Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

30 Jul, 2015

¿Cuándo cerraremos Pemex? ¿Y la CFE cuándo?

Este martes, Petróleos Mexicanos dio a conocer los resultados preliminares correspondientes al segundo trimestre de este año. Revisar las cifras del reporte y las láminas de la presentación que lo complementa, es encontrarse ante una realidad la cual, unos y otros desearíamos fuere simple ficción.

La situación en que se encuentra esa empresa productiva del Estado, es de dar miedo; la realidad que se deja ver entre porcentajes, cifras y millones de barriles diarios, dibuja sin piedad alguna la tragedia del país entero. En esas hojas, sólo es cuestión de querer ver, están plasmados —con la frialdad de las cifras—, el saqueo y el dispendio sin medida; ahí está, sin maquillaje alguno, lo que somos como país.

Por más buenas intenciones que pudiéremos tener con respecto al futuro de Pemex, la realidad termina por imponerse; ésta, no es otra que la quiebra de lo que para muchos es orgullo nacional y también para no pocos, la mejor prueba de la tragedia que ha sido el saqueo sin freno alguno de los bienes públicos y peor aún, de lo que ha sido el Estado como empresario.

Ante lo que las cifras muestran, la conclusión es obligada: Pemex está en quiebra y, son de tal gravedad sus problemas, que sólo nos queda liquidar a casi todo su personal, y vender no pocos de los fierros inservibles que aún quedan por ahí. Al mismo tiempo, habría que conformar una empresa nueva cuyas actividades se circunscribieren, exclusivamente, a la exploración y extracción de petróleo.

¿Tiene salvación Pemex? ¿Es posible reformar ese desastre, el cual hemos construido con un celo digno de mejor causa, durante estos últimos 70 años? ¿Acaso hay algún ingenuo que piense, que una empresa así pudiere ser rentable? ¿Quién en su sano juicio se atrevería a afirmar, que ese pozo inagotable de corrupción podría elevar sus niveles de productividad en un tiempo razonable, para estar en condiciones de competir con las  empresas petroleras del mundo?

Lo que salió a flote cuando se liquidó Luz y Fuerza del Centro, palidece ante lo que dejan ver los estados financieros de Pemex dados a conocer este martes. Si bien, podría decir alguien, esto no es nuevo pues viene de muy atrás, yo estaría de acuerdo con él pero, también el que eso dijere debería aceptar la realidad: hay que cerrar Pemex, no tiene salvación.

Hay que hacerlo hoy; hay que empezarlo a hacer ya, cuando el gobierno tiene aún cierto margen de maniobra. De lo contrario, esperar más tiempo para que ese pozo de corrupción y dispendio llegare a ser eficiente y rentable, tiraríamos a la basura lo que quizás pudiéremos salvar todavía.

En pocas palabras, Pemex es hoy un cadáver insepulto; lo es, casi de la misma manera que la Comisión Federal de Electricidad. Ambas empresas productivas del Estado, son refugio de incapaces y de corruptos; hábiles en quedar bien con el poderoso en turno pero, imposibilitados para corregir males que vienen desde hace no pocos decenios.

¿Se atreverán a hacer lo que Calderón hizo con Luz y Fuerza? Por supuesto que no pero, recuerde que cuando el cierre sea una acción imposible de posponer, casi nada quedará por salvar.

La realidad, las más de las veces, ¿verdad que es dolorosa?

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