa actitud gubernamental ha creado en México grupos que obtienen beneficios económicos inmerecidos que pagan todos los ciudadanos.

Y mientras los gobernantes sigan con esa creencia de que deben proteger y tolerar a los grupos de presión aunque se perjudique a la mayoría de los ciudadanos, seguiremos padeciendo a taxistas abusivos, maestros incompetentes, servicios malos y caros.

Los ciudadanos no tienen en realidad quien los defienda; debiera ser el gobierno. Una de las razones para que la humanidad creara gobiernos es para que representen a los ciudadanos en la defensa de sus intereses.

En todas las sociedades existen grupos que buscan obtener privilegios, “tomadores de rentas” les llaman los economistas. Y la obligación del gobierno es controlar esas ambiciones para que los ciudadanos no sean atropellados.

Pero cuando, como sucede ahora en México en muchos casos, el gobierno protege a esos “tomadores de rentas” por encima de los intereses de la mayoría, se abre la puerta a ineficiencias y abusos.

Hasta el próximo lunes con nuevas... Perspectivas.

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