David Páramo

Análisis superior

David Páramo

4 Ago, 2015

Histeria nacional

Si usted comete el error de no ser políticamente correcto, seguramente será muy criticado por oleadas de personas que tienen una gran habilidad para buscar o torcer datos económicos con los cuales buscan confirmar su pesimismo.

Como pocas veces, durante la administración de Enrique Peña Nieto se ha visto un fenómeno de pesimismo económico. Pase lo que pase y aun cuando los datos económicos lo desmientan, la gente sigue pensando que el país se encamina a una crisis económica sin precedente.

Hace un año y medio la “moda” entre los expertos financieros era criticar el pobre crecimiento de la economía. Así fueran los analistas que mensualmente consulta el Banco de México o cualquier organismo (desde los serios hasta los “patito” como el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado) era tomado como una suerte de oráculo que, indefectiblemente, tendría la habilidad para saber qué pasaría y, por tanto, dar confirmaciones para el pesimismo personal.

En cuanto alguno de estos grupos hacía su pronóstico, rápidamente surgían quienes prácticamente a gritos exigían a la Secretaría de Hacienda que cambiara su estimación del crecimiento del PIB. Les decepcionaba la consistencia de Luis Videgaray, quien siempre decía que sólo se confirma o ratifica la estimación del PIB al conocer los datos duros del Inegi.

Sin embargo, esta moda pasó. Quizá algunos se rindieron o encontraron un nuevo juguete.

TIPO DE CAMBIO

En el cambio de “moda” sobre las preocupaciones de analistas y medios histéricos brevemente se puso en boga la preocupación sobre la caída de los precios del petróleo. A pesar de que la mezcla mexicana se encuentra bordeando “en la barrera sicológica” de los 50 dólares por barril, parece que a nadie le preocupa. También les decepcionó que la Reforma Fiscal esté dando resultados tan positivos como para compensar los efectos negativos de la menor venta de combustibles y, por lo tanto, de los ingresos presupuestales.

Quizá no tocan mucho el tema porque también desmiente la corriente de opinión en el sentido de que la Reforma Hacendaria impuso un grave golpe a los bolsillos de las personas. A pesar de que los datos los desmienten abiertamente algunos aseguran que los cambios fiscales han frenado el consumo. No importa que organismos independientes como la ANTAD digan lo contrario.

Era más fácil gritar a los cuatro vientos que la Reforma Hacendaria era “tóxica” que reconocer que, a pesar del sacrificio que plantea para las clases medias y altas, es correcta para el país.

Entonces, se buscó un nuevo tema de preocupación y a partir de ahí comenzaron a crearse monstruos por debajo de la cama y también en el clóset. Se cree, con base en experiencias anteriores, que volatilidad es sinónimo de crisis o que la apreciación del dólar frente al peso se ha generado por la “perversidad” del presidente Peña Nieto, quien todo lo puede, pero elige hacer el mal a la población.

En las últimas semanas, con la irresponsable complicidad de organismos de iniciativa privada como la Concamin o la Canacintra, inició la “moda” de creer que el país se enfrentará a una escalada hiperinflacionaria derivada de la volatilidad del tipo de cambio por lo que exigen al gobierno “defender al peso como un perro” o algo así.

INFLACIÓN

Otra vez los datos duros desmienten al “tren de la desinformación”. Hasta el momento no se ha registrado ninguna presión inflacionaria derivada de la depreciación del peso frente al dólar.

De hecho, la inflación en México se encuentra en el nivel más bajo desde que comenzó a medirse, 2.7%. Este nivel representa una disminución de un tercio con respecto al ritmo anual de crecimiento que tenía en diciembre del año pasado y se encuentra 1.3 puntos porcentuales por debajo del objetivo del Banco de México de mediano plazo.

Habría que recordar años como 1987 cuando la inflación fue de 157% o 1995 cuando el Índice Nacional de Precios al Consumidor creció a una tasa cercana a 60%, ésas sí eran inflaciones elevadas.

REFLEXIÓN

En esta columna he sido particularmente insistente en que la economía está teniendo un gran comportamiento a pesar de un año francamente intenso en el contexto internacional. No me detendré a defender el derecho a la libre opinión, pero sí a la obligación de hablar con hechos y no con creencias o desde una posición tan cómoda como irresponsable.

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube