Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

30 Jun, 2015

¿Qué esperar del Presupuesto de Egresos del año 2016?

Si bien el plazo para entregar al Congreso de la Unión el Paquete Económico vence este 8 de septiembre, los señalamientos y documentos pretendidamente metodológicos dados a conocer por la Secretaría de Hacienda relacionados con esa ocurrencia irrealizable que es la elaboración de un supuesto Presupuesto Base Cero, debe llevar a preguntarnos, desde ya, qué es lo que este país —particularmente la economía y los agentes económicos privados—, pudiere esperar del Frankestein que se cocina.

 Lo primero que habría que señalar, antes de responder aquella pregunta, tiene que ver con las conocidas deficiencias que caracterizan nuestra forma de presupuestar, y determinar las partidas presupuestales correspondientes. Éstas, a querer y no, son la expresión de la manipulación y control político que ejerce la clase política sobre amplios grupos sociales y no, en modo alguno, la búsqueda del mejor uso de los recursos del erario los cuales, como sabemos, son siempre escasos.

A esto último debemos agregar, pues se trata de la asignación de recursos públicos, la profunda y extendida corrupción la cual, ¿quién en su sano juicio podría negar esta realidad?, es la norma que la clase política sigue como si fuere dogma religioso.

La distribución o reparto resultado de las negociaciones entre bandas de prespuestívoros —de una parte muy menor del monto total que alcanza cada año el Presupuesto de Egresos de la Federación—, es la expresión de las peleas por el botín entre grupos de diputados los cuales, ven en esos fondos y su destino, el pase de cada uno de ellos a otra posición donde, sin rubor alguno, seguirán buscando elevar su riqueza acumulada y los privilegios adquiridos a lo largo de años.

Esas prácticas, elemento central de nuestro quehacer político, ¿van a desaparecer, o permitirán la elaboración de lo que equivocadamente llaman Presupuesto Base Cero? Es más, ¿cómo y con qué elaborará la Secretaría de Hacienda un proyecto así, cuando se carece de los indicadores obligados, y del conocimiento y experiencia para acometer un reto de esa magnitud?

Es más, ¿cómo entender el que recurran a una metodología que hace años cayó en desuso por su inaplicabilidad? ¿Acaso se debe a la necesidad de recortar un gasto incontrolable pero, sin tener que pagar el costo político de los recortes obligados?

De la misma manera, ¿cuáles podrían ser los criterios e indicadores que utilizarían los diputados, para reasignar éstas o aquellas partidas que el Proyecto de la Secretaría de Hacienda contendría?

Por otra parte, durante el año próximo en doce entidades se llevarán a cabo elecciones y, si nos atuviéremos a lo visto en las celebradas este 7 de junio, quedaría claro que dos o tres estarían más que interesados en que en el mayor número de aquéllas resultare victorioso el partido que usted ya conoce. Luego entonces, ¿en verdad piensa usted que los recursos del Presupuesto de Egresos del año 2016, serán destinados de acuerdo con esa ocurrencia del Presupuesto Base Cero?

Por ello afirmaría que, en vez de un Presupuesto Base Cero para el año 2016, vamos a tener uno diferente un poco diferente, un Presupuesto Base 2018. ¿No le parece así?

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